La corta trayectoria de sesos solo conoce de sentido ascendente desde que irrumpieran en la escena pop nacional hace ya casi cinco años. El salto cualitativo mostrado en su segundo largo, el notable No Lo Volveré A Hacer (Ernie Records, 2025) se traslada a un directo rabioso y aguerrido, que muestra al cuarteto explotando las posibilidades de su sonido con seguridad y un punto desafiante que siempre ha estado ahí, formando parte de su esencia.
La presentación de dicho disco en La Cochera Cabaret malagueña funcionó con solvencia, desgranando las nuevas composiciones en perfecto engranaje con sus singles primigenios, y conectando con toda una generación que se siente identificada con sus textos, en los que tejen con ingenio diarios descarnados sobre las relaciones humanas en todas sus vertientes. La multitud se mostraba extasiada coreando unas letras de impacto directo que incitan a la reflexión.
Desde el arranque con “Un Secreto”, la sala, que lucía una excelente entrada, se convirtió en un hervidero de almas arrastradas por esos versos punzantes interpretados por Raquel Cerro, Maite Gallardo y Charlotte Augusteijn que se intercambian voces y coros, parapetadas tras guitarras y bajo, con Elena Sabio a la batería para los conciertos, que conforman una muralla de sonido hipnótica que interpela al público con su actitud y su contagiosa energía.
Con la infalible “La Fiesta” la cosa ya se tornó en un remolino de electricidad que acabó por enganchar a los asistentes a la confirmación de que sesos son una banda que ve multiplicadas sus virtudes en directo a base de toneladas de intensidad sabiamente canalizada que dota a las canciones de un cuerpo aún más contundente que en disco.
No faltaron clásicos de su cada vez más sólido repertorio como “Peggy Lee”, “Oh Boi” o la incendiaria traca final con “Vicente Amor”, con los temas del mencionado segundo trabajo brillando un punto por encima de la media (“Manifesting”, “Aunque Duela”, “No Quiero”, “Algunos Lunes” o el single “Curso Avanzado De Perra” rugieron brillantes). sesos hacen de la provocación un arte, buscando zarandear a su público en lo emocional para buscar en él una reacción y evitar que se ahogue en la autocomplacencia y la pena. En este continuo ir y venir que implica nuestra existencia, sus canciones funcionan como antídotos para combatir las derrotas y convertir cada experiencia atesorada en una oportunidad para avanzar.
Los guiños a Zahara Y Los Punsetes a través de las revisiones de “Merichane” y “¡Viva!” mostraron su habilidad para llevar a su terreno dos piezas capitales en el repertorio de sus responsables, apuntalando con dinamismo el tempo del concierto.
Bien podríamos decir que esta visita a tierras malagueñas debería suponer un paso adelante más en la fulgurante escalada de una banda que ha sabido encontrar su espacio en el circuito alternativo, como apuesta segura cuando se trata de guitarras urgentes y melodías adictivas.