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Era 1974. En ese momento, el polémico comentario de John Lennon de que era más grande que Jesús seguía siendo cierto. Incluso años después de la separación de los Beatles, el mundo seguía completamente obsesionado con sus miembros, y Lennon seguía siendo no solo uno de los músicos favoritos del mundosino también uno a quien otros músicos veneraban y respetaban.
David Bowie, sin duda, lo hizo. Unos años más joven que los Fab Four, Bowie fue uno de los innumerables músicos que se criaron con la banda. Bowie se sintió ineludiblemente inspirado por ellos, tanto por su carrera como por el enorme éxito que habían alcanzado.
Pero también le fascinaba su experimentación, una cualidad que llegaría a perfeccionar y representar en su propia carrera. En 1974, apenas estaba empezando, ya que El ascenso y la caída de Ziggy Stardust y las arañas de Marte Lo vio triunfar en 1972, catapultándolo al estrellato mundial y convirtiéndolo, como Lennon, en una figura obsesiva.
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Y recordaba Tony Visconti:
«Estaba aterrorizado de conocer a John Lennon. De hecho, fue necesario que los juntaran, precisamente en la fiesta de Elizabeth Taylor, para finalmente animarlo. Sin embargo, en ese momento, el encuentro inicial fue en gran medida decepcionante, ya que Bowie tuvo la interacción que cualquier fan tendría. «Creo que fuimos educados el uno con el otro, con esa especie de relación entre mayores y jóvenes».
Pero fue años después, cuando ambos tuvieron una reunión privada, que su futura amistad floreció de la forma más incómoda pero conmovedora posible. Como Bowie estaba otra vez demasiado nervioso, llevó a Visconti para calmar la situación cuando Lennon lo invitó a charlar un rato más en su hotel.
Y curiosamente:
Durante las dos horas siguientes, John Lennon y David no se hablaron. En cambio, David estaba sentado en el suelo con un bloc de dibujo y un carboncillo, dibujando, ignorando por completo a Lennon Bowie estaba tan nervioso que parecía haberse quedado completamente mudo, incapaz de encontrar el coraje ni las palabras .
Sin embargo, a Lennon parecía gustarle. Quizás había algo refrescante en ello. Sin duda, todo el día, todos los días, solo se encontraba con fans gritando y gente desesperada por hablar con él. En cambio, allí estaba alguien que solo quería sentarse en silencio.
«Después de unas dos horas así, finalmente , Lennon le dijo a David :
«’Rompe ese bloc por la mitad y dame unas hojas. Quiero dibujarte’. Así que David dijo: ‘Oh, es una buena idea’, y finalmente se abrió.
Así que John empezó a hacer caricaturas de David, y David empezó a hacer lo mismo de John, y no paraban de intercambiarlas y luego se echaron a reír, y eso rompió el hielo»y así nació la amistad.
Colaborarían en «Fame», pero sobre todo, y aún más importante, cultivarían una amistad profundamente especial. Fue la noche que le dio a Bowie su «mayor mentor» y un amigo entrañable hasta el día de su triste fallecimiento.
