En la portada del nuevo disco de los gallegos Gran amor inmortalizan un instante bucólico. Parece que el sol va decayendo y en esas casas ya desvencijadas podría estar ocurriendo cualquier escena cotidiana; también, puesto a dejar volar la imaginación, ser el marco idílico para un slasher filmado por Tobe Hooper. Contrastes (en su anterior disco utilizaban un grafismo a lo black metal), texturas apabullantes que desbordan los límites estilísticos, intuición, activismo DIY,, entusiasmo y mucho sentido del humor. Algunas de las características aplicables a la música de este trío que lo componen Nuno Pico, Clara Redondo Y mariquita y que terminan por seducir.
El sonido de III (Ernie2025) suena bastante más compacto que en los anteriores discos, y la variedad de géneros que manejan con tanta soltura parece que ha entrado en el mundo Gran amor gracias a una mayor implicación de las mujeres del grupo en el proceso creativo de Nunoy es un plus a tener en cuenta en aras de una amplitud de miras.
Ellos han bebido de fuentes clásicas desde que eran adolescentes. Si ir más lejos, se declaran fan fatales de Muñecas de Nueva York, Los títeres, AC/CD o de Sábado negro por poner algunos ejemplos. Pero en estos surcos crepitan al ritmo de otros referentes que, de forma instintiva han ido incorporándose en su ideario.
Gracias en gran medida a la producción de Jacobo naya (ex de De moda) y la mezclas de Carles Campi Campón (llegaron tarde de cumplir el sueño de que Steve Albini les produjera el disco aunque el fundador de Grande estaba dispuesto a hacerlo), estas canciones parecen un hervidero de electricidad desbocada, un muro de sonido esculpido a base de lava incandescente.
Y de canciones van sobrados en aptitud y pericia. Los tambores dan el paso en la intro que abre el disco (“O Meu Nome É Ningún») para después dejar paso a unas guitarras surferas. Si juntaramos a Fugazi y a los Los calambres igual saldría un trallazo del calibre de “Ontes Fun Moi Malo”; la EMB con las ppm al punto del colapso (“Maldita Sea Mi Suerte”) y en “Lela” resuenan ecos de Diabólogo más el azufre de Los dioses jóvenes.
Las bases witch house con samplers y riffs metaleros dan vida a “Tempo Queimado”, mientras que los hermanos Reid los miran con las cejas arqueadas en “Vou Pa Arzúa” y Nacho Vegas se apunta a este bodegón en llamas poniendo voz en “Más”, un tema de bubblegum pop que se sostiene (de milagro) a calambrazo vivo.
Escucha Grande Amore – III
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