Existe un recurrente lema que enarbola toda una generación (la que ahora se hace llamar boomer) por el cual los ochenta fue una década “prodigiosa”. En el imaginario colectivo de esa generación parece que existan pocas sombras, pero sí muchas luces sobre una década que no pocos la tienen romanizada hasta el extremo. En lo musical, sin ir más lejos, es recurrente que solistas o grupos actuales vean en los ochenta el sonido más “auténtico” que jamás se hizo, y es por ello que lo reivindican en sus propuestas musicales. Los ejemplos son numerosos, pero más ilustrativo es aún esas fiestas temáticas que se han puesto de moda, y que abogan por la nostalgia embarcados en cruceros o en guateques con estrellas invitadas de la época.
Daniel Vázquez Sallés estudió cine en Estados Unidos después de licenciarse en Ciencias de la Información. Su pasión por el séptimo arte y la acomodada situación familiar (digámoslo ya: es hijo de Manuel Vázquez Montalbán) le facilitó cruzar el charco, aunque al final, acabaría siendo un escritor y columnista culinario en la actualidad.
Estafa Los Felices Ochenta: Crónica de una Generación Desconcertada (Folch & Folch2025), salles narra, desde su experiencia, esta década de los ochenta, y lo hace poniendo el foco en alguno de los acontecimientos más determinantes de esa época. Con una prosa y un ritmo ágil, no le duelen prendas en desenmascarar unos años que, efectivamente, nos legaron elevadas cotas de desarrollismo, pero que también permeó a una sociedad que tuvo que combatir a una dictadura (ahora empiezan los fastos del 50 aniversario de la muerte de Franco), y una transición de la cual se empiezan a saber más datos que quedaron traspapelados en un cajón.
Si este ensayo memorístico arranca con un capítulo titulado “La noche más larga” es porque así se le llamó a los últimos estertores de la muerte del dictador. El escritor lo vivió intensamente debido a que su familia estaba muy inmersa en la política izquiedista, y vio como se censuraban revistas, y se vivía el día a día con cierto secretismo. La ley 46/1977 sirvió para retomar la democracia, y amnistiar a los criminales de guerra de paso. Después llegaría la mayoría absoluta del PSOE, y el advenimiento del felipismo que, con mano rígida llevó la batuta de la recobrada libertad ciudadana.
La tan cacareada Movida madrileña, al autor le pilló en Londres donde estudiaba. No tiene buenas palabras para esta eclosión cultural que, a su entender, la considera un estallido de libertad subvencionado por el filibusterismo político para dar a Madrid una superioridad moral frente a Barcelona u otras capitales europeas. Como dice AyusoMadrid es España, y así seguimos. Por estas páginas no podían faltar las Olimpiadas de Barcelona que supuso un cambio radical en la fisionomía de la Ciudad Condal, los trapicheos del franquista juan Antonio Samaranchla Expo de Sevilla, los políticos mediocres y/o directamente nefastos (Aznar), o más listos que el hambre (la familia colina del 3%), y hasta la caída del Muro de Berlín y sus consecuencias económicas posteriores que, a día de hoy, conocemos como turbocapitalismo tardío.
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