Jarvis cocker al habla: «Esperamos que disfrutes de la música. Fue escrito e interpretado por cuatro seres humanos del norte de Inglaterra, ayudado e abetado por otros cinco seres humanos de varios lugares en las Islas Británicas. No había IA involucrada durante el proceso ”.
«Este álbum está dedicado a Steve Mackey”.
«Esto es lo mejor que podemos hacer”.
«Gracias por escuchar”.
Con la elegancia e ironía que le caracteriza, el trovador de Sheffield ha querido enviar estas palabras que han recogido su agencia de gestión para despejar dudas, si es que las había, de que los Pulpa regresaban al formato físico después de veinticuatro años. Mas de dos décadas en donde el telón ha estado cerrado a cal y canto, aunque Jarvis se ha mantenido activo en diferentes proyectos: su programa de radio en la BBC, discos a su nombre y como Jarv es, Músculo relajado (junto a Jason Peter Hebilla), y colaboraciones con Gonzales fríos o el cineasta Wes Anderson.
En las reuniones de Pulpa (del 2011 y 2023) sacaron músculo de un legado infalible, Lo de este grupo tiene mérito, porque a pesar de que algunos argumentos un tanto perezosos los encuadraron en su momento dentro de la corriente del Britpop, estos ya llevaban bastante tiempo ganándose el pan en los ochenta jugando con la chatarrería analógica, y cantando a la vida en los suburbios. Los creadores de la mítica “Common People” no fueron los retromaniacos que fueron endiosados por el Britpop, sino una banda de postpunk chatarrera que, cuando Oasis Y Difuminar debutaron, ya salían en los programas de John Peel y publicaban su Su ‘n’ la suya (1994) que intentaba hacer sombra (sin lograrlo, claro) al Definitivamente tal vez. No era fácil encajar en unas listas de éxitos sonando tan poco acomodaticios y, además, insisto, radiografiando el extrarradio y sus sinsabores con (¡oh!) conciencia de clase y espíritu humanista socarrón (en contra de la altivez del pop inglés del que se nutrían tabloides como el Nme).
No sé qué pensamientos o necesidades han pasado por la cabeza de los integrantes originales para regresar al negocio (menos el fallecido Mackey al que dedican este disco), pero lo que es incontestable es que en Más (Registros eternos2025) hay suficientes razones para ser abrazado como un regreso muy especial para los fans de la banda, esos que se desgañitan y bailan sus canciones y alzan mecheros encendidos si la épica lo requiere. Pero es que además estamos ante un cancionero notable, hecho a partir de canciones que se han ido elaborando a lo largo de todos estos años, y que no querían permanecer encerradas en el cajón de alguna mesilla de noche.
Cocker dice que estaba asustado por tan sólo pensar en meterse en un estudio de grabación. Como es bien sabido por los fans, él es una persona que le gusta amarrar hasta el último detalle y no dejar nada al azar. Durante tres semanas (presteza inaudita) se metieron en el estudio de James Ford – productor asociado al sonido de muchos artistas como Monos árticos O Modo Depeche – y que, según Jarvis de nuevo, su juventud podría dar savia nueva al sonido del grupo e incluso aportar novedades al ideario de la formación. Vado está a los mandos, pero este disco suena a Pulpa 100%, y es que como bien dice Alexis Petridis en su reseña del disco, si de forma inesperada Jarvis cocker fuera contratado para cantar en Cadáverseguiría sonando a Pulpa.
Pero ya a sus sesenta, el hombre que espiaba a sus vecinos para hacer saltar por los aires sus vidas anodinas que los arrastraban al vacío existencial (“I Spy”), ahora tiene que mirar sus notas porque las cosas se le olvidan pronto, y aquí canta a la sexualidad desde la óptica de un hombre ya maduro (“My Sex”) con arreglos de cuerda y un final digno de una opereta. La épica se muda en alma del norte e impulsan la exaltada “Got To Have Love” que es de la época del anterior disco Amamos la vidaese claustrofóbico trabajo en el que se pusieron en manos de Scott Walker.
El sencillo de adelanto, “Spike Island”, es un gran tema disco que tiene como origen una broma a costa de los Rosas de piedra y su famoso concierto en Spike Island; ”Tina” registra los recuerdos que tuvo Jarvis después de una relación con una chica que conoció en una fiesta, y lo hacen a ritmo de sonidos grandilocuentes con aromas jazzy y guitarras prog; “Grown Ups” es otro de los cortes más valiosos del disco: pop de guitarras sincopadas en donde reflexionan sobre el paso del tiempo, y que es un descarte de Esto es hardcore (1998). Casi nada.
La canción que tocaban en alguno de sus conciertos que celebraban su vuelta a los escenarios, “Hymn The North” es una joya en forma de balada que avanza sinuosa sobre una colcha de violines y piano, y que contiene ecos a los musicales de Lloyd Weber y a Los hermanos Walkery para el final dejan que se cuele el sol y nos deslumbre con “A Sunset”, una composición escrita por Richard Hawley qué Jarvis ofreció al proyecto multimedia de Brian Eno Earthpercenty en donde hacen coros los hijos del propio Eno. Un final a ritmo de suaves reminiscencias country y con sabias palabras que abarcan la mirada de un hombre que contempla el mundo con recelo pero lleno de ternura.
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