Un bodrio de proporciones descomunales es Mindcage, que acaba de estrenar en Netflix y ya está como la película número 1 en el listado de las más vistas del gigante del streaming.
¿Por dónde empezar, habiendo tantas variantes para entrarle a esta película con John Malkovich y Martin Lawrence? Una, quizá la más obvia porque es la más evidente, es una (mala) copia o calco o plagio de El silencio de los inocentes, con Malkovich cual Hannibal Lecter, el asesino preso que dará pistas a una detective (la joven canadiense Melissa Roxbourgh), que tiene también su trastorno del pasado.
Cuando empiezan a sumarse los cadáveres femeninos en una ciudad estadounidense no identificada, la policía entiende, o cree, que se trata de un imitador de un antiguo asesino serial. Cinco años atrás, el Artista (Malkovich) había sido apresado tras realizar asesinatos, pongámosle, hechos con una mirada artística. Los cadáveres son presentados, antes y ahora, como si fueran esculturas.
Uno de los detectives que ahora está investigando las nuevas muertes es Jack Doyle (Martin Lawrence, a quien estamos más habituado a verlo en comedias o en la saga de Bad Boys con el cacheteador Will Smith). El tipo pone cara de no-te-lo-puedo-creer cuando se entera de que el jefe de policía planea que entrevisten al Artista. La idea es: el tipo debe tener algunos datos que sirvan de indicio, de pista, para atrapar al copiador. Y hasta, en una de ésas, le toma bronca por tratar de imitarlo y no está a su altura.
El Artista dibuja como Miguel Angel, y tiene una particularidad para retratar, con lápiz negro, a quienes lo rodean. Acá les tiré una pista.
Jack estuvo tras el Artista cinco años atrás, y hay una muerte, la de un compañero, que lo tiene un poquito trastornado.
Así como Lawrence juega a ponerse serio y le sale horrible, Malkovich, conocido por pasarse de rosca, y que este papel daba para ello, parece como contenido.
Todo esto sería obra del guionista y director esta jaula mental, el italiano Mauro Borrelli (no, no Boselli como el ex jugador de Estudiantes de La Plata, que pobre no tiene nada que ver). Ilustrador arte para películas, de Más allá de los sueños, pasando por Los 8 más odiados y la Dumbo de Tim Burton, evidentemente tiene entre sus películas favoritas a la última ganadora de los 5 premios Oscar más importantes (filme, dirección, actores protagónicos y guion adaptado).
Pero así como hay un asesino que estaría copiando a otro, Borrelli no es, no le sale ser Jonathan Demme, y copia -algunos dirán que homenajea- algunas secuencias, y hasta tomas. Vean cómo Mary le muestra el expediente al Artista en la prisión, o (alerta de único spoiler, que tampoco es para tanto) cómo los agentes ingresan a un domicilio para encontrar al asesino, pero es una dirección errónea. Igualito a El silencio de los inocentes.
Pero la película es mala inclusive desde la técnica. Vean los planos y contraplanos de Jack manejando y Mary como acompañante, y lo que se ve tras las ventanillas es un chroma mal resuelto (hasta a veces pareciera que el auto va más rápido cuando enfoca a uno que a otro).
El thriller piscológico tiene sus reglas, sus vueltas, y Mindcage no aporta nada en absoluto como para incitarse a sentarse a verla. Por más que dure poco más de una hora y media, porque parece el doble.
Suspenso / Terror. Estados Unidos, 2022. 96’, SAM 16. De: Mauro Borrelli. Con: John Malkovich, Melissa Roxbourgh, Martin Lawrence. Disponible en: Netflix.