Hay que celebrarlo todo. Porque sí, porque hoy todo es tan efímero que cualquier motivo para celebrar la propia existencia es justificación más que suficiente para armar un sarao. Máxime cuando esa propia existencia ha tenido que ver con hacer felices a tus semejantes a golpe de canciones, guitarrazos y honestidad. Es el caso de bandas como Doctor Divagoque desde su València natal se las ha compuesto para mantener hasta nuestros días una trayectoria -con sus vaivenes de personal, claro está- totalmente ajena a los puntos flacos y con una vigencia que llega a nuestros días, con discos tan brillantes como La Tierra Prometida (Bonavena, 2023).
Loss Divago se las han compuesto, digo, para funcionar como un reloj -y capeando los vientos y mareas que genera nacer en una ciudad de provincias alejada del foco de la industria musical, que tiene mérito- durante nada menos que 35 años. Celebraron ya sus 25 con un documental, un recopilatorio, conciertos varios y claro, diez años después, conviene recordar bien fuerte que siguen vivos y coleando, pero esta vez la idea ha venido de otra parte.
Javier “Gafotas” Pérez es responsable de uno de los programas radiofónicos más longevos -casi tanto como los Divago– en territorio valenciano. Desde su modesta trinchera de El Club de Amigos del Crimen en la emisora Radio Klara y de una forma completamente independiente y autogestionada ha ido generando con los años una labor primordial para el tejido musical en la ciudad de Valencia y alrededores. Un ámbito cultural que, aunque no sea comparable en dimensiones al de Madrid o Barcelona, siempre ha tenido una actividad tan frenética como interesante. En este contexto se sitúa Javi, que en un acto de amor a una de las bandas de su vida, ha coordinado este proyecto-disco que ahora publica Osadía Ediciones y que es todo un homenaje a la música que Manolo Bertrán, El, Criajo, Edu Cerdá Y David Lifejunto al resto de miembros que integraron en el pasado la formación, han ido regalándonos a lo largo de estos 35 años.
Por eso, lo que demuestra el disco, al margen del aspecto puramente musical en el que después incidiremos, es la gran influencia que la banda ha tenido tanto en sus paisanos, como en no pocos colegas músicos de fuera de Valencia. Esto es así por varios factores: el primero, las letras de Manolo Bertránun tipo que en otra vida sin duda fue poeta (y en esta también), capaces de formar en nuestra cabeza imágenes tan inverosímiles y potentes que podríamos decir sin temor que tienen poco parangón en el uso del castellano a lo largo de la historia del rock. Además, su música, aunque podríamos simplificar calificándola de pop-rock, en realidad es bastante poco encasillable, algo que a veces ha jugado en su contra, pues la gente necesita que le den las cosas masticadas, pero a la larga les ha situado como un referente a la hora de hacer las cosas con personalidad.
Y por último, sin duda, el directo. Son una banda que mantiene a tres de sus miembros originales en la formación: el cantante, compositor y guitarrista, un batería que es puro corazón y un armonicista que es un genio. Casi nada. Y si encima añadimos a un bajista que es el sístole del corazón del batería y un guitarrista con especial talento para los arreglos eléctricos, tenemos a una banda soberbia, que sigue tocando por gusto. Quedando para ensayar en su local sito en Complejo Alquería Frailes 13 (título de su penúltimo álbum de estudio, por cierto) y haciendo las cosas bien: sólo tocan por ahí cuando realmente tienen ganas y motivos para hacerlo.
Esto ha generado, además de influencia, respeto. Un respeto que ahora se encapsula en 19 canciones metidas en un álbum titulado Una vida es demasiado poco… homenaje Doctor Divago 35 añosque cuenta además con una edición cuidada y bonita. Su portada es responsabilidad del artista italiano afincado en València Antonio Minerba y su formato, en cuestión de carpeta, es peculiar: el tamaño anda entre el digipack y el soltero de 7”. Este empaque, claro, guarda perfecta proporción con su contenido. 19 canciones tocadas por 19 bandas y artistas. 19, pero en versión digital son 20, porque el que quizá sea el único que puede mirar de frente a Doctor Divago en cuestión de influencia y reputación, el cantante, compositor y pianista Luís Pradohace dos (fantásticas) versiones.
Elegir entre todo el cancionero Divago es tarea árdua, así que imagino que toda esta gente ha “tirado a dar” armada con el corazón. O lo que más cuadraba a su personalidad, aunque su versión acabe siendo totalmente diferente a la original. De hecho, la primera en la frente: Gilberto Aubánalias Gilbertásse marca un “Gracia Imperio” para abrir este disco totalmente distinto al que abría el disco Imperio en 2013, con una atmósfera recargada y misteriosa que da una vuelta de tuerca muy adecuada a la historia “negra” de la canción.
Este ánimo de releer las canciones de la banda valenciana es bastante generalizado entre todo lo aquí incluído. Y está hecho, se nota, con el mayor de todos los cariños. El castellonense Santi Campos convierte “Clínica del alma en navidad” en toda una canción de antorcha; el mencionado Luís Pradoen su línea habitual, torna la anteriormente casi punk “Jugando a pillar en el Limbo” en una canción de Randy Newman; Lanucasoberbio proyecto de Ángela Bonettraslada a su siempre particular universo “Madre de todas las demencias”; Tesorola magnífica banda gallega, lleva al mundo de Brian Eno al “Vertiginoso atleta moral”; los también valencianos Capilla Ambros convierten “Ligero como una pluma” al post-punk más ochentero. Y así todo.
Junto a artistas valencianos como algunos de los mencionados u otros, todos muy ilustres, como Cándida, Entonces vengar, Radiadores, Juancho Plaza, Los Radiadores O Samuel Reinase apuntan a la fiesta otros que son de fuera: además de Tesoro, Óscar Ogalla Y Raquel Gª Cabañasambos de Barcelona. Todos ellos, como digo, hacen excelentes versiones repletas de amor que convierten este en uno de esos discos homenaje, como, por poner dos ejemplos, aquél Soy tu fan dedicado a Cohen o el El puente dedicado a Neil Youngque tienen un especial interés para comprobar lo mucho que pueden llevarse al límite las canciones cuando son realmente buenas. Y éstas lo son.
Junto a todas las versiones hechas ex profeso para la ocasión, hay algunas que podríamos considerar rarezas clásicas de bandas que incluso ya no existen, como los añorados Serpentina (Paco y María Tamarit) y la banda hermana de los Divago, Una Sonrisa Terrible. Otra muestra, pues, del interés que tiene este álbum tan necesario como emocionalmente bello, que además de su presentación (con entrevista y acústico por parte de los homenajeados) en el café Tulsa de Benimaclet el pasado 30 de noviembre de 2024, contará con otra por todo lo alto, ya en eléctrico y con invitados de excepción, el próximo mes de abril en la Sala 16 Toneladas de Valencia. Permanezcan atentos, porque va a ser sonado. Y háganse con este disco que contiene tantas, pero tantas, cosas buenas.
Escucha VVAA – Una vida es demasiado poco… homenaje Doctor Divago 35 años