“Una hora en un parque con una chica bonita parece un minuto, pero un minuto sentado en una hornilla encendida parece una hora”. Así Albert Einstein explicaba a los periodistas su teoría de la relatividad. Y el científico y la bomba atómica son centrales en Einstein y la bomba, el documental de Netflix que acaba de estrenarse este viernes, y que ya se encuentra entre lo más visto de la plataforma de streaming.
La película es un documental ficcionalizado: cuenta con imágenes de archivo y también recreaciones de Einstein y con quienes se vincula en los muchos momentos que el breve documental (una hora y cuarto) refleja saltando incesantemente entre varias épocas.
El realizador Anthony Philipson siempre se ha dedicado a la TV y ha sido nominado a dos premios BAFTA de la Academia de Cine y TV británica. Comenzó su carrera televisiva trabajando en programas de entretenimiento, incluida la innovadora primera temporada de Gran hermano.
El hombre que en breve dirigirá la serie El día del chacal, también apela a las palabras, en audios y escritos, de quien refutó las teorías de Isaac Newton.
Einstein es presentado como “Uno de los mejores científicos del mundo, un científico colosal que supo generar tanta controversia política como ecuaciones brillantes, el padre de la era atómica”. La teoría de la relatividad fue un avance, cuando definió la relación entre la materia y la energía.
Todo bastante explicado
No hay que preocuparse porque todo está bastante explicado, y hasta algunas frases se reiteran a lo largo de la película.
“Si hubiera sabido que los alemanes no lograrían fabricar la bomba atómica, no habría ayudado a abrir esa caja de Pandora” es una de las frases más famosas dichas por el científico alemán, y judío, que debió escapar de su país natal cuando el nazismo se hizo cargo del poder político.
Buena parte del relato se centra en su estadía en Norfolk, Inglaterra, donde el comandante Locker-Lampson le dio albergue cuando se fue de Alemania. Allí fue custodiado por dos guardaespaldas femeninas, dispuestas a llenar de balas a quien se acercara a Einstein, cuando desde Alemania ofrecían 20.000 marcos por su cabeza.
Einstein, que se autodefinía como un pacifista militante, estaba dispuesto a luchar por la paz.
Pero lo que el documental esboza más que plantear es el sentimiento de culpa que pudo tener con respecto a la bomba atómica que los Estados Unidos lanzaron sobre Hiroshima en 1945.
Porque luego de que el 3 de octubre de 1933 diera su discurso cobre Ciencia y civilización en el Royal Albert Hall ante 10.000 personas, se marchó a los Estados Unidos. Nunca más volvió a pisar suelo europeo.
Así se llega a 1942, cuando se crea entre los aliados el Proyecto Manhattan que relata la película Oppenheimer, en la que Einstein aparece, tras escribirle al presidente Roosevelt una carta, porque creía que los alemanes estaban ya trabajando sobre uranio.
Tras el fatídico 6 agosto de 1945, cuando se arroja la bomba atómica sobre Hiroshima -Hitler ya se había suicidado-, ¿acaso la paz valía el precio de la bomba, que acabó con 70.000 japoneses?
Se ven imágenes de cómo la bomba arrasa con todo a su paso, hay fotos de heridos. “Ganamos la guerra, la paz… no”, dice Einstein en este documental que no brinda mucha nueva información sobre el físico que demostró la existencia de átomos y descubrió de qué está hecha la luz.
“El destino de la humanidad depende completamente del desarrollo moral del hombre”. Una frase de Einstein que pinta el momento que le tocó vivir.
Documental ficcionalizado. Reino Unido, 2024. Título original: “Einstein and the Bomb”. 77’, SAM 13. De: Anthony Philipson. Con: Aidan McArdle, Andrew Havill, Leo Ashizawa. Disponible en: Netflix.