Ayer miércoles Kevin Ayers hubiera cumplido 78 años. Recuperamos en PYD un sentido artículo en su honor del que fue su productor Julián Ruiz, publicado por EL MUNDO en 2013: “Kevin Ayers, la muerte de un amigo”.
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“Ayers falleció en Montolieu, Francia, el 18 de febrero de 2013 a los 68 años
Cuando me dijeron que había muerto Kevin Ayers. Lo primero que pregunté es como había muerto. Me contestaron que mientras dormía. Resoplé como si hubiera pasado una tormenta por mi cerebro. Kevin Ayers siempre será mi amigo, aunque no le veía mucho en los últimos años.
Por encima de todo, Kevin fue una especie de “gentleman hippie” creador de música diferente, distintiva y con una voz grave maravillosa. Siempre me impresionó esa voz profunda, oscura, aunque no siempre afinaba.
Conocí a Kevin por Ollie Halshall y produje su album decimo segundo, llamado “Diamond Jack and the Queen of Pain”, aquí en Madrid.
Puedo decir con orgullo que la versión que hicimos de ‘Lay Lady Lay’ de Bob Dylan es la mejor que se ha hecho nunca y todavía me entran escalofríos cuando oigo su voz, como, por ejemplo, ahora que estoy escribiendo de él mismo.
Todos los días comimos juntos durante tres meses. Me contaba anécdotas increíbles. Como hizo una gira con Jimi Hendrix y como el manager de Jimi sólo le pagaba con drogas, como le robaban. Me contó que Syd Barrett de Pink Floyd siempre había sido su ídolo. Hablaba como de infamia todo lo que había hecho su “enemigo” Richard Branson. Despreciaba de alguna manera el mundo del rock, a menos que no fuera de vanguardia, diferente.
También he pagado fortunas por el vino que le gustaba. El siempre era exquisito, incluso un mágico especialista en bebidas. Kevin era tan original que todavía conservo su pequeño libro sobre recetas para una resaca. Increíble. Champán, lujo y una forma de vivir que ha muerto. En los ochentas seguía viendo en Deia, donde se había escapado con la primera mujer de Richand Branson, el “mogul” de la Virgin. Casi me mato por su culpa suya al equivocarse en el camino de su casa al mar.
Desde hace unos años, no pudo seguir más en Deia, en Mallorca y se marchó al sur de Francia.
Kevin Ayers había sido miembro de los primeros Soft Machine. Después, líder de un grupo en que tenía al Mike Oldfield a la guitarra. Amigo de Dave Gilmour y de Pink Floyd y uno de los pioneros de la psicodelia de Cambridge, con esa obra maestra que es su primer album, “Joy of a Toy”, donde invitó a Syd Barret, al fundador de Pink Floyd, aunque este ya estaba perdido en el ácido.
Estaba claro que quería ser un creador y no un simple bajista en un grupo . Es curioso , porque le vendió Noel Redding, el bajista de Hendrix, su propio bajo Fender. Me contó que fue en Mallorca. Antes que los “hippies” asaltaran Ibiza, a finales de los años sesenta, Kevin ya se había enamorado de la isla. En realidad, de todas las Baleares.
Gracias a su amistad con Brian Eno, amigo de drogas y mujeres, pudo entrar en el sello Island y junto con el gran guitarrista Ollie Halsall grabó mi album favorito de Ayers, “The Confessions of Dr. Dream”. Fueron compañeros durante más de veinte años.
Poco después, Kevin fue el generador de un extraño album, grabado en directo, con su amigo Brian Eno y con dos miembros originales de la Velvet Underground, John Cale y su nueva amante, la berlinesa Nico, todavía traumatizada por su decepción amorosa con Jim Morrison de los Doors y vecina de Kevin en Ibiza. Cale también le maldijo por haber conquistado a su esposa. Siempre un mujeriego impresionante.
Cuando necesitaba dinero , que era casi siempre, también acudía a su amigo, el millonario Mike Oldfield. Incluso tuvo que cantar en un disco de Oldfield, titulado “Flying Start”. Oldfield escribió una letra que era un poco la decadente vida de Kevin.
Hace cinco años hizo su último disco, “The Unfairground”. Al menos era decente. Siempre delante del mar, siempre bebiendo, siempre soñando con un mundo diferente. Descanse en paz mi amigo Kevin.
Kevin Ayers ha muerto con 68 años, mientras dormía, en su casa de Montolieu, en el sur de Francia”.