Podrá gustar más o menos, pero el Napoleón de Ridley Scott se convirtió en la película que llevó más público aquí, en la Argentina, y en casi todo el resto del mundo.
¿Que la actuación de Joaquin Phoenix tuvo mucho que ver con la respuesta del público? Seguro.
En la Argentina la vieron, de jueves a domingo, 141.397 espectadores. En los Estados Unidos y Canadá, 32.500.000 dólares, lo que sumado al resto del planeta donde se estrenó lo nuevo del director de Alien y Blade Runner totaliza unos 78.800.000 dólares.
Scott y Joaquin Phoenix estuvieron en España para promocionar la película, que dura más de dos horas y media.
“Hay 2.500 libros sobre Napoleón. Más que sobre Dios o sobre cualquier líder político -arrancó el realizador inglés-. La pregunta es, ¿qué tiene este hombre enigmático sobre el que hay mucho misterio sobre su poder y su éxito? Un éxito que también quedó bañado en sangre. Cuando sos líder de un ejército y te convertís en dictador, te cubrís de sangre, eso es todo. Las cifras que aparecen al final de la película son exactas, tres millones de soldados murieron en sus batallas”, continuó y aseguró que el 90% de lo escrito sobre Napoleón “es especulación”.
Phoenix no se parece en nada a Napoleón. El actor ganador del Oscar por Joker llegó con una remera negra y el pelo despeinado al encuentro con los periodistas en un hotel madrileño, horas antes de la première del filme en el Museo del Prado, según relata el medio eldiario.es. Y explica que las claves de un personaje tan complejo ante el que “siempre hubo fascinación”.
“Es una historia que se repite. Miren a estos líderes que comienzan siendo idealistas, con los intereses de la gente en mente y que, en un momento del camino, se pervierten y se vuelven susceptibles a su propia codicia y su propia ambición. Lo vemos una y otra vez”, dijo, y afirmó que Napoleón Bonaparte “es una figura fascinante por muchas razones”, y que en cada cultura se percibe de una forma.
“Creo que los estadounidenses lo ven como un hombre hecho a sí mismo. Los estadounidenses están obsesionados con esta idea de que uno de los mitos fundacionales del país es que uno puede surgir de la nada y alcanzar los cargos más altos. Creo que parte de por qué es tan interesante es que realmente es significativo para tantas culturas diferentes por diferentes razones. En Europa del Este creo que le consideran un libertador”.
Scott duda de que actualmente la figura de Napoleón siga vigente. “Igual, en Europa sigue siendo relevante, pero en los Estados Unidos desde luego no se habla mucho de él o no lo he notado. Supongo que lo bueno de Napoleón Bonaparte es que hay muchas opiniones sobre él. En Francia creo que no se ponen de acuerdo en cómo le ven. En Italia… ni idea, ¿cuántos presidentes han tenido en este siglo, cien? Ser presidente debe ser una tarea muy complicada, y encima Napoleón fue un pasó más allá y se convirtió en un dictador. Y no existe ningún dictador benevolente”.
La escena cuestionada
La escasa precisión de varias de las imágenes ha levantado polémicas, pero sobre todo la del ejército de Napoleón disparando con sus cañones a las pirámides de Egipto, algo que Scott, en Madrid, se tomó con humor. “¡Pues claro que eso no pasó! Nos tomamos esa libertad”, justo minutos después de que Phoenix dijera que la intención de Ridley Scott “nunca fue hacer una clase de historia”.
“Lo que querés evitar cuando hacés una película es la lección de historia. Si es una lección de historia, no va nadie a verla. Mi truco es tomar un tema histórico como en Gladiador o 1492, y convertirlo en una película, no en una lección de historia”, cerró el director, que el jueves 30 de noviembre cumple 86 años.