Después de algo más que unos simples “dimes y diretes” entre Andy Shernoff y Handsome Dick Manitoba – la cosa acabó de manera legal e impidiendo que Manitoba pudiera volver a usar el nombre de The Dictators para cualquier proyecto musical – volvían los neoyorkinos a la carga. Esta vez con nueva formación, Andy Shernoff al bajo, Ross The Boss a la guitarra, Albert Bouchard (de Blue Öyster Cult) a la batería y el nuevo cantante, Keith Roth también a la guitarra. Al lamentable espectáculo por ambas partes, en lo tocante a declaraciones en redes y entrevistas (más por Manitoba) mejor no prestarlo mucha atención y centrarnos en lo importante, el rock and roll.
Para esta gira, propiciada valientemente por la promotora Kivents, han estado abriendo para los neoyorkinos, los veteranos y “ramonianos” Bonzos. La formación bilbaína con más de 25 años a sus espaldas, mantienen una larga historia de amistad con Andy Shernoff y los suyos, ya que su primer disco, 341 Broome st (1997) fue producido por el Dictator en Nueva York.
Y así, la maquinaria de Bonzos se puso a funcionar con puntualidad y nos pasó como un bulldozer por encima, sin paradas, al estilo de los “cuatro cazurros de Queens”, que tanto veneran. En esta ocasión la práctica totalidad del set fue en inglés, dejando de un lado sus composiciones en castellano.
Comenzaron con el clásico trallazo “T.N.T” de su mencionado primer álbum, sobre el que se sustentó la gran parte del setlist, suponemos que como guiño a su amigo Andy. Muy potentes y agiles fueron disparando otros temas como: “Baby Baby”, “I Wonder”, o “Waiting for Your Love”. Dando una única concesión a su idioma natural en “Cementerio Indio”, tema cuyo comienzo es un homenaje/broma a costa “I Wanna Live” de los Ramones. Para ir finalizando nos deleitaron con una brutal versión del “Surrender” de Cheap Trick. Rock and roll ramoniano sin contemplaciones en toda la jeta
No seré yo el que niegue que tenía mis reservas a ver a The Dictators sin Manitoba. Qué sí, que sé de sobra que el primer cantante real de la banda fue el propio Andy Shernoff, pero indiscutiblemente el buque insignia y frontman de los “proto- punkers” fue Handsome Dick Manitoba y de ahí no me bajáis. El último concierto que vimos con este al frente de la banda fue en la gira de 2017, de la que dimos buena cuenta por aquí.
El caso es que, escépticos como yo y fans irredentos con camisetas de la banda y con más años a sus espaldas que la propia banda que iba a presentarse, nos agolpábamos en la sala Copérnico para ver esta misión de resurrección en la que incluso hay temas nuevos. Y allí salían ellos saludando con el nuevo cantante y escupiendo como primer aviso “New York, New York” canción, que curiosamente es primigenia del disco de Manitoba´s Wild Kingdom (MCA 1990). ¿Broma de Andy Shernoff hacia su examigo? ¿Guiño a los fans? En cualquier caso, buena elección como declaración de intenciones para el concierto.
Continuaban sin respiro con “Avenue A” y la primera gran coreada de la noche, “Minessota Strip” para ir a parar al nuevo single que compusieron durante los momentos más álgidos de la COVID, “Let´s Get The Band Back Together”, cantada con poco acierto por Andy Shernoff y recibida de manera un tanto fría por el público madrileño.
Regresaban los Dictators que todos querían ver con un trío de ases infalibles como: “The Savage Beat”, “It´s All Right” y una ralentizada versión (en comparación con lo que solían hacer en directo anteriormente) de “The Nex Beat Thing”. A estas alturas del concierto nos habíamos dado cuenta de algunas cosas, como por ejemplo que, a falta de “rock star” en la banda que le haga sombra, Ross The Boss ya no tiene cortapisas a la hora de darle a los punteos, que se hacen interminables en algunos tramos. O que, Keith Roth como nuevo vocalista cumple con oficio y talento, sin embargo: me parece que la diferencia de edad entre él y el resto de la banda es notable y hay veces que este tira demasiado rápido de los demás y no están para seguirle el ritmo.
La versión de The Velvet Underground – “What Goes On” – que han recuperado para sus directos, sirvió como puente para el tramo final de concierto, plagado de conatos de pogo y saltos al borde de las lesiones musculares por culpa de la edad del público.
La muy celebrada “Pussy & Money” solo se vio ensombrecida por una versión de Blue Öyster Cult; “Dominance and Submission”, cantada por el baterista Albert Bouchard. ¿Pero a qué habíamos venido aquí, a ver a The Dictators, o a esos jevis de los Öyster?
Quizás para resarcirse enfilaron con otro trio ganador, “Faster and Louder”, “Who Will Save R&R” y “Stay With Me”, que salvaron una actuación corta y con altibajos. Para los bises optaron por la nueva “Thank You and Have Nice Day”, como si quisieran dar un golpe en la mesa con los nuevos temas y rematando con la clásica “Two Tub Man”.
¿Se lo pasaron bien ellos sobre el escenario? Tiene toda la pinta. ¿Disfrutó el grueso del público con la nueva encarnación de The Dictators? Sin duda alguna. Para mí fue inevitable acordarme de Johnny Thunders y su canción “You Can´t Put your arms around a memory” porque quizás nos empeñemos demasiado en tratar de abrazar recuerdos, cuando vamos a ver a bandas que ya tuvieron su momento.
Fotos The Dictators + Bonzos: Fernando del Río
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