La Exposición de Videojuegos Argentina (EVA) celebra este fin de semana su edición número 21 en el Centro Cultural Kirchner. Con desarrolladores de la industria local, entusiastas y asistentes que pueden probar juegos locales, 88 videojuegos argentinos fueron mostrados este viernes y se podrán disfrutar gratis durante este sábado de 14 a 20.
El evento, organizado por la Asociación de Desarrolladores de Videojuegos Argentinos (ADVA), comenzó el miércoles pasado con una feria de empleo, siguió jueves y viernes con rondas de negocios entre desarrolladores locales y editoras grandes de la industria, además de conferencias sobre la industria.
Pero el espacio que más destaca es EVA Play, donde se pueden probar videojuegos no sólo de Argentina sino también de Latinoamérica: este año se pudieron jugar títulos de Perú, Brasil, Chile y Uruguay (que incluso tiene su propio stand).
En la planta baja están los juegos más populares y los más grandes de la industria local. Allí se puede ver de todo: desde clásicos plataformeros, shooters y hasta en realidad virtual, hasta un stand donde se puede ver el trabajo de los argentinos involucrados en Mortal Kombat, una de las franquicias de pelea más populares del mundo.
Los juegos destacados
Entre lo más destacado está “Sombra”, un videojuego basado en una ficción histórica de la Revolución de Mayo inspirado en el Martín Fierro de José Hernández. “Es un juego de sigilo que combina estrategia con acción. Toma una trama paralela y construye una novela histórica”, cuenta a Clarín Jonatan Olavarría, desarrollador del juego. El sigilo, o stealth, es un género dentro de los videojuegos en el que se prioriza la táctica para pasar desapercibido antes que el combate.
El componente histórico está en al menos dos videojuegos más: Liberators’ Chronicles, de estrategia, y Los Infernales, desarrollado en Tucumán, ambos basados en la figura de Martín Miguel de Güemes y las guerras de independencia.
Lo interesante del sistema es que los asistentes no sólo pueden jugar gratis a los juegos, sino también hablar de manera directa con los desarrolladores que, en general, son entusiastas y disfrutan de explicar sus creaciones, conversar y responder preguntas de quienes se interesan por sus juegos.
Otro de los juegos más llamativos de esta edición se llama Dreamcore, creado por Valentín Iribarren, un puzzle de terror que tiene una estética en primera persona con un filtro que hace que se vea como un viejo VHS.
“La idea es que el jugador se pierda en un laberinto donde hay que resolver ciertos puzzles. Con un par de pistas, hay que ver cómo escapar del lugar”, cuenta.
El diseñador hizo una demo (demostración) que se puede jugar actualmente en Steam, una de las plataformas más populares del mundo para descargar juegos en PC. Con 21 años, Iribarren aprendió de manera autodidacta: “Me metí de curiosidad, bajé Unreal Engine [un motor de desarrollo], empecé a usarlo, buscar información y me mandé. Es el primer juego que hago en mi vida”, cuenta, y lo hizo junto a dos amigos, Matías Ontiveros, quien diseñó el sonido, y Facundo Añasco, quien aportó ideas.
El lugar funciona, además, como un núcleo social y laboral fuerte, sobre todo para los que están dando sus primeros pasos: “Lo genial de estar acá es que conocés gente que está en el entorno”, agrega.
Memoria, PartySaur (una especie de Mario Party de dinosaurios), Madison VR (un juego de terror en realidad virtual), Era en un bosque, Tenebris Somnia son algunos de los juegos que se presentaron en la exposición. La lista completa de videojuegos se puede chequear en este enlace.
Una “incubadora” de desarrollo
Facundo Mounes, diseñador de videojuegos, dirige una “incubadora” de proyectos en Image Campus, una Escuela de Arte, Animación y Videojuegos argentina. “Vemos los proyectos, que suelen ser las tesis de los estudiantes, y acompañamos en el proceso de profesionalizar esos trabajos para que tengan alcance comercial” , explica a este medio el director de este proyecto, llamado IC-Cube.
Parte de estos juegos se pueden ver en esta edición, donde destaca Tempomancy, un juego de puzzles donde el jugador maneja el tiempo con el arte de una ilustradora, Rocío Lee, que llamó la atención de más de un asistente.
“La industria de videojuegos argentinos sigue creciendo a pasos agigantados. Hay un montón de estudios incipientes. Argentina tiene mucha historia de desarrollo para terceros y ahora estamos en un proceso de empezar a tener estudios con sus propias propiedades intelectuales propias”, contextualiza Mounes.
“Esta cuestión de meterlos en una incubadora es ayudar a que se desarrolle ese talento en nuestras propias propiedades intelectuales, que nos pongan en el mapa más allá de que tenemos buena fuerza de trabajo, pero que muchas veces le falta ‘la última milla’, que es la parte comercial”, cierra.
De la exposición participó además el Sindicato Argentino de Televisión, Telecomunicaciones, Servicios Audiovisuales (SATSAID), que viene discutiendo sobre la sindicalización en el desarrollo local de videojuegos, un terreno poco explorado en las desarrolladoras locales de renombre.
Así, un año más, Argentina demuestra su talento en una industria que siempre estuvo muy ligada a Estados Unidos y Japón, pero que ya en 2023 tiene núcleos de desarrollo en todo el mundo. Y el desarrollo local, como sucede en tantos otros ámbitos, también derrocha talento en los videojuegos.