¿Un disco grabado en plena pandemia que se edita ahora? No y sí; ¿Una extensión mejorada de aquel? Sí y no. A las puertas de una primavera más húmeda y polvorienta de lo esperable a ciertas alturas del año, hay músicos que la saludan recuperando de su baúl de grabaciones un racimo de piezas que casi nadie tuvo ocasión de escuchar, ni mayormente de tener la oportunidad de conocerlas. El proyecto del que hablamos se titulaba, y se titula, Nadie estará ahíy era y es un disco –sí, nada menos que un disco completo, conjugación de sustantivo y adjetivo a la que parece temer el grueso de los mortales hoy día- oscurecido por la extraña y personalísima concepción del rock, término abstracto en sí mismo, de un autor marginal y estrafalario, un banda de un solo hombre que se suele guisar y comer su propio producto ecológico (por lo que tiene de artesanal) llamado Rollo cáustico Davefirmante de tres trabajos anteriores igual de tenues en cuanto a su repercusión mediática.
La diferencia máxima respecto a aquellos es que aquí tuvo a bien abrazarse a la mano maestra de Mike Maricondaproductor de renombre en la escena alternativa norteamericana, afincado en Barcelona desde hace años, y alma gemela en cuanto a planteamientos, formas y resultados. Así, fusionando nombre artístico y prestigio natural, pasaron aquellos días inciertos entre amplificadores, cables, micrófonos y vúmetros, jugando y revolviendo en armarios de guitarras, teclados y cualquier aparato que les permitiera salir del agujero e intentar decirle al mundo que nos podrían quitar la libertad, pero no el oído. Ni la escasa inteligencia que aún nos quedaba.
Si ya en Entre tú y desastreel EP del que parte y hacia el que gira esta alucinación en forma de disco, planteaba escuchas reposadas y cuestiones profundas sobre las raíces del blues, ahora decidieron perpetuar las dudas y retorcer aún más las preguntas en torno al tema. Poniendo a dicho género en el centro, ponen en su órbita satélites industriales, post punk minimalista, acidez psicodélica y ecos de lo que posiblemente sea el rock del siglo XXI. Una reunión clandestina de sonidos distorsionados y perturbadores, como la propia realidad que pretendían reflejar. Al aire del estudio debían llegar los efluvios contradictorios del exterior cuando parieron bocados de irrealidad como “It ain’t right” o “Nothing at all”, abrevando en las orillas del blues, otra vez, sin detenerse en consideraciones sobre su autenticidad.
Puede que también se impregnaran de la frialdad imperante al componer “Inside”, o de los presagios beligerantes que les acorralaban al desembocar en la crudeza de “Finally there will be war”, incluso algo les sugeriría que unas notas de piano no desentonarían entre tanta distorsión para componer “New fake standard”. Olvidándose de toda convención, sumergiéndose en los demonios propios y ajenos e invocándolos sin remisión, se encomendaron a los que engendraron a Beastie Boys O Rage contra la máquina y le dieron forma a “Back to the fight” en el mismo ambiente revolucionado y revolucionario de “The saviours”, como queriéndonos decir que toda acción pasada tendrá repercusión en un nuevo y oscuro futuro aún por descifrar.
Sin embargo, y en contra de lo que pueda parecer por todo lo apuntado, hay visos de contemporaneidad y mirada abierta a las fisuras entre géneros, reinterpretada a su manera y con el sello inmarcesible del neoyorquino, como se puede apreciar en “Kiss & crime” o la tenebrosidad malsana de “Outro”, culebreando en un lento de alta frecuencia para arrastrarnos a una falsa mansedumbre que sólo abre otra puerta a un siguiente capítulo de dudosa ejecución. Hay actos que se deben entender desde y por el lugar y el momento en que se llevaron a cabo. Con la música sucede lo mismo, sobre todo con la que se sitúa en los márgenes más apasionados del arte. Este disco subterráneo y absolutamente brillante es la demostración palpable de todo ello.
Escucha cáustica Roll Dave y Mike Mariconda – Nadie estará allí
Pásate A Amazon Music Unlimited con la oferta de Musical.