Nuevo modelo de ejército aterrizaban con un año de retraso sobre su plan de vuelo previsto. La lesión de su baterista, michael decanoobligó al conjunto a postergar sus fechas en nuestro país, pero, a tenor de vivido, un año más no envejece a esta banda. Desde sus premisas casi perennes desde sus inicios, el carisma de Justin Sullivan lidera con fuerza la cadencia de sus directos, marcando ritmo, pero también esa personalidad tan fuerte en su música.

Acústica en mano, se lanzó a abrir la velada con “Snelsmore Wood” y, tras comentario militante, siguió con “Die Trying”. La apertura desde el sonido habitual manos eléctrico parte de una declaración de intenciones, que es la del sabedor de que los impulsos marcan la experiencia. “Another Imperial Day”, con el multiinstrumentalista Ceri Monger ejecutando el bodhran e imprimiendo ese toque gente tan distintivo, cerraron un primer bloque de calentamiento para lo que se vendría.
Entrarían en la dimensión de la velocidad y la contundencia más eléctrica con ese himno comunitario que es “Christian Militia” y con “Get Me Out”, intensidad a golpe de bajo y de la expresividad de un sullivan concentrado en su misión de convicción. “First Summer After” trazaría algo de sincretismo en la interpretación entre mundos acústicos y enchufados donde lo rítmico reclama su espacio con éxito.

La elección de “Winter” desde sus premisas de mantener la marca en los últimos tiempos, al igual que con “Never Arriving”, planea sobre un público que barrunta que llega algún punto álgido. “No Rest” quedaría desenvuelto en esa tenue oscuridad de transición que marca también la edad del público reunido, que corea y se desgasta sabiendo del poder simbólico del tema.
A la guitarra carraspeante del inicio de “Whitelight” se le une una sección rítmica en estado de gracia. Su deriva algo gente es, cuanto menos, paradigmática de un sonido que reivindica el poder de las capas de sintetizador como construcción del ambiente. Ese mismo hecho ocurre también con “Language”, a pesar de ser de su último álbumal que llegarían tras transitar por “Orange Tree Roads”.

Se abrirían de nuevo las compuertas, y ese vínculo con la suerte de franquicia de The Family que pudiera ser su público español comulga con “War” mejor que con su reciente “Coming or Going”. Quizá siempre fuera más de la celeridad con contundencia para celebrar la explosión de brazos expresivos y coros que ya venían calientes. La tribal “Idumea” caminaba ya por el sendero seguro que desemboca en “Purity”, pieza de museo que celebra el público como referencia que es -y supone- en su historia.
“Angry Planet” barniza levemente desde su apertura electrónica, platillos y un decano blanco imprimiendo óxido para que siga el encuentro con “Stormclouds” y un Traficante en dinero aplicado a la percusión extra antes de acceder a las puertas de “51st State”. A coro, a capella del público o a todas, no deja de ser el tema, el corte que muchos buscan y encuentran y del que la experiencia ya solo puede ir hacia abajo.

Aunque “225” también tenga cierta vitola, no fue la mejor noche para esta reliquia distópica tan actual, pero no empañó para nada un total al que se sumarían “Stupid Questions” y “I Love the World” y cerrar un enorme homenaje a sí mismos que se acrecenta año tras año, década tras década.
Fotos New Model Army: Álvaro de Benito