Festival es uno de los festivales más especiales de este país. Desde aquella primera edición de 2018 en Benidorm y su posterior paso por Murcia, ha mantenido esa apuesta diferenciadora, a pesar de los consabidos contratiempos; desde una dana en 2019 que obligó a cancelar, a una pandemia en 2020 y 2021 o un cambio de recinto a última hora el año pasado en Murcia.
Su traslado a Valencia en 2025 no ha podido ser mejor decisión. El Visor ha encontrado un enclave junto al mar que parece hecho a medida de su filosofía: un espacio cómodo y con facilidad de acceso. El perfecto emplazamiento para un evento que rehúye de la prisa y la atomización de carteles interminables, y recupera el espíritu de las giras en sala y los festivales de antaño.
Un cartel centrado en artistas de los 80 y los 90, que mucho más allá de la nostalgia, conecta generaciones a base de post-punk, britpop, shoegaze o rock alternativo. Un puente entre pasado y presente, donde la nostalgia convive con la emoción de lo que aún late: Conciertos de hora y media, sin solapamientos, ni zonas exclusivas. Todo ello acompañado de una programación cultural paralela con charlas, conciertos acústicos, presentaciones de libros o sesiones, que deberían asentarlo como la necesaria anomalía que es. Ojalá que así sea.
Manuel Pinazo
Viernes 26 de septiembre
Una de las cosas que más me gustan y que es seña de identidad de Festival es el hecho de dejar muy claro que para la organización no existen grupos de primera y grupos de segunda, otorgando la misma importancia a todos. La duración de los shows que ofrecen a cada uno de ellos, con independencia del orden en el que toquen, supone una generosa franja de tiempo sin importar el horario en el que suban al escenario. En ese sentido, Entonces Jericho serían los encargados de abrir la edición 2025 del festival que estrenaba ubicación en la ciudad de Valencia.

Cuando un grupo legendario de hace varias décadas se presenta en vivo, es razonable tener dudas previas acerca del estado de forma que pudiera lucir sobre las tablas. Si bien hace unos años los conciertos de Entonces Jericho podrían prácticamente resumirse en una suerte de concierto en solitario de su líder Mark Swan acompañado de coristas y demás elementos en la onda de lo que sería un Festival de Benidorm al uso, en esta ocasión se dejó acompañar de banda al completo y una actitud escénica apasionada e ilusionante, lo que permitió conectar con la audiencia que ya comenzaba a congregarse a primeras horas de la tarde por el recinto de Marina Norte.
Son gran música con tintes electropop logró brillar al apelar a esa nostalgia atemporal de canciones como “The Motive” o la bonita “Sugar box”, y muy especialmente, con ese clásico inapelable que es “Big Area”. Gran arranque.
Raúl del Olmo
Si había un grupo en esta edición de Visor Fest con enjundia para atestiguar un formidable estado de forma tanto escénico como en estudio qué duda cabe que ése era Buffalo Tom. El año pasado publicaban un trabajo, Cuerda de salto (24) suficientemente sólido como para considerar que su legado y vigencia sigue inalterable.

Su propuesta de Power Pop y rock alternativo netamente 90’s no tuvo la suerte de obtener la popularidad que puedan haber obtenido La posición o las múltiples caras de Moldesólo por poner un par de ejemplos análogos en cuanto a sonido, pero la emoción desbordante que supuran las melodías de guitarra compuestas por Proyecto de ley Janovitz son motivo más que suficiente para reivindicar una y mil veces a esta banda.
Su concierto desde luego no era cosa facilona para quien quisiera garrafón festivalero y sí una pequeña gran maravilla para quienes desean dejarse seducir por esa belleza eléctrica que apela al miocardio. Si hay algo más bonito y dulcemente lacerante que escuchar delante de tus narices el estribillo de “Summer”, la épica para desvalidos vocacionales de “Late night” y el chispeante sentimiento de puntillas que sugiere “You’ll never catch it”, yo al menos, no quiero saberlo. Tesoros de andar por casa a los que abrazarnos siempre.
Raúl del Olmo
Si hay que otorgar premio a la banda que derrochó mayor entusiasmo y energía la noche del viernes en el Visor Fest, es de justicia ofrecer dicho premio a Ceniza. Los irlandeses demostraron con creces poseer un espíritu inquebrantablemente joven y llegaron a desatar incluso algún que otro pogo entre su audiencia más entregada.

Conscientes de la repercusión de los pepinazos incluidos en su debut 1977 (96), no dudaron en reservar la artillería pesada de hitazos como “Kung Fu” y “Girl from mars” para el último tramo de su show, si bien antes habían ofrecido un recorrido por buena parte de su discografía –incomprensible para quien les escribe la total omisión de su buenísimo Kablammo! (15)- destacando momentos como el rescate de la tremebunda “Orpheus”, contenida en Fusión de un reactor (04), ese disco el cual adoro y que compusieron con la cabeza completamente volada por su devoción momentánea por los Reinas de la edad de piedra más desatados.
Raúl del Olmo
A Felices lunes es mejor ir a verles sin expectativas. Su tiempo pasó, pero sus grandes himnos siguen ahí, inalterados, para volver a ellos cuando sea conveniente. Sabedores de poseer ese arsenal, los de Shaun Ryder han venido de gira con un repertorio que va de menos a más, y que en Valencia terminaron cerrando por todo lo alto.
Fue una actuación irregular, que arrancó con una muy deslucida «Kinky Afro», que nos hizo temernos lo peor, pero poco a poco la cosa se fue enderezando. Hay oficio, hay actitud y sobre todo pues lo que decimos, hay canciones. Y ahí estaba una banda muy bien engrasada para demostrarlo, con una solvente Firouzeh Razav en sustitución de la gran Rowetta, y un incansable Sin animando al personal con sus maracas y sus bailes.

Madchester volvió a resonar en Festival como hizo hace un par de ediciones con Alfombras inspirales. Teníamos la ocasión de regresar a dos gemas como Píldoras ‘n’ emociones y dientes (1990) Y Desanimado (1988) y nos dejamos atrapar sin ofrecer resistencia. Imposible no sumergirse en la lisergia de «Loose Fit» y «Rave On», el despiporre de «Mad Cyril» o en ese trío grandioso de «Hallelujah», «24 Hour Party People» y «Step On». Para «Wrote for Luck» ya nos habían ganado por goleada.
Manuel Pinazo
Sábado 27 de septiembre
Había ganas de ver a Chucho en esta edición de Visor Fest. A la reciente reedición de su grandioso debut 78 (97) se unía la publicación de un recopilatorio de caras B y descartes primerizos realmente fascinante, Prehistoria, demos y demonios (25). Y, en efecto, fue su faceta más esquinada y rasposa la que brilló especialmente en Valencia, destacando el rescate de “Esto es mi sangre”, la épica estrangulada de “Mi anestesia” y el calambre siempre letal de “El ángel inseminador”.
No faltaron momentos íntimos que apelan directamente al músculo del que mejor conoce sus misterios Fernando Alfaro: el corazón, con una dupla deslumbrantemente emocionante encadenando “Abre todas las ventanas” y “Revolución”, por no hablar de canciones inmortales como “Un ángel turbio” o la conmovedoramente limpia y encendida mirada al amor de “Cirujano patafísico”.

Igualmente sonó apropiada la denuncia de la matanza en Gaza con la recuperada e incisiva “Piedras de Palestina” y un final que ya es gloria bendita para los amantes de los ángulos obtusos del albaceteño, con la sucia y directa “Perruzo” y ese mantra deleitoso para los que tenemos un cable pelado constante que es “Inés Groizard” Colmillos de titanio. La próxima vez que les veamos será en la fiesta 25 aniversario de Muzikalia.
Raúl del Olmo
Echobelly han regresado a los escenarios para celebrar los 30 años de
Peter gancho volvía a nuestro país seis meses después de presentar los dos Sustancia (de Nuevo pedido Y División de Joy) junto a La luz. El bajista no pudo deleitarnos de sus icónicos punteos por una reciente operación de hombro, pero eso no le impidió ejercer de frontman no falto de carisma, poniéndose al frente de su portentosa banda. El resultado no pudo ser mejor, dado el respeto con el que se afronta el repertorio de ambas formaciones. Como me confesaba en una reciente entrevista:«tengo la oportunidad de hacer que suenen exactamente como quiero, que, por suerte, es como fueron escritas originalmente, y me mantengo absolutamente fiel al sonido original». Y así fue.
Peter Hook y la luz arrancaron por el principio, con ese «Tres, cinco, cero, uno, dos, cinco Go!» que da paso al post-punk de «Warsaw», a partir de ahí la maquinaria infalible rescató los momentos más populares de División de Joy, como las muy celebradas «She’s Lost Control», «Shadowplay» o «Transmission», u otras perlas como «Disorder» o «Digital». Dedicó «Atmosphere» a la memoria de Ian Curtis fallecido hace 45 años, y cambiaron de tercio con una excelente recreación de «Your Silent Face», esa pieza crepuscular que tanto bebe de Kraftwerk, que ya habían sonado con «Trans Europe Express» en la intro, como en tiempos de División de alegría.

Al set de Nuevo pedido le faltaron pocos hits, desde su oscura versión de»Blue Monday», a la luminosa «Regret» o a fiera «Crystal» más guitarrera que la que suelen facturar los de Bernard Sumner. Se acordaron de Mónacoproyecto de Gancho junto al presente David Potts, e interpretaron su «What Do You Want From Me?». El tramo final desató la locura con unas muy vigorosas «Bizarre Love Triangle», «Temptation» y «True Faith», y cerraron volviendo atrás en el tiempo con «Ceremony» y una «Love Will Tear Us Apart» que paradójicamente ha terminado convertida un himno del «lolololo».
A quienes digan que esto es un grupo de versiones o una banda tributo, podría remitirles a Los estranguladores, que siguen adelante con el bajista Jean-Jacques Burnel como único miembro fundador del grupo en activo. Aunque realmente esto es otra cosa, el proyecto de un músico al que le gusta revisar su pasado y hacer felices a quienes en su día no pudieran disfrutar de muchas de esas canciones en directo.
Fotos Visor Fest: Luis Pérez Contreras