En Netflix las películas que combinan erotismo y thriller suelen tener buenos resultados (en cantidad de clics). Mea culpa, que estrenó este viernes en la plataforma de streaming, viene a sumarse a esa camada en la que, siempre, pero siempre, dos personajes no se sienten atraídos, hasta que sí.
O tal vez la primera vez que Mea Harper (Kelly Rowland), abogada penalista, vio a Zyair Malloy (Trevante Rhodes, de Luz de luna y Bird box: a ciegas) sintió algo. Lo mismo al pintor, acusado de haber asesinado a su novia mexicana de seis meses de relación.
Zyair no anda con la brocha gorda (no es un eufemismo) sino que es un artista plástico de renombre. Los paparazzi lo persiguen tras la muerte de Hydie. Pero no encontraron el cadáver, o eso parece.
El asunto es que Mea, que según el título tiene la culpa, es cuñada del fiscal del caso. El incriminado quiere sí o sí que ella lo defienda.
La relación de Mea con su familia política, salvo con su concuñada, es pésima. Con su marido está haciendo terapia de pareja (se enteró de que tuvo sexo con otra mujer), pero lo cubre y apaña desde que hace meses lo encontraron drogado siendo anestesiólogo. En casa de herrero…
Su cuñado, que quiere postularse como alcalde de Chicago, ve en el caso un trampolín, y tampoco la trata con cariño a Mea.
Peor es la madre: como dicen que tiene cáncer, Kal la llena de objetos, que paga su esposa, porque él no tiene ni un cuarto de dólar.
¿Y el erotismo?
Bueno, a no desesperar, que cuando Zyair le diga a Mea que va a salir a bailar, y ella le aconseje que no, que debe parecer acongojado, el tipo la lleva a un lugar donde hay sexo desenfrenado y a Mea hasta le ofrecen éxtasis.
Habrá más, pinturas incluidas, pero no vamos a arruinar con spoilers el que para muchos será el atractivo de la película.
Hay cosas que por más que haya un giro ingenioso en los últimos 20 minutos, no cierran. Dicen que hay fragmentos del cráneo de la mexicana en una pintura de Zyair en su casa. Zyair está hasta las manos, porque Hydie le mandó un video desde su celu a su hermana (él ni sabía que su novia tenía una hermana) en la que dice que, si aparece muerta, fue él.
El hombre tiene todos los boletos para ganarse la cadena perpetua. No parece sociable, sí egocéntrico, y cada vez que abre la boca para responderle a Mea no es para brindar una pista, sino para decirle que ella lo encuentra atractivo a él, y que a él lo erotiza verla.
Todos los personajes son afroamericanos, menos la madre de Kal, que vaya a saber uno cómo salió con esa piel, si es hijo de la pelirroja Kerry O’Malley (la secretaria de The Killer).
No tienen por qué saberlo, pero Kelly Rowland es también cantante: formó parte del grupo Destiny’s Child junto a Beyoncé. Pero acá, no canta.
Thriler. Estados Unidos, 2024. 121′, SAM 16. De: Tyler Perry. Con: Kelly Rowland, Trevante Rhodes, Kerry O’Malley, Sean Sagar, Shannon Thornton. Disponible en: Netflix.