Creo haber leído en algún sitio que Andrés Costurerasla privilegiada pero también torturada mente detrás de Latidos psicóticoscomentaba que este Banda sonora sin película (Log Lady Records, 2025) podría ser su último álbum. Personalmente lo lamentaría mucho por dos motivos: el primero y más obvio, porque me encanta su música, su arte, su personalidad; el segundo, porque si fuera así creo que habríamos dejado pasar a un enorme creador sin valorar del todo su obra. Sí, a pesar de que tuviera su momento de gloria cuando “Asesino Shangri-lah” apareció en la serie de HBO Matar a Evacontribuyendo a revalorizar en cierto modo su discografía, creo que no se le ha hecho justicia a lo que ha aportado Andrés a un panorama musical español donde una gran mayoría de propuestas son intercambiables, plastificadas, impersonales. Todo lo contrario que la música de Latidos psicóticos.
Sea o no verdad lo del cierre de trayectoria, lo cierto es que algo de desilusión se filtra en esta banda sonora que no tiene película. O tal vez sí que la tiene: la banda sonora de nuestros días, del sentimiento de desubicación, de cómo los avances tecnológicos nos aplastan, nos hacen la vida más sencilla pero también más predecible y distópica. El disco se abre con una frase demoledora e inquietante: “La tecnología está en manos de gente malvada”. Es el inicio de “Silence”, uno de los temas más hermosos del disco y también el inicio de un viaje que se nos propone. Una canción que une las habituales referencias que manejamos al hablar de Latidos psicóticos (Marc Almendra, Scott Walker, bowi…) con un ambiente más cinematográfico que nunca, potenciado por unos discretos pero emotivos arreglos de cuerda.
“Vultures” nos muestra otra faceta de Andrés. Solo con su piano nos ofrece una de las canciones más tristes de su carrera. La letra rebosa dolor por el abandono, y la crudeza del sonido, sin rastro de sus habitualmente vistosos arreglos, contribuye a esa sensación de desolación. “Cycles” es otra historia de sufrimiento, en este caso interior, con Andrés aparentemente hablando de su propia lucha contra las enfermedades mentales. Aquí recupera los majestuosos arreglos de cuerda que tan bien coordinan con su voz para crear escenarios donde la belleza y el terror son solo dos caras de la misma moneda.
“Loner” parece revivir la cara más enérgica de Latidos psicóticoscon guitarras de rock clásico, sonidos industriales y electrónica sucia conviven sin problemas. Tras ella, “After you” con su mensaje de empoderamiento y resiliencia es solo un espejismo antes de que el viaje que nos propone el disco nos lleve de nuevo a una realidad cada vez más insoportable. “Slow curtain” suena esquizofrénica, hiriente, y a partir de ahí hasta el final nos encontramos cara a cara con la absurdidad y la pesadilla de los tiempos modernos. el sueño se acabóque diría lennon. “In the air” es de una belleza sonora magnífica y cinematográfica, un pequeño respiro antes de que “God wouldn’t allow you to believe in him” nos eche en cara, entre sonidos que parecen querer expresar a qué suena la maldad, lo permisivos y apáticos que nos hemos vuelto con los horrores cotidianos, sean las guerras con armas reales o algunas otras más soterradas que usan métodos menos violentos pero igual de inhumanos.
Si en discos anteriores Latidos psicóticos nos invitaba al baile o a experiencias inmersivas mientras intentaba exorcizar sus demonios, aquí nos acompaña a enfrentarnos a los nuestros, que son los de casi todos en este mundo torcido. La banda sonora perfecta para una sociedad desencantada que busca un resquicio por donde todavía pueda vislumbrarse algo de belleza.
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