Un 11 de abril de 2023 Sra. Ezra Furman se sintió mal y acudió al hospital. Después de no tener un diagnóstico sobre ese mal que sufría y que le hizo desvanecerse en su domicilio, a la de le dieron el alta médica y se pasó unos meses postrada en la cama con múltiples dolores. En ese tiempo de convalecencia empezaría un proceso de “hemorragia” (así lo califica ella) de canciones; estar superada por los acontecimientos y la ansiedad dieron paso a un inesperado goteo de tonadas que, envueltas en la crudeza de unos tiempos al borde del abismo psíquico y existencial, brotaron de su mente. Ahora todo este dolor impregna Adiós Cabeza pequeña (Bella Union, 2025) y el resultado es brillante, sobre todo en lo lírico, aunque en lo musical aporta la novedad de acompañarse de una sección de cuerda en alguna de las canciones.
Sra. Furman siempre ha sentido especial predilección por el rock clásico que ella ha pasado por el tamiz de su peculiar sentido de la ambivalencia de género. En estas nuevas canciones su pasión por los clásicos es evidente ya desde el principio, una “Grand Mal” en donde canta a esa amarga experiencia de no ser ella misma en esos tiempos convulsos. La misma sensación de perder el control sobre su mente y cuerpo atraviesa la narración de “Sudden Storm” (“En mi cerebro solo hay el fuego del Señor/ en la forma en que todos los canales están inundados y los desbordados estáticos/ y la vena se exagera”) con ecos grandilocuentes al Boque glamuroso.
Cantada a pecho descubierto y con el violín sosteniendo el tempo de la melodía, “Jump Out” retoma las influencias de Bolán y un ambiente psicodélico que revive una pesadilla que acaba en un final con guitarras desbocadas. Lou Reed y la Velvet Underground imprimen suu sello en otra de las joyas del disco, “Power To The Moon”, con preciosos versos como “Cuando encontramos una restricción de lógica/tomamos el marco de la pintura/y dejamos que los colores se desangren en la habitación/pero una vez que los colores están funcionando/no puedes volver nada a algo/has perdido tu imagen cálida y soleada/y ahora vives bajo el poder de la luna”. Bella metáfora de la pérdida de control en una dinámica temporal en la que nos vemos sometidos a la sinrazón.
Canciones cantadas a tumba abierta, como si se le fuera la vida en cada letra. “Submission” tiene un decorado más oscuro que parece emerger de esa grieta en la que cayó la autora, y las guitarras suenan hieráticas, mientras que “Strange Girl” los ecos a Televisión te transportan a un mundo en donde lo “extraño” y lo que se sale de lo normativo es un valor a proteger. El final es apoteósico, con una mezcla entre el glam y Bruce Springsteen“I Needs An Angel” nuestra mujer canta hasta romperse que necesita volver a sentir la ilusión por la vida como cuando tenía veintitantos. El paso del tiempo y las heridas que sangran.
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