Tras el éxito de la primera edición de Santuariono tardó la organización en anunciar una segunda que tuvo lugar el pasado sábado en la discoteca Groove ubicada en la localidad madrileña de Pinto. Afianzándose como cita obligada para los fans de los sonidos oscuros, el cartel en esta ocasión no contaba con nombres tan grandes como hace un año, donde popes de la altura de Hermanas de la Misericordia oh Asamblea de primera línea capitanearon el evento. Esto quizá pudo influir en que la afluencia de público fuera algo menor que en 2024, si bien la organización funcionó mucho mejor y pulió bastante el problema de sonido de antaño que podía llegar a mezclar en ocasiones el emitido desde de los dos escenarios habilitados.
Pese a no contar con reclamos de tanto relumbrón, por el contrario nos encontramos con un conjunto de actuaciones bastante sólidas casi en su totalidad, lo que convirtió la tarde, noche y madrugada en una sólida propuesta donde costaba encontrar algún momento bajo.
Los primeros en inaugurar el festival fueron nombres míticos del sonido gótico como lo son La sociedad de la danza y La rosa de la avalanchaambos de origen británico. Los dos shows resultaron bastante compactos, subrayando una primera parte de Santuario más centrada en las guitarras que fue evolucionando hacia un fin de fiesta bastante más electrónico. Los primeros resultaban prácticamente irreconocibles debido a las múltiples reencarnaciones de la banda, en la que su único miembro fundador actual es el guitarrista Pablo Nash. Más engrasados me parecieron La rosa de la avalancha con cierto punto arisco que jugaba en su favor, terminando con una certera versión del “Loose” de Los chiflados.
La primera gran sorpresa de la jornada la protagonizó el dúo Lujuria por la juventud. Los suecos presentaban su flamante nuevo disco, Todos los mundos (25), creado a medias junto a la danesa Loke Rahbekconocida artísticamente como Amor croata. Un sonido definitivamente actual donde el Garaje del Reino Unido se mezclaba con sintetizador y crescendos electrónicos realmente intensos y apoteósicos. Recomendabilísimos.
Regreso a las guitarras góticas de la mano de Monjas Misericordiosas. Sonido bastante rotundo y presencia escénica, pero quizás demasiado derivativos; ya saben, toda esa hornada de bandas que bebe del sonido Hermanas de la Misericordia e incluso de los El culto de primera etapa. Los alemanes contaron con una nutrida presencia de fans que conectaron fácilmente con su granítica propuesta.
Muchas ganas tenía de ver el directo de Delon ciego. Stu ola de frio poroso fue bien llevado al directo y, pese a un inicio algo timorato, los franceses lograron encandilar a un público que asistió atento a sus interesantes evoluciones bastante variopintas en su mezcla de estilos oscuros.
En estricta confidencia protagonizaron otro de los conciertos más celebrados de la velada. Su MBE germánico, nada reñido con un gran juego de piernas en cuanto a influencias y elasticidad sonora, convenció a propios y extraños dejando para el recuerdo la exuberancia escénica de un himno de la talla de “Morpheus”.
Si hubiera que hablar de una decepción en la segunda edición de Santuarioqué duda cabe que ésta fue la protagonizada por KMFDM. La legendaria formación industrial fue incapaz de realzar un sonido donde la guitarra, elemento fundamental de su sonido clásico, prácticamente no se escuchaba para nada, lo que daba cierto toque paródico y de meme lo que visualizábamos delante de nuestros ojos. Su reciente Déjalo ir (24) tampoco era un buen augurio. Una pena para el que, probablemente, fuera mayor reclamo del día.
Expectación total para el otro nombre con mayúsculas del día, combicristoque prefirieron presentarse en formato netamente electrónico antes que hacerlo con una propuesta más decididamente orgánica y con la banda al completo. La rotunda garganta de Escandaloso y los gruesos ritmos que ejercían como durísimo soporte fueron los protagonistas del show más exultante y vigoroso del festival, si bien debo reconocer que esta, permítanme la expresión, “música con esteroides” definitivamente no está hecha para mí, lo cual no es óbice para señalar que, casi seguro, fueran los grandes triunfadores del día para la mayoría de público asistente.
Lo que tengo claro es que para quien les escribe el gran momento a rescatar y salvaguardar en la retina y el corazón fue el del emocionante, elegante y apasionado concierto que ofrecieron Escapa con Romeosin ningún género de dudas la banda veterana que mejor estado de forma lució y una vigencia a prueba de bombas, de por sí demostrada con el muy defendible Felicidad sospechosa del pasado año. Los alemanes se presentaron con formación al completo y gozaron de un sonido hermoso y luminoso, con bellísimos pasajes de guitarra a cargo de Elbernen un estado vocal también maravilloso. No faltaron canciones de la altura de “Helicopters in the Falling Rain”, “Tears of Kali” y su canción homónima “Escape with Romeo” como fenomenal cierre. Mención aparte para “Somebody”, quizás el tema más inmortal de todos los que sonaron el sábado en la sala Groove.
Y con este buenísimo sabor de boca y abrazo a las entrañas siguió transcurriendo la madrugada hasta terminar quemando la suela de las Martens con la poderosísima sesión de David El Niño. Una vez más, la luz se abrió paso desde la misma oscuridad.