De la unión entre Luis Boullosa y manú nació hace tres años uno de los proyectos pop más apasionantes de nuestro panorama nacional. Con la filosofía DIY como bandera, el dúo ha grabado hasta la fecha tres excelentes discos ricos en matices y texturas, en donde el rango sonoro no hace otra cosa que expandirse a cada nuevo capítulo. Tras Azul Pacífico grande (2022) y Las guerras curativas vol. 1: Ingrese a la metapirámide (2023), ahora le toca el turno al segundo volumen de estas guerras sanadoras con Las guerras curativas vol. 2: el programador está muerto (Registros huérfanos2025), ambas partes editadas en vinilo, y con espléndidas portadas a cargo de Constanza Boullosa que se mueven entre el folk horror y el costumbrismo de la poética de Angélica Liddell.
La canción con la que arranca el disco, “Lower Forms Of Life”, es una fantasía sintética en la que se aproximan a la orografía de Cazador de espadas soñada desde la perspectiva de laura Palmero. Voces manipuladas y ambientes saturados de luces estroboscópicas. Un inicio desasosegante que da paso a una suerte de vals, “Oblivion Skies”, en donde se maneja una lírica de significados esquivos, pero de gran plasticidad que me recuerda a Lou Reed.
Los sonidos jamaicanos se invocan en diferentes momentos del disco: la estupenda “Burzum Hoodie” (irradiaciones dub que cabalgan sobre versos que se adentran en enamoramientos y enigmas sin despejar preñados de misterio), y “Outskirts Of Money” con una producción que parece salida del Arca Negra.
Cambios de registro en un continuo mutante. En “Towards The Broken Bridge” las líneas de sintetizador y las voces de Elvira Jardón nos arrastran por terrenos de coldwave minimalista en donde asoma el tempo metronómico del alemán; la oratoria dylaniana sirve de conjuro en “Upon A City The City Was Built” con un bollosa cantando versos tan hermosos como “Sabes, cariño, hay una ciudad sobre la colina para ti y para mí / Y está construida sobre los sueños febriles de los pocos que saben / El lugar donde reside el amor”; el pop espectral de “Diggin’ In America” es como el reverso oscuro del sueño americano visto por Barry Gifford; un homenaje sentido a la figura totémica de Alan Vega suena al compás de “The Gospel According to Alan Vega”, mientras que con “Rose Of The Future” se acaba este gran disco a ritmo de drone, ragas, folk atonal, y punteos de guitarra desatados.
Escucha Madre Digital – The Healing Wars Vol. 2: el programador está muerto