El regreso de John Woo -el director de un clásico como Contracara, con John Travolta y Nicolas Cage, o la segunda de Misión: Imposible– al cine de Hollywood, con Venganza silenciosa, no es de la mejor manera que podíamos esperar.
Y no es que las escenas de acción, las coreografías de las peleas -porque hay quienes se encargan de diagramar dónde y cómo se da cada golpe- estén mal, sino que todo lo que las rodea, sí.
La película arranca de una manera un tanto insólita, extraña. Vemos a Brian (el sueco Joel Kinnaman, de quien recordamos su papel en Escuadrón suicida, de David Ayer -la de 2016-) corriendo por la calle. Mucho plano detalle.
¿Se le va el colectivo 60?
Lo que le sucede a Brian no es chiste. Su hijito Taylor, de tan solo 7 años, es alcanzado por una bala perdida en una guerra de pandillas. Y Brian va tras sus agresores.
Casi sin diálogos
No sabremos mucho de su boca, porque Venganza silenciosa prácticamente no tiene diálogos (la primera palabra se escucha a los 10 minutos de iniciada la proyección, y es “Hola”). Los diálogos, pocos, arrancan en el minuto 19, luego de que a Brian lo llenaran de balas. Es apenas un “Ayudame”, que dice Brian desde su garganta perforada por un balazo, ya en recuperación, a su esposa, quien le responde “¿Cómo?”.
No, no es que no le entendió -bueno, tal vez sí-, sino que no sabe de qué manera auxiliar a su esposo.
Las cosas no mejoran en el nido vacío, y Saya (Catalina Sandino Moreno, la colombiana que alguna vez llegó hasta ser candidata a un Oscar por María, llena eres de gracia) abandona a Brian.
A partir de ahí, o un poco antes, el padre sin hijo, el que se recuerda en flashbacks jugando con Taylor, el niño al que esa Navidad en la que murió le habían regalado una bicicleta con un globo rojo, planea la venganza.
No contra Saya, no. Contra las pandillas malas.
No se sabe cómo, porque nunca se lo ve trabajar, pero Brian debe tener un buen pasar económico, porque compra armas (muchas) y un coche destartalado que lo vuelve su fortaleza. Entrena su físico, aprende cómo apuñalar a alguien. Y sigue sin abrir la boca.
John Woo no es que la patentó, pero muchos recordarán la escena casi al final de Misión: Imposible 2, en la que Ethan Hunt (Tom Cruise) sacaba un arma desde la arena, en una toma ralentizada.
Woo vuelve a ralentizar las tomas, pero el efecto ha perdido vigor.
Por supuesto que la policía “investigó”, una manera de decir, la muerte de Taylor, y hay un detective de la Unidad antipandillas en Las Palomas. Pero Brian tiene todo calculado: en la Nochebuena siguiente, hará justicia por mano propia.
No está de más advertir la mala puntería que tienen los pandilleros en general, y contra Brian en particular.
Hay crudas persecuciones de autos, peleas con cuchillos y tiroteos sobre todo en la segunda mitad de la proyección de Silent Night (en el original la silenciosa no era la venganza, sino la noche).
Mucho depende de la expresividad de Kinnaman para testimoniar el dolor, la ira, la obsesión. El gancho de no tener diálogos, y que las palabras se escuchan desde la radio o en algunas canciones arranca bien, pero cuando los disparos suenen atronadores y los golpes, recontra secos, recordaremos que en una escena de acción, no muchas veces uno recuerda las palabras.
“Venganza silenciosa”
Acción. Estados Unidos / México, 2023. Título original: “Silent Night”. 104′, SAM 16. De: John Woo. Con: Joel Kinnaman, Catalina Sandino Moreno, Harold Torres, Kid Cudi. Salas: Cinemark Palermo y Caballito, Cinépolis Pilar, Showcase Norcenter y Haedo.