Desde un primer momento, las guitarras (eléctricas) brillan en Lotoel nuevo álbum de Little Simz. Un cambio de tercio bastante sustancial respecto a la preponderante electrónica usada en anteriores trabajos, como por ejemplo su inmediatamente anterior EP Drop 7. Pero no es esta la única novedad aquí. Y para explicarlo, tenemos que ponernos un poquito en plan prensa amarilla.
Resulta que el escándalo ha salpicado a la antaño aparentemente tan comprometida y bien avenida familia Sault. Ya saben: un colectivo, en su mayoría anónimo, al frente del cual está el famoso productor Inflo (y su esposa, la vocalista CLEO SOL) con el cual ha estado vinculada siempre Little Simz. Al margen de que Inflo ha producido todos sus anteriores discos, ha habido una amistad, con él y con CLEOasí como una confianza, que ha durado largo tiempo. Confianza que se ha visto ahora traicionada, al parecer, al no haber devuelto el productor una deuda contraída con la rapera que asciende nada menos que a casi dos millones de libras. Lo cual ha llevado a ésta a llevar el asunto a los tribunales y desatar todos los infiernos.
No sorprende, por tanto, la ira que se respira en “Thief”, canción inicial de este Lotoque, claro, ha producido por primera vez alguien que no es Inflo (Sino Miles Clinton James, productor, entre otros, de Kkokokokokokokoko). Esas guitarras de ascendencia post-punk de las que hablábamos y un ritmo frenético abrigan el fraseo de Simzque lanza airosa una serie de frases que parecen dedicadas a su ex-productor: “ladrón, y tú sabes a qué me refiero, vendiendo mentiras, vendiendo sueños…”, todo ello remozado con un “lalalalala” entonado con tanta sorna que parece preceder a una pedorreta.
¿Estamos ante un carne de res como el de Kendrick estafa Pato? Aunque ha sido interpelada al respecto, la rapera no ha confirmado nada, pero vamos, poco avispado tiene que ser uno para no localizar conexiones aquí con esta pelea legal que tienen entre manos. Y en todo caso, musicalmente es todo un comienzo-bomba para un álbum muy esperado. Tras su obra maestra A veces podría ser introvertidoaquél Gorila que mantenía el tipo y sobre todo, el triunfo de la artista en el festival de Glastonbury todo el mundo se preguntaba cuál sería su próximo paso.
Y la respuesta está en un álbum titulado Lotouna flor que alude al renacimiento, y que, según ella misma ha dicho, es el más personal que ha hecho hasta la fecha. Un disco introspectivo, no exento de ira y con una base musical mucho más analógica y austera, pero que pone el foco en los detalles de una forma más intensa que en anteriores ocasiones y, a través de ello, juega con texturas mucho más variadas y atractivas a oídos poco habituados al puro hip hop.
Transitamos, por tanto, la lista de temas con la sensación de estar efectivamente ante algo bastante diferente a lo que Simz nos tenía acostumbrados. “Flood” es de nuevo una canción intensa, casi violenta y muy centrada en el juego del bajo y los parches. Lo mismo pasa con “Young” (no se pierdan su videoclippor cierto), que podríamos incluso calificar como lo más tradicionalmente pop que la artista haya hecho, sin olvidar el uso de la ironía más ácida que se pueda imaginar en su texto.
Cambio de tercio con “Only” y una onda latina que casa a la perfección con la ambientación ritmo y blues que encontramos en “Free”, uno de los singles que sirvieron de adelanto al álbum. Otra canción muy agradable al oído que hace pensar que esta versión de Simz enfadada, es también, paradójicamente, quizás la más accesible hasta la fecha.
Las colaboraciones campan a sus anchas por el disco, como la de Moses Sumneyque aparece en la contemplativa pieza “Peace”, o en la africanista “Lion”, en que interviene su colaborador habitual Obonjayarpor no hablar de los monstruos Kiwanuka Y Yusef días que ayudan a que la canción titular tenga ese sentido épico que llena 6.35 minutos de arte puro y que preceden a una dupla final igualmente extraordinaria: en “Lonely” escuchamos a su autora en su versión más introspectiva y sensual, y en “Blue” -en la que por cierto interviene Sampha– genera una coda final con la que nos queda cierta sensación de amargura.
Quizás sea debido a que el precio que ha tenido que pagar la que es una de las artistas más relevantes de su generación para llegar a este estatus ha sido demasiado alto. Deben haber sido muchas las zancadillas en el camino, no sólo el disgusto con Inflo. Aquí parece recapitular todo eso, pagar sus deudas, y salir de ello con sus demonios expulsados y renovada. Una nueva versión de sí misma que, como no podía ser de otro modo, la mantiene inamovible en el podio de una excelencia que nunca deja de brillar en ella. Otro gran, gran álbum de una de las más grandes hoy.