Cualquier cosa que venga de los Beatles tiene un valor, hasta el objeto o pertenencia más vago o irrisorio. Cualquier tontería, cualquier chuchería puede interesar y ser susceptible de subasta. Estamos en 2025 y las cosas están así: se ha vendido un trozo de tostada que dejó George Harrison en un plato en 1963.
La corteza del pan que dejó sin comer el ex beatle fue salvada por una fan llamada Sue Houghton, que tenía 15 años en ese momento. Según el Daily Express, ella conservó el pan en una página de un álbum de recortes junto con el título: “Un trozo del desayuno de George el 8 de febrero de 1963”.
La fecha de venta indica que el trozo de pan es del momento en que los Fab Four regresaron a Liverpool después de siete semanas de gira.
Tal y como informa el New York Post, la fan había tomado los restos del plato de Harrison después de hacerse amiga de su familia y visitar su casa. Su álbum de recortes también contenía otros recuerdos de Harrison, incluyendo pelusa de debajo de su cama e hilo de sus vaqueros (¡¡¡!).
Pero resulta que el trozo de tostada ya se vendió originalmente en 1992 cuando Houghton subastó su álbum de recortes por 1.265 libras esterlinas para financiar las reparaciones del hogar, y ahora se ha informado de que el trozo de pan ha cambiado de manos de nuevo.
Lo ha comprado el coleccionista de recuerdos Joseph O’Donnell, aunque el precio que pagó no se ha hecho público, una pena. El pan se ha conservado enmarcado en un cristal con protección UV de calidad de museo.
«Es una historia brillante que es a la vez extraña e histórica y una historia que seguiré contándoles a mis amigos, coleccionistas de recuerdos y seguidores de los Beatles», le dijo al Daily Express.
El NY Post también destaca que la noticia de la tostada llegó en su día a los miembros de The Beatles y se convirtió en una broma entre ellos.
En 1992, por ejemplo, Harrison bromeó diciendo que la tostada no podía haberle pertenecido en una entrevista con Vox: “¡Me comí todas mis tostadas! ¡Nunca dejé ninguna!”.
En 1999, Paul McCartney también se sumó a la broma al decirle al El speigel que sus hijos se burlaban de él cuando no terminaba su desayuno. Dijo que exageraban y que le decían que la tostada se vendió por 40.000 dólares:
“‘Papá, no tienes que terminar el panecillo’, decían, o: ‘¿De verdad quieres medio huevo? Vamos a limpiar la mesa’”.