“Las Nuevas Evas están surgiendo / De las páginas de una Biblia quemada / De los bordes de los caminos y las alcantarillas / Las marismas y las praderas / De los púlpitos y cafés / De los bosques y de nuestra columna vertebral”
Los versos de arriba son los que declama ceremoniosamente Nina Winder-Lind en el arranque del tema “The New Eve”. Un alegato feminista y de empoderamiento a ritmo de zumbidos de guitarra reptantes, y los sonidos de violonchelo que emulan un trémulo drone que suavemente va parasitando la melodía enoculando su veneno. Todo suena potente, visceral, y cantado a tumba abierta entre un cruce de la Metro de terciopelo y los La caída. Dicen los que las han visto en concierto que son todo una revelación. Tienen nervio y tablas pese a la bisoñez, y juegan con la estética folk horror (la portada parece un fotograma de Pleno verano), y les encanta confrontar al oyente con sonidos que interpelan al oyente en el principio de acción/reacción.
Las de Brighton debutan con un disco que es muy físico; canciones que se adhieren como una segunda piel a través de un discurso sonoro que sabe canalizar a la perfección las influencias en aras de crear un dispositivo sonoro adictivo y sugerente.
En “Highway Man” los instrumentos de cuerda y la electricidad dialogan en un pulso de resistencia, y hay ecos de la Patricia Smith más asilvestrada. Esa querencia por la tradición folk queda de manifiesto en la mayúscula “Cow Song” en donde una batería glam va llevando el ritmo, y todas al unísono emiten coros extraños que parecen imitar a una ceremonia iniciática. Los arreglos de violín en “Mid Air Glass”, sin remedio, nos recuerda al Juan Cale de cámara, aunque ellas imprimen una urgencia que parece que vaya a estallar todo en mil pedazos en menos que canta un gallo, mientras que “Astrolabe” es como si fuera su peculiar “Heroin”, y salvando las distancias, es de una belleza extrema.
En los punteos de guitarra cortantes de “Circles” sobrevuela la PJ Harvey de “Dry”, pero también conviven el pespunte funky de la tradición postpunk de las Los impermeables; una armónica abre el camino para adentrarse en el sinuoso marco que plantea “Mary”, y de nuevo la electricidad va envolviendo todo en una catarata de ruido blanco; los aires progresivos de “Rivers Run Red” mutan en una energética ración de rock correoso con la Biblia como texto al que impugnar, y los ocho minutos finales de “Volcano” mezclan el folk pastoral (un guiño a David Allen) hasta germinar en una imparable andanada de impetuoso rock. Un debut de altos vuelos.
Escucha The New Eves – The New Eve Is Rising