El Club vudú de Varsovia no necesita presentación para quien haya transitado el subsuelo musical de la capital polaca. Su historia se escribe entre noches de electrónica, sonidos oscuros, guitarras y un público fiel, más a la emoción y al underground que al espectáculo y las grandes masas. Ubicada en un antiguo edificio con aspecto post soviético, consta de varias plantas y dos salas, una para eventos medios y otra para conciertos con un aforo de unas doscientas personas.
En ese escenario, denominado Stage 1, íntimo y curtido por años de directos, tanto de bandas locales como de giras internacionales, los checos Lakeside x y los británicos Prueba de empatía dieron sendos shows de esos que justifican un viaje.
La gira, producida por Promociones de Pluswelt —nombre que todo seguidor los sonidos dark europeos asocia a la elegancia melancólica de proyectos como Malla O De/visión— no ha pasado por España. Así que tocaba cruzar fronteras y adentrarse en el otoño varso. Allí, entre luces tenues (igual demasiado) y un público entregado, dos visiones del pop sintético – en principio bastante distintas en los planteamientos musicales en directo – contemporáneo se encontraron y se complementaron con total naturalidad.
Abrían en la fría y lluviosa noche de Varsovia, Lakeside xbanda praguense que, tras un largo silencio discográfico, regresó en 2022 con el sobresaliente El amor desaparece (2022). El trío – aunque han añadido un guitarrista en directo recientemente – formado por: Janne Marvannen (voz), Robert Broj (teclados) y I.G. Dvorskiy (batería) ha sabido construir un espacio propio entre la oscuridad y la elegancia, uniendo guitarras atmosféricas y bases electrónicas densas, que se dejan cabalgar por la voz omnipresente de Janne.
Abrieron con la ambiental “Intro (Stormy)”, una suerte de premonición de lo que vendría, envuelta en niebla y reverberación y prácticamente a oscuras. “Tear Down The Wall” marcó el primer punto de inflexión, con esa rabia contenida que tan bien manejan; “Time Has Come” y “Wonder” consolidaron la atmósfera, sumando capas de sonido y emociones al set.
“Follow Me” y “Fascination” se alzaron como los dos momentos más luminosos y quizás celebrados por la gente que ya iba llenando la sala, mientras que “Siren Song” y “Bloodflies” oscurecieron más la noche antes del cierre con “Rising”, una subida emocional que dejó a la sala suspendida en una nube con ganas de más timming para su concierto.
Ni siquiera ciertos problemas preliminares con la guitarra, ocasionaron ninguna mella en el set de Lakeside X, ellos no necesitan de alardes ni excesos de volumen. Lo que trabajan es la sutileza, el equilibrio entre distorsión y pop, lo etéreo y lo físico. Hazte fan.
Tras un breve receso técnico obligatorio, las luces bajaron de nuevo y comenzó la segunda mitad de la noche, el esperado turno de Prueba de empatía. Isaac Howlettacompañado por sus dos escuderos habituales en directo; Nadine Green y David Leisser — teclados y batería respectivamente —, apareció bajo una introducción que desembocó en “Kirrilee”. Desde el primer compás, la comunión con sus fans por parte de Isaac fue absoluta, dando las gracias en repetidas ocasiones, mostrándose a gusto de estar en Varsovia y aprendiendo a decir gracias en polaco, antes las risas de sus acólitos.
“Last Night on Earth” y “Making Worlds” marcaron el camino a seguir en los siguientes minutos, pop sintético de factura impecable, pero con alma y sitiándose más orgánico que muchas formaciones de guitarras. “Fear of Disappearing” endureció el tono y mostró la cara más tensa del grupo, mientras “Holy Rivers” (la gran primera celebrada de la noche) y “Skin” ofrecieron momentos distendidos.
“Stop” y “Bare My Soul” consolidaron un tramo central de altura, con dinámicas perfectamente medidas, dejando que el silencio entre notas dijera tanto como la propia batería (vaya pegada, por favor) que llevaba el ritmo marcial en todo el concierto.
A mitad de set, la banda se permitió bucear en un registro más introspectivo con “A River Loves a Stone” y “Empty Handed”, antes de un paréntesis íntimo con “Eggshell” y “Ghost of the Tsunami”, interpretadas en formato casi desnudo por Howlett, con momentos de contención con un sonido mínimo de teclado y el apoyo del público.
El tramo final fue un ascenso en toda regla a sus temas más intensos, “Holding On” y “Vampire Town” recuperaron la pulsión rítmica; “House of Cards” y “Doubts” sonaron más densas, y “Demons” y “Losing Touch” cerraron el bloque principal en un crescendo emocional a la par que físico.
La ovación era inevitable y no se puede decir que Empathy Test volvieran al escenario, porque en realidad no se fueron para los bises, conformados por: “Monsters”, quizá su pieza más icónica, que sonó como una fiesta colectiva, “Throwing Stones” y “Here Is the Place”, un cierre perfecto, luminoso, catártico y elegante.
El público salió del Voodoo Club con esa mezcla de silencio y satisfacción que dejan los conciertos sinceros. Lakeside X y Empathy Test demostraron que el synth y la dark wave contemporánea aún pueden ser emocionantes sin recurrir a manidos clichés. Que la electrónica es un vehículo para la emoción y que tiene derecho, no solo a sonar orgánica, también a decirlo y a serlo, aunque las guitarras hayan ganado el relato en ese sentido.
Fue una noche pequeña en apariencia, pero enormemente disfrutable, que justifica sobradamente el cruce de fronteras por un buen puñado de canciones.
Fotos Empathy Test + Lakeside X: Fernando del Río
Más fotos Empathy Test + Lakeside X