Las canciones de La Materia (Sonido Muchacho, 2024) se han cocido a fuego lento en el universo creativo de Alondra Bentley y aunque muestran otra piel con cambio de idioma incluido, siguen consolidando un sólido discurso artístico articulado a través de melodías cálidas, arreglos preciosistas que acarician terrenos oníricos y unos textos en los que perderse y soñar.
Atractivos elementos todos ellos al servicio de unas canciones que brillan frágiles y delicadas, iluminando nuestros corazones con reflexiones alimentadas por su reciente maternidad o por la forma de gestionar el dolor natural tras perder a su madre.
Charlamos con ella en un momento tan efervescente de su trayectoria y como es habitual en su caso, nos atiende con calma y dulzura, dando forma a una conversación del todo interesante en torno a esta fascinante aventura y a los distintos proyectos que configuran su versátil faceta artística.
“El duelo es un proceso muy complejo. Lo que más querría cualquier ser querido al partir es que disfrutaras de la vida lo máximo posible y aproveches cada segundo, porque todo es muy fugaz”
¿Qué te aporta el castellano a la hora de transmitir tus emociones en el proceso compositivo?
He tratado de escribir en castellano muchas veces desde que empecé a escribir canciones. Siempre he ido probando, pero no ha sido hasta hace poco que una vez acabada las canciones y por su naturaleza y la forma de cantar que pedían, empezó a fluir más de esa manera. Creo que está relacionado con la temática de las canciones, relacionadas con el momento vital que estaba pasando, que han venido con fluidez. Es un poco como si el castellano me hubiera buscado a mí.
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¿Cómo han sido estos seis años desde Solar System (Mont Ventoux, 2018)?
Han sido seis años de muchos cambios vitales. Hemos pasado por una pandemia, a nivel personal he ido madre, y por todo ello, las canciones no han estadio listas antes. Ha sido una cuestión de momento vital. Con la maternidad, es difícil encontrar el tiempo. Es paradójico porque la maternidad es muy inspiradora, pero luego no encontraba el tiempo para plasmar todas las ideas que se me iban ocurriendo. También he seguido con los conciertos en formato familiar y con las canciones para niños.
Hay muchos aspectos a destacar en la atmósfera musical y emocional del disco. Me gusta mucho como abordas el tema de la muerte de un ser tan cercano como tu madre en “Marchar”, huyendo un poco de esa perspectiva occidental de la tristeza extrema y unidimensional.
Es verdad que por un lado piensas que si la pérdida es tan dolorosa, es porque había un amor muy grande. Además, la pérdida para los que se quedan es dura e intentas sufrir lo menos posible, llevando la pena con la mayor alegría posible. Si es que esto es posible. El duelo es un proceso muy complejo. Lo que más querría cualquier ser querido al partir es que disfrutaras de la vida lo máximo posible y aproveches cada segundo, porque todo es muy fugaz. Mi madre me dijo literalmente muchas de las cosas que reflejo en la letra, porque no quería cambiar sus frases. Me dijo que debía pensar de forma menos occidental y que todos nos íbamos a morir, porque es algo natural. Por ello hemos de tratar de disfrutar lo máximo posible.
Por ejemplo, Patti Smith habla de la proporcionalidad de las cosas en este sentido. De todos modos no quiero decir que cuanto más sufres es porque has querido más a esta persona. La forma más bonita de honrar a quien no está es tratar de aprovechar cada segundo al máximo.
Diferencio en el álbum dos caras diferenciadas pero complementarias: una primera de atmósferas espectrales en la onda de Kate Bush o Julia Holter y una segunda más escapista, quizás más arriesgada, a lo Panda Bear. Esto te mantiene atento hasta el final de la escucha y hace que el disco en conjunto resulte variado y que puedas descubrir matices a cada vuelta que le das a las canciones.
Agradezco mucho oír esto. Andaba un poco perdida con el tracklist, con el orden en el que colocar las canciones en el disco, porque resulta muy difícil ser objetivo con algo que creas tú. A veces pienso que esto lo debería hacer alguien externo (risas). Me ayudó un amigo y me explicó lo que había detrás del orden que él proponía. Me decía que las canciones se iban acercando poco a poco al amor y a la luz. Al principio había más angustia, se hablaba más de la muerte, y poco a poco el disco se iba acercando a la luz. El mérito por tanto es de otra persona (risas).
Siempre he pensado que eres una artista muy polifacética. Además de la música para niños, has creado unos visuales muy impactantes para cada canción y has participado en la banda sonora de la película de la que más se ha hablado el año pasado, ‘Segundo Premio’.
Al final creo que todo está bastante conectado. De una forma intuitiva empecé a componer canciones, y luego empecé a visualizarlas y a crear los dibujos que he hecho para ellas, pintando ilustraciones, porque veía las canciones con un carácter muy plástico. Siempre he pintado pero me daba mucha vergüenza publicar nada o exponerlo a la gente, porque no me parecía que fuera a estar a la altura. Siempre he estado metida en las decisiones sobre el artwork de mis discos porque siempre he sabido lo que quería en ese sentido y he trabajado con gente muy cercana que me entendía perfectamente. En este disco había llegado a conclusiones vitales sobre el hecho de perder el miedo a todo y si esto es lo que me sugerían las canciones sólo tenía que pintarlo y ya está. Creía que esta vez no quería que hubiese un traductor, sino expresar mis emociones alrededor de las canciones por mí misma.
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Eliges siempre productores que saben sacar lo mejor de tu sonido dentro del estilo que abordas en cada trabajo. Aluciné con la producción de Matthew E White en el maravilloso Resolutions (Mont Ventoux, 2015) que tanto nos remitió a Natalie Prass. Volviendo al presente, hablemos de Gruff Rhys, el productor de este nuevo disco. Llegué a Super Furry Animals con Rings Around The World (Epic, 2001) y me impactó tanto que sentí unas ganas enormes de adentrarme en el mundo alrededor de este tipo y sus alucinógenas ideas en cuanto a sonido, arreglos y matices en sus canciones. ¿Cómo ha sido trabajar con él?
Cuando fui a Richmond para grabar ‘Resolutions’ estaba por allí Natalie de hecho. El primer disco de Matthew me encantó, y soñé con que puediera producir esas canciones así que le contacté, ¡y aceptó enseguida! así que montamos ese plan loco de irnos a grabar allí.
Con Gruff Rhys, también me sucede lo mismo que a ti. Soy muy fan de su banda desde mi adolescencia, y tuve el careto de Gruff en un póster en mi pared durante muchos años (risas). También sigo de cerca su carrera en solitario. Hace unos años, cuando sacó el disco Hotel Shampoo (Turnstile/ PIAS) vino a España de gira y lo conocí, ya que coincidimos en un par de conciertos. Cuando empecé a trabajar en el nuevo disco pensé, “vamos a ver quién puede producirlo esta vez”, y se me ocurrió que podía ser él. Le escribí de nuevo con la sensación de que diría que no. De hecho, justo salía su disco cuando quería yo grabar pero todo cuadró, se vino a Madrid y grabamos en Metropol. Fue una gozada grabar con Gruff Rhys porque él vibra a otra velocidad. Es una persona muy positiva, muy zen, y te deja hacer en todo momento. Es como una fuerza y una energía positiva constante. Llegaba el primero y se iba el último. Escuchaba con humildad siendo quien es. Era como un guía o un chamán.
Además, Bernardo Calvo estuvo presente en la producción y ha ayudado muy bien a captar la esencia de las canciones y darles el sonido que requerían en cada caso. Fue un tándem muy acertado.
Hay dos canciones al margen del disco, que piden a gritos espacio en esta entrevista y que me han fascinado. Representan la tempestad y la calma. La primera es “Brutalismán” con Nudozurdo, que conecta dos mundos en principio divergentes como los vuestros, y que funcionan muy bien juntos. La segunda es “Love Is The Worst” para la banda sonora de ‘Segundo Premio’, que funciona a la perfección reflejando la esencia de las escenas en las que aparece.
Sobre la primera, ¡qué bien que te guste! Me la mandó Leo aun sin voz y yo ya estaba imaginándome todo tipo de cosas para ella, y ya después vino con la línea que había pensado para la voz y también creo la letra. Me gustaron mucho ambos aspectos. Fue todo muy cercano a la grabación de mi disco y en muy poco tiempo, grabé mi disco, grabé la canción para la película ‘Segundo Tiempo’ y este tema con Nudozurdo.
Con ‘Segundo Premio’ todo son buenas noticias desde el principio. Desde que me llamó Isaki Lacuesta por teléfono. Sus películas están entre mis favoritas, y recibir su llamada fue como un sueño hecho realidad. Cuando me llamó y me contó de qué iba todo, me quedé alucinada. Me dijo que estaban probando en una escena con J, May y Florent a meter una canción de Vashti Bunyan, que me gusta muchísimo, pero que querían una canción original y a lo mejor yo podía hacer algo con esta referencia en mente. Como decía, yo soy súper fan de Vashti Bunyan y no me podía apetecer más el proyecto. Isaki dice que mi canción es como un leitmotiv que te teletransporta a esos momentos en los que aparece, con J, May y Florent tumbados al sol, en un momento de la película de ritmo pausado, con unas imágenes un tanto oníricas. Hicimos la canción muy rápido, Isaki me pasó una letra que tenía pensada, yo la adapté, y al poco ya estaba estrenada en Málaga y siendo seleccionada para representar a España en los Óscar. Todo el equipo involucrado en la película fue encantador y fue una suerte estar en este proyecto.
Además, la música digamos incidental de la película, la escribe Ylia, una artista que hace electrónica, aportando ese universo diferente y también musical a la película. La conocí en Málaga y nos entendimos muy bien. De hecho, hemos montado un grupo Ylia, Isaki Lacuesta y yo que digamos es un proyecto audiovisual, con canciones que se mezclan con mundos más abstractos de electrónica.
Has ido cambiando en cada disco, empezando por un aire más folkie en tus inicios, virando hacia el soul-pop después y el pop electrónico hasta dar con esta vertiente más escapista y etérea. Es palpable tu gusto por no encasillarte en un género o sonido, y probar cosas distintas cada vez.
Así es, creo que es obvio que no me gusta repetir lo que ya he hecho antes, sobre todo porque en el proceso artístico lo que te mantiene interesado es el camino, la búsqueda, y si haces algo que ya has hecho antes, pierde mucha emoción, que existe cuando tienes una incertidumbre a cada paso. Esa es la parte que más me gusta, andar un poco perdido en el proceso. David Bowie hacía referencia a esto. Lo que ya existe, no hace falta volver a hacerlo.
En los textos de este disco se dan la mano lo concreto y lo abstracto, lo terrenal y lo perteneciente al más allá. ¿Podría decirse que lo mundano se te quedaba corto?
Lo terrenal no puede ser aburrido porque sucede en un planeta que está flotando en el universo. Es paradójico. Todo lo mundano que sucede es posible por algo muy milagroso que es el hecho de que estamos aquí. Ya esto de por sí es mágico. Entonces cómo después podemos agobiarnos por cosas como un extracto bancario, un examen o una lista de la compra. Esto nos sucede a todos y nos ancla a lo terrenal. Lo que tenemos es que relativizar teniendo muy presente que estamos aquí muy poco tiempo y que nada es tan importante. El contexto de estar flotando en el universo, cómo se expanden las galaxias, cómo se gira alrededor del sol… todo esto te ayuda a relativizar. Yo pienso de manera que me imagino como una pantalla de cine partida a la mitad: a un lado está todo lo que tengo que hacer, y en otro pensando en Júpiter, por ejemplo. Así no se te olvida que nada es tan importante. A un lado lo ineludible y a otro lo casual de que estemos aquí.
¿Cómo han ido surgiendo las canciones de ‘La Materia’?
Algunas ya tienen una edad. Por ejemplo, “Marchar” la escribí por lo menos hace cuatro o cinco años, y ahí estaba esperando al disco. El disco se grabó hace más de un año, en noviembre de 2023. Ahora ya tengo otra vez un montón de canciones pero no sé cuándo volveré a grabar de nuevo. A veces transcurre mucho tiempo desde que tienes las canciones hasta que las llegas a grabar.
¿Cómo te sientes en Sonido Muchacho, tu nueva casa a nivel discográfico?
Tiene todo el sentido porque es un disco de etapa nueva en muchos aspectos. Cambio de sello, de idioma, de forma de cantar… Así que tiene sentido que cambien muchas cosas en todos los aspectos. Cuando empecé a hablar con Luis de Sonido Muchacho, él me dijo: “nunca había sacado un disco en inglés”, y entonces le dije que no iba a ser en inglés sino en español.