Dentro del colectivo de artistas que se agrupan bajo el nombre de Rusia-IDKel primero en sacar elepé fue Ralphie Chooque asombró con Supernova (2023) explorando las posibilidades de la autoproducción, de la variedad estilística y el cooperativismo como conceptos básicos de unos jóvenes que han crecido bajando música en un mp3 (sobretodo R&B norteamerico y rap), trasteando con software barato en sus habitaciones (todo empezaría con aquello del “bedroom pop”), y creando ganchos melódicos que perdurasen en la memoria del oyente.
El siguiente en dar el paso a reunir un cancionero consistente para debutar con un larga duración es el vallisoletano, afincado en Madrid, Rusowskyque ya llevaba colgando en Youtube canciones desde hace unos años. Su tema “So, So” causó furor en las redes sociales, y en plena pandemia seguiría cacharreando en su habitación e invitando a sus amigos a unirse con bases, loops y samplers para ir dando forma a un ideario sonoro que se define por su indefinición. Si una de las cosas que define a toda esta pandilla de amigos es que quieren hacer música en la que pasen muchas cosas, que múltiples inputs puedan generar en el oyente la necesidad de volver a engancharse a este u otro tema. No pretenden crear ningún nicho de mercado prefabricado, y a lo que aspiran es a divertirse jugando con las influencias que han ido interiorizando desde que eran niños. Scroll music en tiempos de aceleración máxima.
En el caso de Rusowskyya desde que era niño acompañaba a su madre (profesora de solfeo) a la escuela donde impartía clases, y pronto empezó a estudiar guitarra y piano. Su adolescencia la pasaría estudiando en la academia de música, tocando al piano partituras de Pez O Liszty descubriendo la cultura del sampler de la mano de artistas como Beyoncé O Tyler el creador. El destino quiso que C. tangna escuchara sus canciones y le llamase un día para crear las bases de “Bien :(“ para el epé de Pucho de 2020, y a partir de ahí su figura se ha ido redimensionando.
Margarita (Rusia-IDK/Warner2025) es un prodigio de inventiva, y de cómo de fructífero puede ser el proceso creativo si a este se le arrebata ese punto de sacralización. El proceso creador para Rusowsky es permitirle jugar con los sonidos y las texturas; también es la demostración de que el ensayo-error es el perfecto antídoto con el que combatir la excesiva profesionalización del músico.
El disco es un dechado de virtudes. El arranque sinfónico con “KINKI FÍGARO” se entrelaza con la síncopa agresiva y el flow de Jean Dawson. Una interludio breve que da paso a un hit incontestable, “Johnny Glamour”, en donde recupera a Las Ketchup poniendo coros a un tema pop de aires latinos. “SOPHIA” es otra muestra deslumbrante de esa forma de hacer pop con influencias del vaporwave y con estribillos que se pegan como lapas.
Las resonancias al R&B en “pink + pink” (cantada por Ravyn Lenae) me recuerda a brandy y a las producciones de Pharrell Williamsmientras que “ALTAGAMA” rezuma romanticismo sobre una colcha de bajos rugosos; guiños al “Words” de P. David se cuelan en la onírica balada “4 Daisy” en un involuntario ejercicio hipnagógico, y la audacia de nuestro hombre le lleva a deconstruir la bachata en “malibU”; el “Papi Chulo” de Lorna también suena en esta fiesta de espectros, en este caso en “sukkKK” (junto a La) un tema de reguetón sobre una colchón de grime y células glitcheadas.
Escucha rusowsky – Daisy
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