El ciclo de conciertos Mazo Madriz nos brindó la oportunidad de ver actuar a una de las artistas revelación del momento, Judeline, en tres ocasiones diferentes. Las primeras fechas, sábado 7 y domingo 8 de octubre (las tres en la misma sala) fueron agotadas en minutos; dato que dejaba ver la necesidad de esta tercera fecha en viernes 13.
Una cola que daba la vuelta a la manzana también hacia evidente la gran acogida y repercusión de La Niña del Sur. La gran mayoría, gente joven, e incluso gente que no la conocía, pero no podía perderse la oportunidad de escuchar a la gaditana que aparece en DATA de Tainy, y que promete tanto al panorama nacional.
El inicio fue retrasado y aunque escuchar en bucle la playlist de tres canciones previas al directo pudo resultar cansado, el inicio mereció la pena. Shoko no es especialmente ancho, y aunque la sala estuvo prácticamente llena, el espacio se respetaba bastante y el ambiente era calmado. Cualquiera podía encontrar un buen hueco para ver el escenario.
Una banda minimalista, formada por guitarra, batería y un par de sintetizadores la acompañaron. Este mínimo acompañamiento sonaba especialmente bien, y la cantante dejó hueco a varios solos de piano y batería que sumaron muchísimo a reforzar ese sonido armonioso y casi angelical de Judeline.
El setlist fue de lo más correcto, comenzando con “EN EL CIELO”, pasando por canciones no tan populares e intercalando con ciertos covers que hacían prestar atención a esos amigos de que habían venido de acompañantes. “La Tortura” de Shakira fue la primera, entremezclada con “otro lugar”, “señal” o “Nueva en la Ciudad” entre otras. Para dar paso al tramo final del concierto, escuchamos una cover de “Fanática sensual” de Plan B, seguida de su último lanzamiento, “2+1”.
Judeline bailaba alrededor de todo el reducido escenario, exceptuando momentos más íntimos en los que cantaba sentada, como cuando, en ausencia de su padre, que le había acompañado en las dos fechas anteriores, había cantado “Soy El Único” de Yahritza y su Esencia, y que en esta ocasión interpretó acapella, demostrando que su exagerado autotune es solo una herramienta musical más. Fue en el momento de “2+1” cuando a Judeline la empezaron a acompañar bailarines con trajes cubiertos de pelos, al más puro estilo de camuflaje, para escoltarla bailando. Estos dos bailarines volvieron con la última canción del tracklist, “CANIJO”, pero sin ese traje de camuflaje y más ambientados al storytelling de la canción.
Fue un concierto breve, en apenas una hora el setlist se dio por finalizado y el buen rollo y sobrecogimiento de la actuación se sintió en cada uno de los presentes, orgullosos de haber podido presenciar a Judeline antes de que su próximo éxito internacional nos impida económicamente verla disfrutar tanto como disfrutó actuando esa noche.