El sistema táctil –un concepto que se remonta al primer iPhone– cumple 16 años como herramienta de comunicación. Por este motivo, algunas empresas ya están desplegando el paradigma que sucederá a la tecnología actual: la computación ambiental.
Este término se utiliza para describir un entorno en el que los dispositivos conectados, la inteligencia artificial, el aprendizaje automático, los datos y la actividad humana se fusionan para generar resultados sin necesidad de comandos ni teclados.
El punto ciego del sistema actual es que, además de poco intuitivo es perjudicial, ya que, en todo momento, requiere mantener la cabeza inclinada sobre el celular. Su reemplazante, destaca por un método natural y sin fricciones.
La gran diferencia que introduce la computación ambiental es que se interactúa con el entorno y el hardware responde a estas acciones en segundo plano, de forma invisible, armónica y simbiótica.
But what they could be missing is that AI is going to render hardware itself kinda obsolete and certainly fundamentally change the interfaces. I’m really excited to see how the conversations evolve. 4/
— Jessica Lessin (@Jessicalessin) September 27, 2023
Como explicó en X Jessica Lessin, editora de The Information, el avance de la inteligencia artificial generativa (IAG) volverá obsoleto el celular y pronto será necesario confeccionar una nueva interfase.
El objetivo es que las frágiles pantallas de 7 pulgadas sean substituidas por un colgante, un wearable o lentes capaces de procesar la información en tiempo real, utilizando un sofisticado asistente virtual que responde preguntas y se anticipa a las dudas.
Un claro ejemplo de esta innovación es la función Crash Detection del Apple Watch, la cual, al detectar una colisión a alta velocidad, dispara un llamado de emergencia, sin necesidad de que intervenga el usuario.
Otro caso similar son los termostatos inteligentes que modifican la temperatura del ambiente en función de la cantidad de personas que están en una habitación.
Información sin fisuras
Humane, la misteriosa startup creada por dos antiguos empleados de Apple, acaba de revelar los detalles de su producto estrella. Se trata de Ai Pin, un “dispositivo autónomo con una plataforma de software que aprovecha el poder de la IA”.
El encargado de participar este avance fue Imran Chaudhri, uno de los fundadores, quien lo presentó como “una oportunidad para que la gente lleve la IA a todas partes y para desbloquear una nueva era de informática móvil personal, sin fisuras, sin pantalla y con sensores”.
La IA portadora de este sistema permite realizar resúmenes de charlas, recomendar alimentos, escanear etiquetas y traducir idiomas en tiempo real.
El producto en sí es un pequeño dispositivo que puede acoplarse en cualquier vestimenta (la firma organizó un desflile de moda para mostrarlo) y que proyecta una interfaz gráfica en zonas cubiertas por la dermis como la palma de la mano.
Consta de un mini proyector que reemplaza la pantalla y en su interior porta una cámara y un parlante. Hace uso de reconocimiento óptico para las funciones de IA. No necesitar una palabra de activación ya que está siempre encendido.
La idea es que Ai Pin realice muchas de las tareas que cumplen los móviles. Desde activarse con un simple toque de la mano y ofrecer un calendario de los próximos eventos, un resumen de los mensajes o una indicación para realizar una llamada telefónica.
Como apuntó Chaudhri, el wearable opera mediante comandos de voz. Con una “palabra de activación” similar a la que tienen Alexa o Siri. El dispositivo proyecta diferentes LEDs para que el usuario sepa si el micrófono está activado o la conexión se bloqueó.
Si Humane es capaz de cumplir sus promesas, el Ai Pin puede convertirse en una de las combinaciones de hardware y software con inteligencia artificial más avanzadas del mundo.
Un bloque de inteligencia
Sam Altman, el cerebro detrás de ChatGPT, entendió que su gran invento reclamaba el soporte de un hardware que logré su despegue definitivo. Pero en lugar de un celular o una computadora, su creación exige un envase disruptivo.
Para darle forma a este objeto, entró en conversaciones con Jony Ive, el diseñador detrás del iPhone, el iPod y el MacBook Air, que pegó el portazo en Apple cuando asumió Tim Cook.
Ahora, los dos creadores y sus compañías se están asociando para darle forma al iPhone de la IA que sucedería a los móviles y ofrecería los beneficios de la IA, sin las restricciones de las pantallas actuales.
En los últimos meses, Altman e Ive estuvieron ensayando algunos conceptos y el prototipo resultante –que nunca fue exhibido ni se filtró su composición- obtuvo 1.000 millones de dólares en financiación de Masayoshi Son, el inversor tecnológico japonés que dirige el SoftBank.
Con este respaldo financiero, la dupla podría aprovechar la experiencia en semiconductores de Arm, la empresa británica de diseño de chips que Son compró en 2016 y que recientemente salió a bolsa.
Durante una charla organizada por The Wall Street Journal, el líder de OpenAI remarcó que “hay algo muy genial por hacer, pero todavía no sé qué es”. Lo que sí dejó en claro es que su intención no es salir a competir contra los móviles.
Facilitar el contacto visual
Magic Leap es una firma pionera en el tratamiento de lentes con realidad aumentada. Es decir, exhiben objetos renderizados en el campo de visión del mundo real.
En lugar de estar destinados al entretenimiento doméstico, fueron concebidos para el ámbito profesional. Lo que implica mantener reuniones virtuales en donde se pueden compartir objetos digitales o discutir proyectos en pizarrones virtuales.
Tras una primera versión decepcionante que motivó el cambio de timón en los altos mandos, este año, Peggy Johnson, la nueva CEO que viene de Microsoft y Qualcomm, presentó una segunda versión más próxima a las expectativas.
Este nuevo modelo es más inversivo gracias a un campo de visión diagonal de 70 grados, una resolución de 1.440 por 1.760 píxeles en sus pantallas (con hasta 2.000 nits de brillo) y una tasa de refresco de 120 Hz.
Los lentes traen una CPU AMD Zen 2 de 8 núcleos y de la GPU GFX10.2 fabricada por AMD, una cámara de 12.6MP, otras para profundidad, seguimiento ocular y campo de visión y seguimiento manual de 60FPS para gestos.
Las Magic Leap 2 ofrecen 3,5 horas de uso ininterrumpido y un almacenamiento de 256 GB. Además, hasta 7 horas en modo sleep y una gran cantidad de sensores que se encargan de monitorear el entorno cotidiano.
Otra mejora es un navegador web nativo que permite acceder a contenidos, participar en videoconferencias WebRTC, compartir materiales a través de plataformas como Microsoft Teams y Google Meet, así como interactuar con experiencias WebXR inmersivas.
La edición estándar ronda los 3.000 dólares y la Developer Pro rondan los 4.000 dólares. Entre su público aparecen profesionales de la medicina, la fabricación de productos, comercio minorista, e incluso también de defensa.