En tiempos de Zooms, en los que las entrevistas virtuales con estrellas de Hollywood se han vuelto cada día más más rituales, contar con 15 minutos para hablar, a solas, con David Fincher es prácticamente un lujo.
Y le director de Pecados capitales, El club de la pelea, La habitación del pánico, Perdida o varios episodios de House of Cards quiere hablar de cine, parece.
“El equipo de Fincher nos hizo saber que él espera tener una conversación en profundidad y reflexiva sobre El asesino, cuestiones relacionadas a su cine y el cine en general, así que está entusiasmado con la charla que vayan a tener”, nos dijo la gente de Netflix, donde este thriller con Michael Fassbender estrenó hace unos días.
Fincher no anda con vueltas en sus respuestas, y admitirá sin ponerse colorado que de cine argentino no sabe absolutamente nada. “No, no sé lo suficiente como para que hablemos de ello”, dice.
-¿Qué te llevó a ser cineasta? ¿Cuándo y cómo lo decidiste?
-Siempre me pareció que sería el mejor trabajo que podría tener. Quiero decir, en cierto modo abarcaba todo lo que me encantaba hacer cuando era niño, dibujar, hacer pinturas, hacer modelos, crear edificios, jugar a la fotografía. Entonces, realmente no he podido imaginarme haciendo nada más, desde que tenía unos siete años. Así que he estado como condenado…
-Tengo una curiosidad. ¿Tenés contrato con Netflix? Tus últimos trabajos fueron para esta plataforma de streaming.
-Sí. Tenemos un acuerdo general allí para hacer películas y series de televisión.
-¿Y cuál ha sido el mayor beneficio de trabajar con Netflix?
-Bueno, comparten gran parte de mi falta de atención en lo que respecta a la presentación y el archivo -sonríe-. Y también, creo que están en una posición única para asumir riesgos con el tamaño de las películas que tengo. Si estoy haciendo una película de 300 millones de dólares, todo el mundo está muy ansioso. Pero si estás haciendo una película en el rango de 50 a 75 millones de dólares, éstas no son personas reacias al riesgo. Entienden eso, tienen que arriesgar poco.
-¿Existe alguna posibilidad de que “Mindhunter” tenga una tercera temporada? Porque quedó sin terminar…
-Sí, es cierto, pero probablemente no. Pero repito, nunca digo nunca porque también es estúpido. Pero sí hemos hablado de ello, hemos hablado sobre lo que se necesitaría, cuántos episodios más para cerrarlo. Y ciertamente, mantenemos un seguimiento de todos los que estuvieron involucrados, no solo porque son valiosos para nosotros, sino también porque están haciendo un trabajo muy interesante y bueno.
– Y pero no, no lo hemos hecho. Quiero decir, no hay planes, jajaja.
Un tipo que propone lo que quiere a Netflix, y Netflix se lo acepta. Así llegó a rodar Mank, centrado en Joseph Mankiewicz, sobre un guion que había escrito su padre, Jack Fincher. Fue cuando le bajaron el pulgar a una tercera temporada de Mindhunter, una de las mejores series de thriller de este siglo.
David Fincher planeaba rodar Mank hace más de veinte años. Una vez terminada la edición de Al filo de la muerte (The Game), con Michael Douglas y Sean Penn, estrenado en 1997, quería que Kevin Spacey (luego protagonista de House of Cards) y Jodie Foster interpretaran a Mankiewicz y a Marion Davies, la actriz que mantuvo una relación sentimental con William Randolph Hearst durante 30 años.
Al final, Gary Oldman y Amanda Seyfried fueron candidatos al Oscar como actor protagónico y actriz de reparto. Y Jack Fincher, el padre de David, murió en 2003 sin poder ver realizado el proyecto.
-¿Y cuál es tu proyecto soñado, que aún no has materializado?
-Quizá soy demasiado mayor para eso, pero realmente no pienso en términos que no sea sobre lo que tengo curiosidad. Pero tenemos Mank, que se caracterizó como un proyecto de ensueño. Para mí, Mank era un guion que siempre quise ver en una película. Pero no creo que me prestara a jugar al Juego del calamar para poder hacerlo, con alguien disparándome con ametralladoras.
Si yo tuviera que correr para conseguir el dinero, probablemente no haría la película. Pero realmente aprecio el hecho de que lo que pensé fue pintoresco y tal vez, extrañamente anacrónico. Fue interesante para mí que los poderes fácticos de Netflix dijeran “Podríamos ver esto, podríamos vernos haciendo esta película”. Y creo que eso es lo que me mantiene.
-¿En Hollywood es eso, acaso, común?
-Y, en Hollywood no se entiende mucho de eso. Gran parte de la gente de Hollywood se trata de personas que encuentran una manera educada de decirte que no están interesados en lo que les proponés. Así que siempre es interesante para mí cuando alguien dice que lo mío suena algo intrigante. ¿Cuánto costaría y cómo lo harías?
Según mi experiencia, abordan el proceso de decidir hacer una película de manera muy similar. Es algo así como decirte “todavía hay cosas que podés hacer”. Una de las cosas con Mindhunter es que era caro. Era muy caro teniendo en cuenta lo que era. Quiero decir, reconstruir el período costó mucho. Esos vehículos cuestan mucho. Nos tomamos quince días para filmar una hora en lugar de hacerlo en ocho o nueve.
Cuando las personas que te dan nueve o diez millones de dólares por episodio para hacer un programa, dicen “Escuchame, a menos que estés dispuesto a hacer algunas concesiones que hagan que esto sea más amplio, vamos a encontrar un financiamiento, pero necesitamos audiencia, realmente no podemos seguir gastando esa cantidad de dinero”. Eso es increíblemente razonable para mí. Y también están los que te dicen “Elegí a mi sobrina o no podremos hacer esta película con vos”. Ese es el tipo de cosas que me dificultan.
En la Argentina los directores considerados como autores escriben sus guiones. Fincher no redactó ninguno de sus largometrajes: sólo coescribió tres cortos, que tampoco dirigió, y hace 20 años.
-Sos un cineasta que ha creado una obra de autor, pero a partir de guiones escritos por otros libretistas, eso me sorprende. ¿Por qué no escribís tus guiones?
-Valoro mi tiempo. Y realmente no me gusta gastarlo… Escribir es un trabajo duro. Es un trabajo duro y solitario. Y no me intriga. Hay escritores realmente buenos. Tengo suerte de conocer a más de dos puñados de ellos. Y entonces prefiero que mi idea sea dirigir, hacer películas con el mejor material que puedo encontrar.
Es un poco como si les preguntara esto a los escritores, o escritores convertidos en directores. ¿Querés dirigirlo o querés a alguien que quizá tenga más experiencia en ello? Pero, ya sabés, cada uno con lo suyo, siento que nunca lo podré hacer. Nunca. No me imagino pasar 40 horas a la semana, 52 semanas al año o 50 semanas al año, trabajando solo.
-Hablando de “El asesino”, ¿intentaste ver cómo se puede mejorar y no caer en los clichés de un filme de acción sobre un asesino obsesivo?
-Um, no sé si realmente evitamos caer en esos clichés. Creo que nosotros usamos esos clichés para que la gente los comprenda. Quiero decir, honestamente, la película es una serie de escenas y en cierto modo lo interesante para mí era la idea de que ya sabemos en la médula cómo será el campo de juego donde desarrollaremos la trama. Pero no estamos reinventando el género ni tratando de poner al personaje de cabeza.
Entonces, hacemos cosas “para que parezca”: si se supone que debemos creer en el mundo de James Bond, hay un jet privado donde quiera que este tipo necesite ir. Y están superando un Aston Martin de un filme otro. A mí me gusta la idea de un tipo que vuela en clase turista porque así es como te mantenés invisible, y te quedás en el Marriott Suites y usás Amazon. Me pareció un poco más divertido, y hasta quizá moderno.
-¿Por qué elegiste a Michael Fassbender para protagonizar “El asesino”? ¿Qué querías explorar con él?
-Bueno, es realmente bueno. Es asombroso. Es como un avatar increíble, empático y reflexivo para la audiencia, pero él también lo es en su vida. Ya sabés, técnica y físicamente. Es increíblemente hábil. Y no sólo porque además de actor es un piloto de carreras. Además, en esta película hay mucho de conducción. El conduce mucho en esta película.
No tiene muchas líneas de diálogo, pero pensé que tiene una cara maravillosa. Le permite al público un tipo de comunicación muy directa con sus ojos. Y, solo estoy pensando en ello, pero ¿quiénes son los actores con los que me gustaría hacer una especie de película muda? Él está en la cima de esa lista.
-Hablando de actores con los que trabajaste, ¿cuánto hace que no se ven o dialogan o se escriben mails o whatsapps con Kevin Spacey?
-No he hablado con Kevin Spacey desde el final de la segunda temporada de House of Cards y no tengo planes de hacerlo.
-¿Qué proyectos estás desarrollando?
-Actualmente estoy desarrollando muchas cosas. Pero probablemente me tomaría una hora explicar cada una, porque hay varios estados conceptuales. Y, además, en este momento específico realmente no tiene sentido hablar de cosas que tal vez nunca lleguen a buen término. Siempre me enojo con estas cosas cuando un periodista de Variety o de The Hollywood Reporter decide anunciar al mundo cuáles son tus intenciones para los próximos dos años de tu vida, y normalmente no lo hacés.
-¿Cuál fue tu posición respecto a la huelga en Hollywood y cuáles creés que serán los resultados en el futuro?
-Eh, estoy súper feliz porque haya terminado la huelga. Sé que mucha gente ha perdido los ahorros de toda su vida, después del Covid, y luego pensamos que solo íbamos a tener dos años y medio de desempleo y resultaron ser tres y medio. Así que estoy muy feliz de que la gente haya regresado al trabajo.
-Volviendo al comienzo, mi última pregunta surge de lo que preguntaba en su momento la revista Cahiers du cinema. ¿Por qué sos cineasta?
-Porque realmente no tengo otras habilidades comercializables. Lamentablemente. Debería haber ido a la universidad. Debería agregar, no sé, algo a lo que recurrir. Debería haber obtenido un título en negocios, pero no lo hice. ¿Y ahora? Bueno, me quedo con esto.