Ahora que acaba de estrenarse Nada, la serie que Robert De Niro coprotagoniza con Luis Brandoni, repasaremos sus días de rodaje en nuestro país. Este sábado, después del programa de Mirtha Legrand con la candidata Patricia Bullrich, El Trece emitirá a las 23 el primer episodio de la serie, que está disponible completa en Star+.
Nada es la primera serie en la importante carrera del intérprete, nacido en Manhattan, ya que nunca antes había aceptado participar en una. Su personaje es el que lleva la narración de los cinco capítulos de la serie: su voz aparece en los primeros cuatro, y recién en el quinto y último se ve su presencia en imágenes.
De Niro llegó el sábado 30 de abril, con su novia Tiffany Chen, y con su hija Helen Grace, de 10 años, en un avión privado. Y al día siguiente, en el hotel Four Seasons en el que lo alojó la producción, recién ensayó con los directores, Gastón Duprat y Mariano Cohn. Fue la primera vez que se vieron las caras personalmente, ya que anteriormente -desde hacía dos meses- habían ensayado, pero vía Zoom.
Su personaje habla una mezcla de idiomas: lo hace en inglés, en castellano y hasta en italiano. De Niro pidió explícitamente hacer algunas de sus partes en español, y cuando hablaba con los directores y con su amigo Luis Brandoni, solía hacerlo en italiano.
De Niro se comportó como un profesional con todas las letras, y cero divismo, al punto de que en el set de rodaje se sorprendían de que fuera tan abierto y permisivo cuando por ejemplo debía repetir tomas, algo que a otros actores argentinos de renombre no suele gustarles para nada.
El neoyorquino no vino con gente propia de seguridad, sino que la producción argentina le asignó los agentes de vigilancia que acompañaron al actor de El irlandés y no lo dejaron solo ni un instante. Le gustaba insultar en español, en “argentino”, y preguntaba los significados verdaderos de cada una de las malas palabras.
El día que rodaron en la parrilla Lo de Omar, pequeño restaurante de la zona de Once, en el barrio de Balvanera, se revolucionó la calle Matheu, entre avenida Rivadavia y avenida Hipólito Yrigoyen. En el break del rodaje para almorzar, no se fue, sino que compartió la mesa con parte del equipo técnico y de producción. Y comió lo mismo que ellos: bife de chorizo con varias ensaladas y, de postre, flan con dulce de leche. Tenía debilidad por el bife de chorizo a caballo.
A la parrilla tenían acceso visual los balcones de varios edificios de departamentos de la vereda de enfrente, sobre Matheu. Y algunos propietarios o inquilinos empezaban a cobrar por ver la escena desde arriba. Un allegado al rodaje dice que pedían hasta $5.000…
Aquí hay que hacer una aclaración necesaria para quienes no estén familiarizados con las filmaciones. Como las tomas se repetían muchas veces, por más que el menú elegido por Vincent (el papel de De Niro) era un bife de chorizo a caballo (con huevo frito), se cocinaron 20 bifes distintos, de 900 gramos cada uno. Si De Niro cortaba la carne, y la toma se repetía, había que poner en su plato un bife nuevo. Y así.
Tenía que llegar el día, y llegó
Una parte del equipo de dirección le hizo probar un mate a Robert De Niro -ya era Bob, a secas, para todos- y después de la primera cara de sufrimiento por lo amargo del sabor, al hombre de 78 años, que debió haber pensado que había probado de todo, le terminó gustando. Así que un asistente de De Niro se acercó a un negocio en Palermo, donde adquirió un cargamento de mate y de yerbas.
El miércoles 4 de mayo se rodó una escena en la que Manuel y Vincent llegan al Faena en un Mercedes Benz amarillo, un modelo de los ’80, bien vintage, que es del personaje de Manuel. Pero Manuel no maneja, lo hace Antonia (la joven paraguaya Majo Cabrera), la nueva empleada o asistente de Manuel, que llena el lugar vacío que dejó la muerte del personaje de María Rosa Fugazot. Manuel iba sentado del lado del acompañante, y Vincent, atrás.
Ese auto, en un momento Manuel lo quiere vender, y llama al mejor vendedor de autos usados de la ciudad, que es el personaje de Guillermo Francella.
Todos se morían por tener la foto con Robert De Niro. Pero había una directiva que partió de la producción de nunca, jamás, bajo ningún concepto molestarlo con un pedido. Por eso nadie se acercaba a requerir, suplicar ni mendigar tomarse una selfie con él. Pero el actor le pidió a Luis Brandoni que se acercara a su trailer, porque estaba con dos amigos que habían llegado al rodaje y querían conocerlo y sacarse fotos con el actor de La odisea de los giles. Los amigos eran estadounidenses, pero residen acá, en la Argentina. Y cuando salió del motorhome, Brandoni bromeó con los técnicos “¡El mundo del revés! ¡Robert De Niro me pidió una foto!”.
Como ya contamos, además de probar -y aprobar- el helado de dulce de leche y el mate (amargo), Brandoni le enseñó y explicó algunas señas del juego del truco. Le mostraba los gestos, y De Niro se reía fuerte de las muecas que hacía su amigo al enseñarle las señas.
El actor de El Padrino Parte II y Cabo de miedo no se fue solo con un equipo de mate, varios kilogramos de yerba, aprendidas las señas del truco y algunos significados de palabrotas que quiso saber. Cohn y Duprat le hicieron escuchar a De Niro algunas canciones de Charly García. Y advirtieron que a Robert le gustaban, y en particular No soy un extraño, incluido en Clics modernos. Los directores le regalaron los 56 álbumes originales de Charly, en distintos formatos, la mayoría en CD, algunos en vinilo y otras copias.
El último día de rodaje empezó en pleno microcentro, en la zona de Diagonal Norte y Plaza de Mayo mirando hacia el Obelisco. Habían planificado un corte de 5 cuadras desde la Plaza hasta la Avenida 9 de Julio: directamente no se podía circular por Diagonal Norte.
La elección del día, sábado, fue precisamente por eso, por la menor circulación de gente y tránsito, pero para suplir esas ausencias se contrataron 200 autos de acción falsos para disimular el tránsito atiborrado de la zona en un día de semana laboral. También se contrataron líneas de colectivos y taxis. Se llamaron a 400 extras para que pasaran por ejecutivos caminando en traje, o simplemente transeúntes y gente que circulaba manejando bicicletas.
Y entonces, sí, De Niro pidió él mismo hacer la clásica foto de todo el equipo, e invitó a su hijita, que había ido a visitar el rodaje, a formar parte de la foto.