
El español Marcos Llorente, mediocampista del Atlético de Madrid, abrió días atrás un debate fuera de las canchas. En una entrevista con un medio de su país, el futbolista explicó por qué usa anteojos con cristales de colores durante el día y la noche, asegurando que filtrar la luz azul artificial es clave para proteger su “biología”.
La declaración con la cadena COPE se viralizó rápidamente y reabrió la discusión en redes sociales sobre los supuestos beneficios de este tipo de lentes, que se popularizaron en los últimos años entre deportistas y figuras del mundo digital.
Llorente contó que usa lentes con cristales amarillos en interiores y rojos por la noche, cuando predomina la luz artificial. Según el jugador, la exposición prolongada a pantallas o focos LED altera los ritmos circadianos y puede afectar la producción de melatonina, la hormona que regula el sueño.
“La luz azul, fuera de su contexto natural, es un tóxico. No lo digo yo, lo dicen tus mitocondrias”, sostuvo el futbolista, que defiende su estilo de vida basado en hábitos biológicos y una dieta paleolítica.
El tema no tardó en escalar en redes sociales, donde Llorente publicó un extenso mensaje para responder a las críticas. “No es una moda biohacker, es una necesidad si vivís rodeado de pantallas y lejos del sol”, afirmó, junto a imágenes en las que se lo ve usando las gafas.
Su postura encontró eco entre otros jugadores, como Erling Haaland, Álvaro Morata, Anthony Elanga o Álex Baena, que también se mostraron usando anteojos con filtros similares en entrenamientos o concentraciones.
El uso de lentes con filtro de luz azul se expandió más allá del deporte. Algunos gamers profesionales, streamers como Ibai Llanos o pilotos de eSports suelen utilizarlos durante largas sesiones frente a pantalla, ya que logran disminuir el impacto y la fatiga visual. Es el más recomendado por los profesionales de la salud visual.
“Si es que se va a estar expuesto al uso de pantallas antes de dormir, dado que reduce la supresión de melatonina y hacen que se concilie mejor el sueño”, aclara Daniel Giavino, óptico contactólogo MP 581, en diálogo con Clarín.
Están las opciones con filtros amarillo, ideales para mejorar la visión nocturna o con poca luz, y con filtro rojo. Estos últimos suelen ser utilizados en las últimas dos o tres horas antes de ir a dormir. Se consiguen en ópticas y plataformas de comercio electrónico, desde 75 mil pesos.
Sin embargo, la evidencia científica todavía no respalda de forma contundente esos beneficios. La Sociedad Española de Oftalmología (SEO) y la Academia Americana de Oftalmología coinciden en que no existen pruebas concluyentes de que la luz azul emitida por pantallas dañe la vista ni de que los filtros reduzcan la fatiga ocular.
En la misma línea, la Sociedad Española de OftalmoPediatría (SEDOP) subraya que los estudios disponibles no justifican su uso preventivo en personas sanas.
Lo que sí recomiendan los especialistas es hacer pausas visuales cada 20 minutos, mantener una iluminación equilibrada en los entornos de trabajo y evitar pantallas brillantes antes de dormir, hábitos que sí ayudan a mejorar el descanso y la comodidad visual.
El caso de Llorente no es aislado. Cada vez más deportistas incorporan tecnología en su rutina para optimizar rendimiento y descanso: desde pulseras inteligentes que miden el sueño, como las de Rafael Nadal o LeBron James, hasta cascos de realidad aumentada usados para mejorar los entrenamientos.
Más allá de la controversia, esto expone una tendencia creciente: la búsqueda de herramientas tecnológicas para “hackear” el cuerpo y mejorar el rendimiento físico y mental. Y aunque algunos expertos piden cautela, el debate sobre los lentes con filtro de luz azul deja claro que la frontera entre ciencia, salud y moda sigue siendo cada vez más fina.