En el estupendo óleo de Javier Ruiz Pérez que sirve de portada para el nuevo disco de Rodrigo Cuevas se ve una hermosa imagen campestre de cuerpos desnudos, disfrutando de los placeres del sexo y la naturaleza. Es una escena que transmite amor por la vida, por el folclore de su tierra y que contiene una pulsación de libertad que se echa mucho de menos en la música actual que se hace este país.
Cuevas no va de intelectual por la vida, ni sentando cátedra de nada, aunque sí tiene mucho talento y tiene las cosas muy claras: para el artista de Oviedo las raíces culturales deben preservarse como un gran tesoro, pero lo hace pervirtiendo su legado, mezclando estilos de forma desinhibida, sentido del humor, y una pasión contagiosa por narrar historias. En su página web hay una sentencia que me parece reseñable: “El folclore es un ser vivo que se extiende por toda la faz de la tierra, como un micelio, no entiende de barreras físicas ni políticas” Mensaje cristalino.
El ovetense sabe transitar por la música como si fuera un ser mutante, de género fluido, y con un discurso político relativo al cuerpo y su agencia que se agradece, y de qué manera, en esta lucha por derrocar una sociedad patriarcal que se empecina a ser destronada de sus privilegios.
De su colaboración con Refree conocimos de su existencia gracias a Manual De Cortejo (2019), y con Manual De Romería (Aris Música / Sony, 2023) se alía con el puertorriqueño Eduardo Cabra -aka Visitante del dúo Calle 13-, para enhebrar un notable cancionero en donde cruza el pop sintético con la tradición, ya sea esta asturiana como latina. El resultado final es un retablo poliédrico repleto de excelsas texturas y armonías vocales.
El disco se abre con “BYPA” con la colaboración del grupo vocal corso A Filetta que acompañan a Rodrigo Cuevas creando, entre todos, un espacio entre fantasmal y sacramental. Los arreglos electrónicos y los sampleos de Rodrigo Cabra están especialmente conseguidos: en “ROMERÍA” los loops repetitivos se enredan en versos que narran escenas de brujería, festejos y lascivia. Uno de los temas más bonitos es “VALSE” con ecos a Björk y palmas, gritos, y una esbelta línea de charango.
La guitarra acústica y la rítmica al galope son los pilares de “ALLÁ ARRIBITA” en donde hay resonancias a Chabuca Granta y a María Dolores Pradera, mientras que en “DIME RAMO VERDE” nuestro apuesto hombre rapea, sobre base de panderos, duros alegatos en contra del bullying. Una jota cimbreante acompañada a los coros por Beatriz Díaz y el sampleo del canto de José González “El Presi” esculpe “YO NUN SOI MARINERU”, y “MAS ANIMAL” con iLE es un tapiz de estilos asombroso y lleno de luz: “Venga baile, venga fiesta/y hasta que se rompa el suelo/que si rompen los zapatos/pa eso están los zapateros”.
Un trabajo que desborda los límites de cualquier género musical, y que reivindica lo tradicional como arma de futuro.
Escucha Rodrigo Cuevas – Manual De Romería