Debo decir que sí, me senté a ver Wonka, la precuela de Charlie y la fábrica de chocolate, con algunos prejuicios. Y debo admitir que Wonka, con Timothée Chalamet, no tiene absolutamente nada que envidiarle al filme de Tim Burton, con Johnny Depp.
El actor de Llámame por tu nombre y Un día lluvioso en Nueva York está estupendo, con el grado de inocencia e ingenuidad que necesitaba este Willy Wonka que está dejando la adolescencia (bueno, Chalamet está por cumplir 28 años), y que llega con su sombrero de copa a la París anterior a la Guerra con el sueño de convertirse en el chocolatero favorito de todos.
Y lo hará siguiendo con las recetas de chocolate inventadas por su madre (Sally Hawkins, de La forma del agua), que murió cuando él era más pequeño.
Hay preguntas que Wonka, la película, no responderá a los fanáticos de Charlie y la fábrica de chocolate. No hay ni una sola mención al padre dentista de Willy (que estaba interpretado en un flashback por Christopher Lee en el filme de Burton) ni tampoco hay atisbos de cómo este personaje tan simpático se transformará en el déspota, el siniestro Wonka que de adulto invitará a cinco chicos a conocer su fábrica y que disfruta castigar a los niños codiciosos, devoradores de dulces.
Dirigida por Paul King, quien había hecho que Paddington, el personaje que es un oso bien británico, fuera casi un deleite, hay puntos en común entre ambos protagonistas. Hablábamos de la ingenuidad de Wonka, pero también ambos cuentan con la ayuda de amigos para salvar las cuestiones más problemáticas de su existencia.
Que en el caso de Wonka se llama luchar contra la envidia.
Cuando Willy llega a la galería en la que desea abrir su chocolatería, un policía lo multa, porque no se puede soñar. A él no le importa, pero a quienes sí les importa es al trío de chocolateros que tienen el monopolio del cacao en el lugar, los villanos de la historia.
Pero hay más malvados, como la pareja que componen Olivia Colman y Tom Davis -aquí los guionistas abrevaron en Sweeny Todd, ya que debajo de la casa con departamentos que alquilan esconden una realidad muy distinta-. Y allí termina Willy, junto a otros desafortunados que, por no leer la letra chica de un contrato por estar una noche hospedados, deben trabajar encerrados en el sótano lavando sábanas por decenas de años.
El cuento original de Roald Dahl de 1964, ya había tenido su primera adaptación en 1971, en Willy Wonka y su fábrica de chocolate, la película con Gene Wilder. El Wonka adulto explota como fuerza laboral esclava a los Oompa-Loompas, que aquí tienen a su pariente, mucho más pequeño que los de Burton, que viene a cobrarle por los cacaos que se llevó de su isla, y que interpretado por Hugh Grant ofrece varios momentos de genuina comicidad.
Elenco perfecto
Es que todo el elenco está perfecto, de los nombrados al jefe de policía adicto al chocolate (Keegan-Michael Key), o Rowan Atkinson como un cura entongado con los malos, o Calah Lane como Noodle, la amiguita de Willy.
Porque la película también es permeable al consabido consejo de que, con amigos, se puede lograr hasta lo que parece imposible.
Como que Wonka sea una comedia, con canciones, imaginación y hallazgos uno tras otro, que no desmerece en absoluto al filme de la dupla Tim Burton / Johnny Depp.
Comedia / Aventuras. Reino Unido / Estados Unidos, 2023. 116′, ATP. De: Paul King. Con: Timothée Chalamet, Calah Lane, Hugh Grant, Olivia Colman, Sally Hawkins, Jim Carter, Rowan Atkinson. Salas: IMAX, Hoyts Abasto y Unicenter, Cinemark Palermo, Cinépolis Recoleta y Avellaneda, Showcase Belgrano y Haedo.