Timothée Chalamet se está convirtiendo en el actor del momento. Ahora está como protagonista absoluto de Wonka, la precuela de Charlie y la fábrica de chocolate. Pero pronto lo veremos en Duna 2 (obvio, estuvo en la primera junto a Zendaya) y hasta será Bob Dylan.
Y no solo interpretará al músico, sino que también cantará.
Es que uno de los muchos motivos por los que el director británico Paul King eligió al actor de Llámame por tu nombre es que descubrió que sabía cantar y bailar.
Y parece que era mentira aquello de que Warner Bros. quería a Ryan Gosling, Ezra Miller (el problemático Flash) o Donald Glover para encarnar al Willy Wonka adolescente. Bueno, Chalamet no es precisamente un adolescente (el 27 de diciembre cumple 28 años) y ni siquiera tuvo que pasar por una etapa de audiciones, leer texto, dejarse filmar y fotografiar.
Una vez que le encomendaron la precuela, King, director de las dos películas de Paddington, como se consideraba un fan del actor, ya estaba al tanto de “sus habilidades para cantar y bailar… Fue una oferta directa porque es genial y era la única persona que tenía en mi cabeza para hacerlo. Era él o no era nadie”, dijo King.
Willy Wonka es un personaje ficticio, creado por el escritor británico Roald Dahl para sus libros infantiles Charlie y la fábrica de chocolate y Charlie y el gran ascensor de cristal. En el cine fue interpretado, hasta ahora, por Gene Wilder (en 1971) y por Johnny Depp (en 2005).
A diferencia de Wonka, Tim Burton intentó utilizar la menor cantidad posible de efectos especiales en su versión de Charlie y la fábrica de chocolate, la de 2005, y le metió fragmentos de la infancia del chocolatero: Willy Wonka es el hijo de un dentista, el Dr. Wilburg Wonka (Christopher Lee). La obsesión del Dr. Wonka con la higiene dental le lleva a prohibir a su hijo comer chocolate o algún otro dulce sólo para eliminar la más mínima posibilidad de que su hijo llegase a tener caries.
Algunas curiosidades del filme de Burton: Nestlé envió 1.850 kilos de barras reales de chocolate para la película. El escritor Roald Dahl era un tipo que odiaba a los niños engreídos, malcriados. Se entiende el trato de Willy hacia cuatro de los cinco chicos que se ganan ingresar a la fábrica de chocolate al conseguir los 5 billetes dorados escondidos al azar en distintas barras de chocolate.
Y más de 900 mil litros de chocolate falso fueron necesarios para llenar toda la fábrica de Willy Wonka.
Comparaciones odiosas
Si las comparaciones suelen resultar odiosas, cada espectador que vaya a ver Wonka hará su confrontación, primero con Johnny Depp, el protagonista de la película de Tim Burton de 2005. Y alguno tal vez se atreva a parangonarlo con el que interpretó Gene Wilder en 1971.
El Willy Wonka de Johnny Depp era igual de excéntrico que el de Chalamet, pero más cínico y algo perverso. Se escondía detrás de unas gafas enormes y lograba desarrollar productos prácticamente imposibles, como helados que no se derriten o caramelos que no pierden el sabor.
En el original, Slugworth y Fickelgruber son dos chocolateros envidiosos del éxito de Willy Wonka, y envían espías para robarle sus recetas secretas. En Wonka, King ya echa mano de ellos como dos de los tres chocolateros que no desean que Willy en su adolescencia abra su chocolatería en la galería donde están sus negocios.
Oompa-Loompas
¿Y los Oompa-Loompas? Originalmente eran unos pigmeos (cambiados por hippies enanos en una reedición del libro), que de Africa saltan a trabajar en la fábrica de Wonka. Antes, en Africa -luego Loompalandia, para evitar la acusación de racista por el trato esclavista que Dahl daba a los Oompa-Loompas. Comían gusanos verdes de un sabor repugnante y trataban de combinarlos con escarabajos rojos y la corteza del árbol bong-bong. Lo que querían eran granos de cacao. Willy Wonka ofreció a la tribu a mudarse a su fábrica, ya que a cambio de trabajar para él, recibirían granos de cacao.
En Wonka se cuenta otra historia: cómo Willy llega de joven a la isla donde están los Oompa-Loompas, y aprovecha que uno de ellos, un guardián (Hugh Grant) está dormido, para llevarse varios granos de cacao.
En la película estrenada este jueves, el Oompa-Loompa (que ya no se parece a Eduardo Duhalde como en el filme de Tim Burton) llega a visitar a Willy, exigiéndole que le salde aquella deuda. Se suele llevar golosinas fabricadas mágicamente por el chocolatero, algunas de ellas hacen volar a quienes las prueban.
La estrella de Cuatro bodas y un funeral soltó en una rueda de prensa que no estuvo muy contento durante el rodaje, ya que tenía múltiples cámaras dirigidas a su cara, algo necesario para que luego los animadores eliminaran digitalmente el resto de su cuerpo y dejarlo con un cuerpito diminuto.
“Era como llevar una corona de espinas, muy incómodo”, dijo Grant. “Hice un gran escándalo por todo eso, no podría haberlo odiado más”, y aclaró entre bromas que los problemas siguieron durante todo el rodaje, ya que no entendía si tenía que actuar con todo el cuerpo o solo con el rostro. “Nunca recibí una respuesta satisfactoria”, mandó. “Francamente, lo que hice con mi cuerpo fue terrible, y todo fue sustituido por un animador”.
La primera adaptación del libro infantil de Roald Dahl, que fue publicado en 1964, fue tan solo siete años después, en 1971 cuando se estrenó Willy Wonka y la fábrica de chocolate, la versión con Gene Wilder dirigida por Mel Stuart. Dahl adaptó su propio libro como guionista.
Dahl es conocido por ser el autor de personajes tan variopintos como entradores, pasando de la pequeña Matilda que sufre a sus padres y a Chontratoro, la directora del colegio, a Jim, que se encontraba con un durazno gigante. Y hablando de gigante, también fue autor de El buen amigo gigante, que se convirtió en una de las películas más flojas de Steven Spielberg. También llegó a los cines en 2020 Las brujas, con Anne Hathaway, dirigida por Robert Zemeckis, el director de Volver al futuro y Forrest Gump. Tampoco dio pie con bola, igual que Spielberg.
“Traté de tener personajes más oscuros de los que encontrarías en una película de Paddington”, dijo King a la revista Rolling Stone. “Es un mundo más cruel y más malvado en el que Willy Wonka se encuentra, porque ése es el tipo de ciudad en la que Charlie crece. A diferencia del mundo de Paddington, no todo el mundo es agradable en el universo de Roald Dahl. Definitivamente pude jugar con esas ideas grotescas, pero espero no dañar a una generación infantil”.