
Bunbury ha publicado recientemente Cuentas Pendientes (Warner), un disco con el que regresa al sonido de raíz latino y mediterráneo, grabado en el Desierto de los Leones (México).
La continuación de Greta Garbo es un retorno a la música popuar latinoamericana, esa que exploraba en obras como Pequeño (1999), Flamencos (2002) El viaje a ninguna parte (2004) O Licenciado Cantinas (2011).
Para presentarlo, aprovechará que se cumplen 20 años de El Viaje a Ninguna Parte y desde que dejó a su primera banda de apoyo, El Huracán Ambulantepara volver a reunirse con ellos y entre junio y septiembre, visitar diversas ciudades españolas y americanas.
De la gestación de estas nuevas canciones y de los músicos que ayudaron a darle forma, de la vuelta de sus antiguos compañeros para la gira y de lo que nos esperará en estos próximos conciertos, hablamos en esta entrevista con el artista aragonés.
«Elvis Costello y David Bowie me influyeron e inspiraron para atreverme a no limitarme a lo que el público pudiera proyectar que soy»
Pudiera parecer que en tu cabeza ya estaba volver a convocar al Huracán Ambulante como banda de apoyo para la próxima gira tendiendo un disco con sonidos de raíz latinoamericana. Pero ya te he leído desmentirlo. Arranco con una pregunta doble. ¿Cuál fue el motivo de regresar a los sonidos? (entiendo que esas canciones llegaron antes) y ¿qué te motivó en pensar en tus antiguos compañeros para estos nuevos conciertos?
En realidad, fueron dos proyectos independientes que se juntaron en el espacio-tiempo. La idea de juntar al Huracán Ambulante viene del proceso elaborando la caja del veinte aniversario de El Viaje a Ninguna Parte. Estuvimos un año trabajando en esa caja. Las conversaciones con el Huracán se alargaron y coincidieron con que me metí a grabar Cuentas Pendientes en verano del año pasado y la salida del disco ya iba a estar muy cerca de los conciertos con el Huracán. Así que pensé que debería de ser una sola cosa. La gira de presentación del nuevo álbum, con el Huracán Ambulante como banda de apoyo, revisando también el repertorio de esa trilogía de discos que grabé con ellos y algunas sorpresas que se incluirán en el tour.
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“Para llegar hasta aquí” pudo estar en Greta Garbo, pero preferiste reservarla para un futuro disco. ¿Fue su tono el que te llevó a desarrollar las canciones en esas coordenadas?
Es un supuesto que no ocurrió, porque no era conveniente. Las canciones deciden a qué álbum pertenecen. Creo que había alguna más que estaba compuesta ya en ese periodo, pero no pertenecían a Greta Garbo. Las características de cada álbum estaban ya definidas, sin que yo hubiera articulado ningún discurso. Los discursos vienen luego, porque se nos piden explicaciones, en torno a cosas que no necesitan ser explicadas. Greta es Greta y Cuentas Pendientes es otro disco muy distinto. Lo puedo explicar y quizás incluso se entienda mejor con mi explicación, pero la explicación no es previa, es posterior. E innecesaria.
Has mencionado que este disco es un puente entre tus trabajos anteriores y tus raíces musicales.
Realmente no es un puente. Establezco un puente en los shows en directo que vamos a realizar. Entiendo que hay quien escucha Cuentas Pendientes y lo relaciona con tal o cual disco en ellos que también había música hispana o latina. Pero el puente se establecerá en el tour. El disco es un trabajo que he realizado de espaldas a mi carrera. No pienso ni escucho nada de lo que hago una vez que está hecho. Y cuando escribía este disco no pensé ni medio segundo en nada más que en grabar un buen puñado de canciones, mirando a la raíz popular, contando con músicos que provinieran del folklore y conectando con la tradición española y latinoamericana.
En nuestra anterior conversación te preguntaba por la ausencia de Ramón Gacías (batería y coproductor de Bunbury desde sus comienzos en solitario) en Greta Garbo y fuiste más que convincente con ese “Si tuviera que salvar a un músico del planeta de un apocalipsis zombie, salvaría a Ramón”. Vuelves a contar con él a la batería y como productor.
Jajaja. Pobre Paul McCartney. !Le dejaría ser pasto de los zombies! Pero bueno, en ese supuesto, tendría la fortuna de seguir trabajando con Ramón. Con Ramón he creado un tándem que, creo, funciona muy bien en la producción. El disco suena estupendamente, suena orgánico, con sensibilidad y sabiduría. Y suena personal. Eso es un equilibrio difícil de conseguir, pero que no dudo que está en este disco.
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El sonido de estas nuevas canciones me parece uno de sus grandes aciertos. ¿Cuál fue el papel de los músicos que os acompañaron y qué destacarías de ellos?
Los músicos fueron una pieza clave para conseguir el carácter y que el acercamiento se transformara en una zambullida en la belleza del folklore y la raíz de la música hispana y latina. Johnny Molina, percusionista, es un maestro conocedor de todos y cada uno de los matices de los diferentes subgéneros de los ritmos tradicionales de todo el continente. Luri proviene del latín jazz y de los clubs de jam sessions de la noche de la ciudad de México. Sebastián Aracena es el maestro chileno de la guitarra. Tiene un don, para todos los instrumentos de cuerdas. Tocado por la mano de Dios. Su sensibilidad, destreza y saber son un prodigio absoluto. Rebe y Ramón colaboran conmigo desde hace más de veinte años, pero en este disco se superan y se enfrentan a registros nuevos en su paleta de colores.
¿Cómo fue el proceso de grabación en el Desierto de los Leones, y qué impacto tuvo en ese sonido?
Por las noches les enseñaba una canción y les dejaba con ella, que se familiarizaran y la interiorizaran. Por la mañana entrábamos a grabar. La arreglábamos y hacíamos tomas hasta el mediodía. Después de comer, hacíamos algunos overdubs y después yo grababa la voz. Y empezábamos de nuevo. Una canción diaria. Así se grabó el disco. Luego hicimos algunos arreglos extras y yo grabé todas las demás voces. Creo que fueron veinte días y nos fuimos todos a casa.
Ahondando en esto, es curioso escuchar ahora un trabajo reciente como Posible y luego enfrentarte a estas canciones radicalmente opuestas, pero que siguen sonando a Bunbury… ¿Qué desafíos enfrentaste al alejarte de la tecnología y optar por un enfoque más acústico y analógico?
A mí me gusta enfrentarme a distintas posibilidades. Me gusta pensar en un disco y aceptar una serie de limitaciones previas. Esto entra, esto no entra. Ahora grabamos así, con esta instrumentación, o nada de trompetas, o nada de Marshall o nada de plug ins o ni un solo instrumento de madera. Ponerle un marco a las distintas grabaciones. Buscar distintas aproximaciones, para dar con resultados diferentes. No creo que sea intrínsecamente mejor una cosa que otra. Son enfoques distintos, pero finalmente es música. A mí me interesa el formato canción y acepto las distintas aproximaciones como vestimentas o como herramientas. Nada más. Me gusta una chaqueta de tweed, un pantalón de campana, un chándal… incluso me gusta una buena camisa de franela.