Un encantador Devendra Banhart nos atiende vía zoom a las 20.00 hora española desde su domicilio en Los Ángeles, con la intención de charlar media hora acerca de Flying Wig (Mexican Summer, 23). Un sentido álbum que ha grabado junto a la escocesa Cate Le Bon, que presentará en directo esta misma semana en nuestro país, con fechas confirmadas en Madrid, Valencia y Barcelona el viernes, sábado y domingo respectivamente.
“Sin Cate Le Bon este hubiera sido un álbum súper hippie y súper feliz; y, en realidad, yo no quería eso”
Creo que “Flying Wig” es un disco que desprende mucha nostalgia, entremezclada con una elegancia muy seductora ¿En qué momento personal y profesional estás y cómo te ha influido eso en la elaboración de estas canciones?
Estoy pensando en esa palabra que dijiste, “nostalgia”, y la verdad es que yo no creo que haya nostalgia en este álbum. Tiene más de sentimental, porque yo soy muy sentimental, pero no hay tanta nostalgia. Aunque, de repente, el sonido sí tiene que ver un poquito con unos grupos que yo amo tanto de los ochenta y que Cate (Le Bon, productora del álbum) también ama, como son Crowded House, Talk Talk, The Blue Nile o Prefab Sprout. Pero no es un tema de nostalgia o sentimentalidad, si no que se trataba más de utilizar lo que hay: ya sea un sintetizador o un instrumento muy moderno o una cosa muy muy simple como es una guitarra acústica. Todo para llegar a un lugar que se sienta como la sombra de un sueño. Estábamos tratando de capturar un momento que se sienta como esos espacios Bardo, esos espacios liminales en los que estás entre dormida o estás totalmente despierta. Ese mundo de sombras me parece muy muy interesante. No es el subconsciente, no es lo consciente. Y, tanto personalmente como profesionalmente, no vivo de manera que existan muchas diferencias.
También hay un generoso protagonismo de los sintetizadores y una presencia muy orgánica que acompaña y envuelve todo el disco. Además, es un disco de formas muy limpias, muy pulcras ¿Buscabas ese aspecto para el disco? ¿Qué tipo de disco querías hacer en cuanto a apariencia?
Esa evolución, esa aventura, fue responsabilidad total de Cate Le Bon, que fue quien navegó por ese arco. Le doy todo el crédito del mundo a ella por su manera de orquestar y conducir todas las secciones del álbum y por interpretar lo que yo tenía en mi mente; pero también me voy a dar a mí crédito, porque yo quería hacer un álbum que era como súper Grateful Dead, súper hippie, súper California. Pero yo sabía que, en verdad, no quería hacer eso. Así que la persona perfecta para asegurarme de que no hacía eso tan hippie-California yo sabía que era Cate. Sabía que la interpretación de ella era importante. Sin ella hubiera sido un álbum súper hippie y súper feliz, pero en realidad yo no quería hacer eso (Risas). Había momentos en los que yo lloraba de emoción, porque Cate llegaba muy cerca de lo que yo tenía en mi cabeza. La canción “Sight Seer” quedó exactamente como yo me la imaginaba en mi cabeza, y yo lloraba todos los días, porque es muy raro tener esa relación con una persona que pueda interpretar lo que de verdad tienes en tu mente. Yo me imaginaba el álbum que era como la película “Blade Runner” (Ridley Scott, 82). Me imaginaba a Harrison Ford y, de repente, la cámara para de filmar a Ford y empieza a filmar a un extra, que va a comprar sus vegetales, etc.… te muestra un mundo muy banal en algo tan postapocalíptico como es “Blade Runner”. Es que la vez que quería: un álbum muy hippie y con mucha ternura, pero también quería contar con estas imágenes distópicas, por eso Cate era perfecta. También tenía una imagen que no salía de mi cabeza: la de una persona en un edificio en Dubái, Beijín, Tokio o algún sitio así, como muy futurístico, en el lugar más alto del distrito financiero y a esa persona, en su traje, le acaban de decir que le despiden y está llorando y mirando toda la ciudad por la ventana… pero, al mismo tiempo, está pensando en que le han liberado y se siente libre. Esa es la imagen que yo quería capturar para el álbum. No sé por qué, pero eso es lo tenía en la mente.
“El disco tiene más de sentimental que de nostálgico”
De hecho, la canción “Twin” cuenta con esos arreglos ochenteros, casi de una película de ciencia ficción, y el videoclip sigue esa línea, es muy inquietante, muy al estilo de David Lynch o el propio Ridley Scott.
Cool! Muchas veces, cuando uno está haciendo un álbum, hay colores e imágenes que son parte de la música, de una estética. Y en torno a eso empieza a crecer un mundo. Estás tratando de hacer una especie de universo extensible al propio álbum. Y cada álbum tiene su identidad diferente. El anterior era mucho más rojo y amarillo, y era más flores. Este es más azul, más oscuro, es totalmente diferente. Es algo muy obvio y muy simple, pero también muy misterioso ¿Cómo vas a encontrar lo que te interesa si no buscas y si no tienes curiosidad? La curiosidad tiene un valor enorme como herramienta. Si puedes, hasta esfuérzate en tener curiosidad. Incluso si no tienes ninguna curiosidad, eso debería despertarte curiosidad por saber por qué te pasa eso. Y, si tienes curiosidad, ok, ¡explora esa curiosidad! ¿De dónde vienen las cosas? Me parece muy interesante.
Me gustaría hablar de la forma en la que cantas en “Flying Wig”. Creo que la delicadeza vocal que demuestras en el disco es exquisita y da muchísima calidez a todo el álbum.
Bueno, gracias por oír el álbum lo primero, y por esta conversación que estamos teniendo. Lo que dices significa mucho para mí. La manera en que canto ha cambiado mucho desde que empecé. Cuando yo empecé, era una expresión de dónde estaba mental, espiritual y físicamente: quería ser oído. Y cuando estaba cantando salía tanta energía de mí que no sabía controlarla. Era una manifestación de esa energía, de ese momento, muy salvaje. Y, desde hace tiempo, lo que yo he estado tratando de hacer es cultivar un espacio en el que no tener que gritarle a nadie ni mostrar ninguna agresividad. Ese es mi deseo: poder comunicar, de una manera más delicada, algo honesto. Y de esa honestidad viene nuestro poder, porque no hay ego. Cuando somos muy honestos, eso implica mucho coraje. Es como estar desnudos, y si puedo me desnudo de una manera delicada, todo más suavemente. He trabajado mucho para eso y para poder cantar más suavemente. Y es interesante que estamos hablando de esto, porque me pasó la última vez que fui a España: hubo gente que se sintió decepcionada con mi quietud, porque quieren esa cosa del pasado, más salvaje, intensa y gritando a la gente. Pero yo he trabajado mucho para no hacer eso. Y, si escuchas de verdad, verás que estoy gritando de una manera muy muy diferente, y que estoy más presente que nunca y más desnudo que nunca. En este disco he intentado cantar sintiendo el color azul y desde algún lugar sin filtros. Hay muchos efectos en la música, pero no hay muchos efectos en mi voz. Queríamos que fuese lo más directo posible.
Es un disco de canciones extensas, desarrolladas sin prisa y lo cierto es que escuchando el disco queda la sensación de que se para un poco el tiempo y, mientras suena, no sucede nada más. Es uno de esos discos que vas asimilando poco a poco, pero que luego tienes la sensación de que se quedará contigo para siempre ¿Qué efecto buscabas despertar en el oyente?
¡Vaya cumplido, Raúl! Muchas gracias, no me lo puedo creer, gracias ¿Cuánto te pagaron por decir eso? (Risas). Significa mucho que me digas eso, porque sabíamos que no estábamos haciendo un álbum inmediato. No hay nada inmediato en este álbum, de hecho. Es muy sutil. Crear una atmosfera, un ambiente. Algo que puedes tocar en el fondo, pero a lo que hay que darle un poquito de paciencia. Algo que escasea hoy en día. Y yo soy el peor para eso: en Spotify doy dos segundos a las canciones y pienso “no me gusta”, y paso a otra. Así que estoy pidiendo algo que, hasta para mí, es difícil de hacer. He apostado por un álbum que, si le dedicas tiempo, te llevará a otro estado. Cuando estoy de gira, después de un concierto es tanta energía acumulada que veo un programa que se llama “¿Cómo lo hacen?”, y me relaja porque es algo muy tranquilo. Pues este álbum es algo así, no es como una película muy acelerada y necesita un poquito de paciencia. Es algo que se puede descubrir dependiendo del momento en el que esté la persona.
Ya hemos hablado antes de ella ¿Cómo surgió la posibilidad de que una artista tan peculiar como es Cate Le Bon produjese el disco?
Conozco a Cate desde hace muchos, muchos años, y fui fan antes de conocerla. Siempre había conexiones entre nuestros discos, teníamos amigos y amigas en común, y ella tocó en mi banda hace ya unos años. Hemos estado el uno en la vida del otro durante mucho tiempo y, aunque ella vive en Gales, pasa mucho tiempo en Los Ángeles, y los dos viajamos mucho así que nos encontramos en diferentes lugares. Cuando llegó el momento de escribir y grabar el álbum ella era la única persona a la quería preguntarle, aunque sabía que de primeras ella iba a decir que no, porque está siempre súper ocupada: está haciendo sus discos, empezó a producir más, incluyendo el disco deWilco… Así que estuve rogándole, pidiéndoselo por favor. Al final era una oportunidad también de disfrutar de nuestra amistad, y ella es como una persona de mi familia, al igual que Samur Khouja, el ingeniero de sonido. Nos amamos todos mucho. Sé que nos amamos porque, cuando estábamos grabando, cada uno tenía su cuarto y nos dábamos espacio y nadie se molestaba. Mi forma favorita de estar es “solo-juntos”. Sabemos cómo pasar el tiempo solos juntos. Cate me tocó un poco de su nuevo disco, que acaba de grabar y es, como dices tú, exquisito.
“La curiosidad tiene un valor enorme como herramienta”
¿Qué dirías que hay de inédito en este disco con respecto a todos tus discos previos? ¿Hay algo en ese disco que no estuviera en ninguno de los otros discos de Devendra?
Claro que sí, claro que sí. Tiene un espíritu de colaboración que no han tenido otros discos, y también creo que captura un momento específico en mi vida, algo que compartí con tanta gente, claro, como es la pandemia. También, yo soy budista y eso se vuelve más grande cada día en vi vida, y en este álbum hay mucha influencia de eso. Todo eso lo hace muy diferente de los discos anteriores. También sucede que estoy muy orgulloso de, al menos, dos canciones, “Charger” y “Sight Seer”, y eso es más que en casi todos mis discos previos (Risas). Normalmente no estoy muy orgulloso de nada de lo que hago.
¿No escuchas tus discos una vez que los has acabado? ¿Eres un inconformista a nivel artístico?
Solamente si tengo que recordar las letras. Tampoco es que lo odie, ni piense que es todo terrible. Más que nada es que me da vergüenza algunas veces, en plan “¿qué hice?” Pero bueno, tampoco es la peor cosa del mundo… soy un conformista inconformista, sí.
¿Qué puedes contarme acerca de tu faceta como artista visual? ¿En qué punto crees que conecta la música con el apartado visual?
Bueno, son disciplinas complementarias, que he estado haciendo desde el mismo momento en el que empecé a escribir música. Son diferentes manos del mismo cuerpo y se complementan. Este disco es serio, no es todo súper happy, y cuando me ponía a pintar durante el proceso de grabación, todas mis pinturas salían muy infantiles y primitivas, incluso grotescas, pintando pipís y tetas y cosas así (Risas). Cosas que me hacían reír, porque era como una manera de equilibrar lo serio en que me estaba tomando las letras y la música de este álbum. Se complementan de esa manera. Si pinto cosas muy serias, seguro que mis canciones., de repente, van a ser sobre hacer pipí y cosas así.
¿Hay algún artista con el que te gustaría colaborar especialmente?
Hay personas a las que yo “molesto” con todos mis álbumes. Una de ellas es Lauire Anderson, a la que le he preguntado en mis últimos cuatro discos y nunca puede, aunque es mi amiga. También quiero trabajar siempre conTracy Chapman, Joan Armatrading, Diamanda Galás, Meredith Monk… hay muchísima gente con la que yo siempre he querido trabajar, muchísima ¿Me recomiendas a alguien en España?
¿Conoces a Rodrigo Cuevas? Sería maravilloso que colaborases con él.
No lo conozco ¿me va a encantar? Lo voy a chequear luego (Nota del Autor: podemos ver cómo teclea el nombre en su portátil).
Estarás tocando en España dentro de muy poco ¿En qué formato vendrás? ¿Cómo van a ser esos conciertos? Me gustaría saber cómo crees que han cambiado tus directos con el paso del tiempo.
Voy con todo el grupo. A lo largo de más de veinte años he tocado con muchísima gente, pero este grupo es particularmente especial para mí. He tocado con gente que amo de verdad, y este grupo no es una excepción porque son como de mi familia. Y sigo tocando con el mismo batería con el que llevo más de veinte años, por lo que hay mucha comunicación intrínseca y eso se puede sentir cuando estamos tocando. Realmente nos amamos en este grupo, y cuando termina el show y estamos cansados, y todavía no hemos comido y demás, seguimos haciendo chistes y tocando lo surja, te lo juro, riéndonos… nos amamos muchísimo. Esa energía la llevamos al show, pero no tratamos de controlar esa energía, sino que yo intento colaborar con la energía del público. Mi responsabilidad es llegar al escenario y estar totalmente presente. No puedo controlar lo que va a pasar, cada show es imprevisible. Ahora, con la guerra, en los últimos tres conciertos se podía sentir esa desesperación, ese olor, ese miedo ¡Se podía sentir! Está claro que no tiene que ver con nosotros, pero todo el mundo lleva lo que está pasando en el mundo en su corazón y en su conciencia. Yo no voy para combatir eso, pero sí para abrazar lo que me venga, no lo rechazo. Si me viene una energía agresiva o violenta yo no quiero rechazarla, yo quiero abrazarla. Eso es muy importante. Ese es mi trabajo, y no es divertido todo el tiempo, pero me parece que esa es mi responsabilidad. Eso es porque no sé cantar o tocar la guitarra, así que tengo que hacer otra cosa (Risas).
Próximos conciertos de Devendra Banhart
10 de noviembre | Palacio Municipal de IFEMA | Madrid | Entradas en SeeTickets
11 noviembre | La Rambleta | Valencia | Entradas
12 noviembre | Paral.lel 62 | Barcelona | Entradas en SeeTickets
Escucha ‘Flying Wig’ de Devendra Banhart