Los fans de Taylor Swift no acudieron en masa al estreno de la película de The Eras Tour este jueves en Nueva York, ocupando pocos asientos en unas primeras proyecciones inesperadas de las que muchos no se enteraron o en las que pesó más la prudencia por la situación geopolítica.
Swift anunció ayer que el estreno previsto este viernes en todo el mundo se adelantaba un día solo en los Estados Unidos y Canadá debido a la alta demanda, pero las millonarias cifras de preventas sugieren que su legión de seguidores ya compró las entradas en su momento, ya que no hubo una gran acogida.
Un trabajador de los cines Regal, junto a Times Square, dijo a EFE que unas 100 personas acudieron a la primera función, muy poco movimiento para un lugar tan céntrico, y en el cine AMC, que está enfrente, otro trabajador argumentó que a la gente no le dio tiempo a comprar las entradas o no se enteró.
En el AMC, las funciones de este viernes viernes para ver a la cantante estaban casi todas llenas a partir de la hora de salir del trabajo, en 15 de las 25 salas, según mostró el trabajador en su pantalla, pero la entrada en la que lucía un cartel de Swift estuvo medio desierta tanto a primera hora como por la noche.
Algunos clientes intentaron cambiar sus entradas por temor a las protestas convocadas por la guerra entre Israel y Palestina, como una mujer que negociaba sin éxito con el personal la devolución de sus 15 entradas, que no eran reembolsables según la política del cine.
Se esperan fiestas “swifties”
Pese a todo, se espera que los “swifties” acudan a la llamada de su ídola y se presenten en los cines como si fuera un concierto de la gira Eras, con ropa de colores vivos, accesorios con lentejuelas y flecos, originales peinados trenzados y maquillajes de purpurina.
Por supuesto, no faltará el complemento estrella que ha puesto de moda la cantante: las famosas pulseras de la amistad, típicas de la niñez y la adolescencia, que cualquiera puede crear con hilo y cuentas con letras para lucir los nombres de los seres queridos.
Ante la expectación, algunas cadenas de cines han publicado guías para los espectadores de la película, por ejemplo AMC, la principal distribuidora en Norteamérica, que recomienda cantar y bailar, “pero no sobre los asientos, o bloqueando la vista de los demás”, entre otras cosas.
La cadena Cinemark, que ofrecerá pronto “fiestas swifties privadas” en sus salas para grupos de hasta 40 amigos, han sido un poco más estrictos: “Por favor, absténganse de traer purpurina, globos, sprays de serpentina, banderines, pancartas y otras decoraciones”, dice su web a los fans.
La primera proyección, la première del miércoles en los cines de un centro comercial de Los Ángeles, fue toda una fiesta donde las tiendas, los restaurantes y los alrededores de la alfombra roja se llenaron de fans con “looks” brillantes a semejanza del videoclip de Bejeweled, según reportó Variety.
Taylor Swift, que lució un vestido de princesa, azul celeste y de Oscar de la Renta, fue la protagonista absoluta, o casi: posó junto al director del documental, Sam Wrench, todos los bailarines de la gira, y otra gran diva del pop que acudió a apoyarla, Beyoncé.
Antes del anuncio se estimaba que el filme alcanzaría entre 100 y 125 millones de dólares en su debut en la taquilla norteamericana y entre 30 y 50 millones de dólares extra a nivel internacional.
Según información de AMC, el filme recaudó más de 100 millones de dólares en preventas, sumando las ventas a nivel nacional e internacional.
El anuncio en los Estados Unidos marcó una recaudación récord, ya que solo el primer día se vendieron entradas por valor de 26 millones de dólares, por encima de los registros de AMC para una sola jornada logrados por la taquillera Spider-Man: Sin camino a casa (2021).