El pasado domingo, Espíritu de aire demostró en la Sala mi de Madrid que su relación con el público español es de esas que ni el tiempo ni la distancia pueden desgastar, reuniendo a una nutrida legión de fans de lo más variopinto.
La banda liderada por Kaicarismático frontman y guitarrista (hace años también al servicio de los legendarios Hermanas de la misericordia), volvió a reencontrarse con una audiencia heterogénea y entregada: desde metalheads veteranos, a jóvenes devotos de la cultura japonesa, pasando por algún que otro «dark» más admiradores de los mencionados Sisters – me temo – que de ellos.
La gira, organizada por Grupo de eclipsese vio sacudida por el apagón eléctrico generalizado, que obligó a cancelar la fecha de Barcelona el lunes, pero en Madrid el destino fue benévolo, y el concierto se desarrolló en un ambiente de total comunión con los suyos.
El show se dividió en dos partes bien diferenciadas, casi como si fueran dos capítulos de un mismo libro y es que, Espíritu de aire ya habían avisado de este hecho y de que repasarían toda su discografía y también su último trabajo, Seasons (2024).
En la primera, temas como “Hoja de plata”, “PERDIDO Horizon”o “Sombra del tiempo” desplegaron esa atmósfera etérea, pero potente que caracteriza el sonido de Spirit D’Air; una perfecta mezcla de metal progresivo, electrónica y melodías vocales cargadas de melancolía.
Sólidos y generosos, mostraron una elegancia escénica bien preparada, pero para nada reñida con la pasión, equilibrando técnica a los instrumentos con una actitud cercana con los suyos. Especialmente Kai no dejó de agradecer al público en las pocas pausas, visiblemente emocionado de estar ahí otra vez y dejando claro que lo suyo no es pose.
Llegábamos a “The Hunter”, tema bestial en el que Kai preguntó si estábamos preparados para un sonido más “heavy” del habitual, para acto seguido colgarse la guitarra y dar tralla como ellos saben. En la misma línea sonora cayó “The Abyss” en la que Kai demuestra su versatilidad vocal, con unos guturales que llegan a dar miedo.
Curiosamente acabaron con cambio de tercio musical, con el tema “Glaciers”, totalmente opuesto a los anteriores y con la mala fortuna de tener ciertos problemas con la guitarra de Yusuke, algo que, gracias a un público entregado y al resto de la banda, que continuaron de manera profesional, salvó el tema de manera satisfactoria.
Tras una breve pausa, la segunda parte del set llevó todo a otro nivel. “Tormenta de hambre “, “Ocean’s Call”y la potente “Zona Dead” marcaron un bloque más intenso, con riffs más agresivos en directo que en sus grabaciones y con momentos de autentico éxtasis colectivo, se permitieron incluso un solo de batería, algo que bien pudiera servir como pequeño homenaje al musculo rítmico de la banda, pero que – no nos engañemos – merma el ritmo de cualquier concierto.
El tramo final, con “Tsunami”, “Shizuku” y la epica “Leviatán”cerró el repertorio antes de un bis emotivo donde sonaron las más intimas “Llamarte” Y “Luz guía”como si quisieran dejar una caricia en vez de un zarpazo, en comparación con sus temas anteriores.
Despedida en el escenario con los suyos, recogiendo algunos ramos de flores que unas jóvenes fans habían portado durante todo el concierto. Espíritu de aire sellaron esa especie de pacto que mantienen con España desde hace años – y que incluso los ha llevado a grabar un disco por Barcelona – Vivir en Barcelona (2023), ofreciendo un concierto total y una celebración de vínculos con su público.
Fotos Esprit D’Air: Fernando del Río