Tal y como contábamos en la reciente reseña de El miedo humano (Grabaciones de dominó), Franz Ferdinand parecen haber querido arrinconar para siempre los experimentos sonoros, instalándose en la seguridad de lo que mejor les funciona. Su nuevo disco es un intento de recuperar la urgencia de sus primeras épocas, ese post-punk nuevaolero e instantáneo que cabalga entre guitarras cortantes, teclados y una base rítmica poderosa que traslada al estudio la energía que siguen atesorando en directo.
Aunque sus nuevas canciones no golpeen como en el pasado, ni hayan logrado la renovación generacional de otras bandas de su época, Franz Ferdinand sigue defendiendo con solvencia su lugar en el escenario. Sus directos conservan la energía y ese disfrutable magnetismo. Quienes hayan presenciado uno de sus conciertos no percibirán grandes cambios en esta nueva gira, ya que recurren a esas armas que esperamos y celebramos.
Apenas hora y media donde se repasó su reciente trabajo casi al completo, en la que desapareció del setlist todo rastro del arriesgado Siempre ascendentey donde tiraron de oficio para avivar al respetable cuando era necesario. Empezaron con la nueva «Night or Day», epítome del sonido de los de Alex Kapranos que sigue siendo un frontman de manual. Pronto comprobamos que tras portentos como «The Dark of the Matinée», cuesta mantener la tensión si los enfrentamos a piezas muy menores como «Bar Lonely» o «Cats», aunque ahí estaban «No You Girls» y «Walk Away» para salir al rescate y enderezar de nuevo la marcha.
El resto transcurrió con la agradable sensación de lo esperado: los fogonazos tan El llamado de «Do You Want To», la recuperación de «The Fallen» y «Love Illumination» o una «Take Me Out» entre la lluvia de móviles y el «El Uno». Asistimos a la única visita al minusvalorado Esta noche (2009) con ese pedazo de single que es «Ulysses» y si nos tuviéramos que quedar con un momento por encima de todos, sería con el dance punk de «Enganchado«, con la compañía del telonero Maestro Paz rapeando. Una demostración palpable que sus jugueteos con otros géneros pueden funcionar y ayudar a que la ansiada amplitud de miras quizá solo necesite el empujón correcto.
También nos dejó un buen sabor de boca el cierre, con una musculosa «Outsiders» que dio paso a un bis en el que podían haber tirado de muchos de esos singles aún por aparecer, pero en el que optaron por abrir con la brillante «Audacius» para hacernos viajar al pasado con «Darts of Pleasure», ponerse psicodélicos y muy contundentes con «The Birds» y rematar con la infalible «This Fire».
Fotos: @Darachriss (Nación viva)