«Puedes bajar la pancarta (en la que se pedía la canción «Seven»), cambiamos el setlist cada noche y el de hoy ya está elegido» comentaba Bote de Tim a un fan durante el concierto de Jaime en Noches del Botánico. Un reflejo de lo viva, cambiante y estimulante que sigue siendo su música, a pesar de que hayan pasado más de cuarenta años desde su formación. Ellos no se resignan en ir a lo fácil o a repetir repertorio noche tras noche.
No hay dos conciertos iguales de Jaime; cada día aguardan sorpresas, nuevos desarrollos e improvisaciones por parte de ese elenco de ocho músicos en constante movimiento, respaldando a un frontman cuyo carisma y fuerza escénica, casan con su ese mantra de espiritualidad casi chamánica. Juntos conjugan un diálogo entre la fragilidad humana y la euforia colectiva, entre el susurro más confesional y el más arrollador de los himnos.
Se apagaban las luces del recinto de la Complutense y los de Manchester irrumpían desde la grada, con una versión acústica de la hipnótica «Lose Control», avanzando hacia el escenario entre una guitarra acústica y una trompeta. Empezaban así dos horas de un extenso recorrido por buena parte de su discografía, con importantes paradas en el reciente Delicioso (2024) y una variada colección de canciones en las que primó lo íntimo. Entre el público -demasiado hablador, por desgracia- se pedían «más conocidas» cuando entre los 20 temas interpretados, la mitad eran singles de todas sus etapas.
Fue un bonito trayecto que partió de la íntimas «Way Over Your Head» y «Five-O» hasta llegar a la luminosa «She’s a Star», ese tema sobre la autoconfianza; se volvieron experimentales y reivindicativos en «Heads» y esa ambiental «Honest Joe» parida en 1994 con la compañía de Brian Eno. Volvieron a la parte más amable de su nuevo disco en una «Shadow of a Giant» con su lacerante violín y la saltarina «Better With You», hasta que volvieron a épocas de Establecido (1993) con «Say Something». Ese emotivo sencillo dedicado a la partida de la madre de Booth («Moving On») dio paso al primer éxtasis colectivo que produjo la infalible «Born of Frustration», que sonó creciente y poderosa como siempre.
Más adelante nos recordaron esas épocas en las que se acercaron al britpop («Tomorrow») y cerraron el primer tramo haciendo escala en dos de sus discos más exitosos, recordando la épica de «Sound» de Siete (1992) y volviendo a Establecido (1993) Con «para conseguirte».
Todo quedó a punto para un bis arrollador que se abrió con uno de sus singles recientes más poderosos, «Beautiful Beaches», tras la que llegó la esperada «Getting Away With It (All Messed Up)» con Puesto mezclándose con las primeras filas, para que todo terminara de explotar con «Laid». El concierto parecía terminar, los músicos dejaban sus instrumentos pero con una media sonrisa, el cantante nos dijo que había tiempo para un tema más. Así llegó «Sit Down» con la que culminaron de la mejor manera una nueva actuación que tardaremos en olvidar.
La noche había arrancado con los siempre interesantes Teenage Fanclub, que durante algo más de sesenta minutos volvieron a cautivarnos con una ración del mejor power pop, y otro repaso a una sobresaliente carrera. Desde la melancolía plagada de guitarras fuzz de esa «Home» incluida en Arcade sin fina la reciente «Tired of Being Alone», todo iba encaminándose para acompañarles en un trayecto por presente y pasado.
Los de Blake normal Y Raymon McGinley siguen siendo maestros artesanos de esa belleza ensoñadora presente en piezas como “About You”, única parada en el excelso Gran Premio (1995). No faltaron sin embargo varios guiños al celebrado Bandwagonesque (1990) con «Metal Baby», «What You Do to Me», «Alcoholiday» y claro, «The Concept», en una versión más contenida que en otras ocasiones.
Brillaron en temas nuevos como “Everything Is Falling Apart”, con su energía y esos teclados de Euros Childs. También nos desarmaron con la belleza de “I’m In Love” y la visita a ¡Hola! (2000) con «My Uptight Life», y culminaron con su clásico “Everything Flows”, sacándonos una sonrisa de satisfacción entre sus poderosos y contagiosos riffs. Maestros.
Fotos James + Teenage Fanclub: Fernando del Río
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