Mentiras blancas regresan a la actualidad musical con Luz nocturna ([PIAS]), que continúa la estela de sus últimos trabajosen los que predominan las atmósferas sintéticas deudoras de los ochenta.
El primer adelanto, «Nothing On Me», abre el disco con energía: una canción que recuerda a los primeros tiempos del grupo, antes de que la electrónica se convirtiera en la base de su propuesta.
«All The Best», «I Just Wanna Be One Time» y «Going Nowhere» —estas dos últimas con un saxo como colofón— son los temas más rockeros, grabados a la antigua usanza. «Everything Is OK», en la que Harry McVeigh adopta un tono crooner inédito en su registro, se erige como la balada por excelencia del álbum.
«Keep Up» e «In The Middle», accesibles e inmediatas —siempre bajo el prisma característico de la formación—, fueron lanzadas como sencillos. Ambas piezas cuentan con teclados, ritmos pegadizos y la batería precisa como un metrónomo de Jack Lawrence-Brown.
«Juice» —con el bajo prominente de Charles Cave— y «Night Light» —cuyo epílogo roza la pista de baile— remiten a su debut, a temas como «To Lose My Life» o «Farewell to the Fairground», respectivamente. Más que nostalgia o repetición, un guiño para los fans.
Hace años que Mentiras blancas abandonaron el sonido post-punk primigenio, cuando la influencia de División de alegría era notable en su propuesta, a favor de un estilo más synth pop, al modo de Maniobras orquestales en la oscuridad oh ultravox. Resulta curioso que una década tan denostada a nivel musical en el imaginario colectivo continúe siendo predominante en bandas actuales como Los asesinos, editores, Muse o los propios británicos. Hasta la portada —sobria y elegante— remite a los creadores de «Vienna».
En esta ocasión, tal como han declarado en entrevistas, prefirieron trabajar los temas en vivo antes de entrar al estudio: una rara avis en su forma habitual de proceder. Puede que por ello el álbum suene directo, sin grandes sobreproducciones, con espíritu de local de ensayo. Paisajes nocturnos con vocación cinematográfica, entre lluvia y luces de neón. Letras que hablan sobre el paso del tiempo, las emociones, el amor y la muerte, tal como siempre ha sido el imaginario de la banda. En cuanto al sonido: amplio, espacioso, con vibrantes suites en las que demuestran su pericia como músicos. Al fin y al cabo, llevan casi veinte años de carrera.
Night Light se suma como un nuevo acierto en la discografía de mentiras piadosas, un álbum pensado para brillar también en vivo. Un eslabón más en una trayectoria honesta, fruto del trabajo constante y la perseverancia.
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