Opinión de Rara es una sección quincenal en la que nos adentraremos en algunos lanzamientos que, quizá, hayan surgido en los márgenes de lo habitual. No, no vamos a sentar cátedra con ese “disco que no conoces”, porque el objetivo no es caer en lo fácil y arriesgado menospreciando la cultura musical de cada uno dando por hecho que no conoces lo que vas a leer. En estas líneas que publicaremos, queremos ampliar estilos, conocimientos y, por qué no, ablandar el oído para sonidos algo subterráneos, investigar las posibilidades sonoras a través de discos o tocar lo que ahora llaman “distintas geografías”. Esperamos que esta sección te descubra algo nuevo, o desempolve ese sonido que disfrutaste, o, simplemente, alerte tu curiosidad ante los preciados desvaríos y preciosos experimentos que pululan por ahí. Porque, en el fondo, todos somos esa rara avis.
Rara Avis: Clones, de Borghesia: la escena industrial yugoslava sin artificios
La música industrial copó buena parte de las creativas propuestas que se facturaron en la escena yugoslava de los años 80. Monopolizada en gran parte por Eslovenia, donde el entorno económico y de tejido de producción se prestaba enormemente a ello, los sonidos más avanzados de la electrónica pesada se tejían entre las bambalinas de redes de arte total. Muchos de aquellos agentes estaban enmarcados en grupúsculos que abogaban por la integración del teatro, las artes visuales, el cuerpo como instrumento y los sonidos más angustiosos.
Quizá de todos ellos, Laibach son los que han sobrevivido en el imaginario colectivo por esa fuerza y constante periodicidad, pero sería totalmente injusto dejar caer en el olvido a Burguesíaotra gran formación eslovena, que también propugnaba coetáneamente el valor de esa amalgama creativa. Surgidos de los grupos de vanguardia Teatro FV-112/15 Y Actuación teatralpronto se situaron como referentes de los sonidos más extremos de la escena, aglutinando una visión opresiva del sonido desde las posibilidades de las tecnologías a las que, por entonces, podían acceder.
Dario Seraval Y ¿Aldo Ivan? I?fundadores de la formación en 1982, todavía siguen dando guerra por los escenarios, actividad que han mantenido desde que su popularidad a finales de los 80 llegase a su mayor pico. Ataviados bajo la bandera del mito o del culto, Burguesía partió de una producción eminentemente precaria y de plena devoción subterráneo que se vio reflejado en su debut homónimo, una edición limitada de 100 casetes negros, y en su segunda referencia, Clones (Galerija ŠKUC Izdaja, 1984), también editada únicamente en cinta magnética, que ahora ve una segunda vida con su reedición remasterizada en LP.
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Si bien esta grabación tuvo una primera resurrección con la edición de ?????? ????? con 60 copias en cinta, Entradas oscuras se ha lanzado ahora a esta recuperación de memoria y a la reivindicación de uno de los álbumes más arquetípicos de la escena yugoslava en una edición de LP más amplia. Clones reúne muchos aspectos de ese sonido primigenio y contundente que, de vez en cuando —y como ocurre en este segundo álbum de la banda—, coquetea con los ritmos bailables. Pero también es representativo por los aspectos que marcaron su producción.
La grabación, realizada en directo entre 1983 y 1984 en el club Disco FV de Liubliana, es impactante, sin artificios ni producción añadida. En ese sentido, el valor de la recuperación de este álbum es doble: permite ver la evolución de los sonidos industriales de una escena enormemente creativa, pero también registra la intención, casi obligada, de prescindir de trabajos de refinado.
Quien se acerque a Clones por primera vez no tardará en percibir elementos sonoros que construyeron parte de los sonidos seminales sobre los que se cimentarían tanto el sintet como la primaria música industrial de baile. La propuesta repetitiva alude a ese bucle necesario de comunión, pero también a la valoración de las posibilidades de los sintetizadores que comenzaban a eclosionar en Yugoslavia.
En Clones no hay voces, solo líneas instrumentales. Los Casio VL-1, Roland SH-101 y Korg Polysix o la Roland 808 que se escuchan en este grabación fueron herramientas más accesibles que otros de gran calado, pero que supieron aprovechar para crear esos tejidos que les permitían interactuar con las acciones actuación de los grupos de arte y teatro. En esa época, Burguesía todavía no se había desligado de ese concepto de arte total, y su alineación contaba, además, con hasta tres miembros dedicados exclusivamente al video.
La formación se iría escorando en los años posteriores hacia la dureza del industrial más pesado, abogando por una asfixia y un reclamo social como bandera, pero este Clones marca un antes y después en tanto en cuanto su experimentación señala una opción a seguir. Otras formaciones de la electrónica yugoslava en Eslovenia, como Videoabanderarían la faceta más festiva; otras, como Laibachaprovecharían enormemente la sinergia de la provocación y mantendrían un estatus reflejado tanto en su música como en el colectivo Nskpero Burguesía —igual de fundamentales— transitarían por una tercera vía para dibujar, completamente, una de las escenas europeas más interesantes del siglo pasado.