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El indiscutible líder de los Beatles no creía en Jesucristo, ni en Buda ni siquiera en Elvis, Dylan o los Beatles, pero tampoco en los iconos del tercer mundo, a los que despreciaba tíránicamente. Les llamaba los “santos muertos”.
Estimaba en pobre o nulo el valor de Gandhi, Martin Luther King o el propio Kennedy. Los llamaba también héroes muertos, porque decía que los verdaderos mensajes hay que lanzarlos todavía vivos, cuando se puede ser un apóstol para dar el autentico poder al pueblo.
John Lennon ha pasado como uno de los iconos del siglo XX, de la estatura de Gandhi, Martin Luther King o el propio Kenendy. Es decir, que se ha convertido en otro de los “santos muertos” que tanto odiaba.
Seguro que Lennon se hartaría de la cantidad de panegíricos que escupimos justo en sus aniversarios.Como cualquier ser humano, había otros John que apenas conocemos.
Justo cuando Brian Epstein le obligó a escribir una canción nueva en tan sólo una noche, porque los productores de la segunda película de los Beatles habían decidido cambiarle el nombre. Se llamaría ‘Help’ y él se lo tomo como un grito, un “s.o.s.”, porque se veía gordo, fatuo y no quería ni a Cynthia ni a su hijo Julian.
Como aquel John de un par de años después que estaba en viajes de ácido constantemente. Su compañero no era otro que John Dunbar, depresivo tras la fuga de su esposa Marianne Faithfull con el cantante de los Rolling Stones, Mick Jagger.
Para disimular, John siempre le decía Dunbar que sonriera, porque nadie hace preguntas a un hombre sonriente. Era una manera de tapar su personalidad de personaje paranoico.
Hay datos quizá desproporcionados de que quiso “matar” a su viejo compinche Paul Mc Cartney cuando anunció este que se separaba de los Beatles, cuando habían pactado silenciarlo. John no se conformó con escribirle ‘How do you sleep?’ (“¿Como puedes dormir?) en el álbum “Imagine”.
Cuando constató que Paul le había hecho perder casi un millón de libras esterlinas de aquella época, en 1970, Yoko, de la familia de uno de los más grandes banqueros de viejo imperio de Hiro-Hito, quiso que Paul pagara su culpa de una “forma diferente”. Yoko ni perdonó ni olvidó.
John recibió una llamada de Paul el 15 de enero del mismo año en que John fue asesinado. Paul tenía una “hierba que era dinamita” y antes de partir hacia Japón quería pasar una rato divertido con su viejo amigo. Yoko rabió. Y parece que decidió pasar a la acción cuando se enteró de que en estancia en Tokyo, los Mc Cartney iban a ocupar la suite Presidencial del Hotel Okura. Es decir, la residencia oficial de los Lennon en Tokyo.
¿Qué hizo Yoko para que a Paul le detuvieran en el aeropuerto Narita con esa “hierba dimanita?. Nunca lo sabremos. Una vez le pregunté a Yoko y me contestó que eran todo patrañas de Paul al acusarla a ella de que había avisado a la autoridades japonesas. Un periodista inglés descubrió después que Yoko tenía un primo hermano que dirigía la aduana del aeropuerto.
Un vehemente y novel revolucionario como John Lennon, en 1971, en su peor episodio con la heroina, en su “Cold Turkey”, conoció al revolucionario Malcom X. A John le parecía parte del “movimiento”, como un Fidel Castro, Timothy Leary o el propio Mao. A John se le ocurrió darle dinero para el I.R.A. Aunque Yoko lo desmintió no hace mucho. Uno no puede entender como un “santo”, con la perspectiva actual, podía comportarse de esa manera. Las historias sobre su lado oscuro serían interminables.
Pero como sus compañeros del club de los “santos muertos” es el gran hombre en todos nuestros corazones. El hombre que escribió “Todo lo que necesitas es amor”, “Dale una oportunidad a la paz”, ”Imagina un lugar sin banderas ni religiones …”. Ese es la “luz” de John.
https://youtu.be/IMszbx6FTiw