Cómo conseguir que una historia conocida, real, que ya tuvo documentales y películas de ficción pueda atrapar a nuevos -y viejos- espectadores. Porque el público se renueva, claro, pero para no copiar hay que innovar.
El catalán J.A. Bayona, que de España saltó Hollywood, y ya tiene en sus espaldas Lo imposible y Jurassic World: El reino caído, apostó por un punto distinto a la hora de contar la historia de supervivencia de los rugbiers uruguayos del Old Christian, sus familiares y amigos que estaban en el avión que cayó en la cordillera de los Andes el 13 de octubre de 1972.
Es que hace que convivan las voces de los sobrevivientes con los que murieron. Y Bayona en La sociedad de la nieve va más allá, convirtiendo en el narrador principal de esta película colectiva, a Numa Turcatti (Enzo Vogrincic), uno de los fallecidos.
El accidente en sí es una escena impactante -el ruido del choque, el sonido de los huesos al quebrarse-, pero que no escapa a lo que ya se ha visto en, por ejemplo, ¡Viven! (1993), de Frank Marshall, con Ethan Hawke como Nando Parrado.
Y será Nando (Agustín Pardella) el primero que diga que se niega a morir, habiendo cuerpos congelados…
Canibalismo
Y lo que seguirá será terrible, pero Bayona no cae en el sensacionalismo al mostrar cómo los sobrevivientes aceptan comer carne humana, de sus propios compañeros, porque si no morirían. Las imágenes son cuidadas y no son chocantes, y hay un debate en cuanto a si lo que harán está moralmente aceptado, o hasta si es un pecado (muchos de los protagonistas son religiosos).
Cuando van pasando las jornadas, Bayona combina la desesperación de los sobrevivientes, que no saben por cuánto más tiempo serán precisamente eso, y las escenas de acción, que conllevan nuevas muertes, algunas por una avalancha mientras se resguardaban como podían en el fuselaje del vuelo 571 de la Fuerza Aérea Uruguaya.
El problema que tiene La sociedad de la nieve (ya explicaremos el porqué del título) es su extensión. Son dos horas y media que con una edición más dinámica se pudo abreviar y hacer la proyección más llevadera. Porque la reiteración de las muertes -cuando ocurren, cada una tiene el cartel en pantalla con su nombre y su edad- en vez de conmover, logran el propósito contrario.
Más cuando uno ya sabe lo que sucederá, cómo Nando y Roberto Canessa (Matías Recalt), tras caminar diez días, ven a un baqueano en Chile.
La sociedad de la nieve es la que unió a los vivos y a los muertos, avalada por un personaje que sabe que va a fallecer, y da permiso a que coman de su cuerpo.
No hay muchos rostros conocidos, aunque Vogrincic era Rivera en Iosi, el espía arrepentido, y está entre los actores argentinos Esteban Bigliardi. Hubo un pequeño equipo que rodó en el lugar donde acontecieron los hechos, pero la gran mayoría se filmó en otras montañas, en Sierra Nevada, en España, y a 2.000 metros de altura.
Netflix está haciendo una campaña de promoción descomunal, que ya le sirvió para alcanzar la nominación al Globo de Oro a la mejor película extranjera, e irá por el Oscar porque es la representante de España. Algo que, muy probablemente, también consiga.
“La sociedad de la nieve”
Drama. España / Estados Unidos / Uruguay / Chile. 145′, SAM 16. De: J.A. Bayona. Con: Matías Recalt, Enzo Vogrinci, Rafael Federman, Esteban Bigliardi. Salas: Lorca, Cine Arte Cacodelphia, Atlas Caballito, Patio Bullrich y Nordelta, Multiplex Belgrano, Cinema Devoto.