La historia de The Cramps es de las que hay que contarlas, y eso es lo que hizo Dick Porter en este fantástico, y muy entretenido, libro Viaje Al Centro de los Cramps (Liburuak, 2023) que ahora se edita en su traducción al castellano.
Digo que es una historia digna de contarse porque la banda californiana fueron uno de esos grupos que vivieron al límite, apurando cada segundo de vida, y proyectando unas ganas insaciables de amor al rock. Erick Purkhiser (aka Lux Interior) y Kristy Wallace (aka Poison Ivy) se conocieron bien jovencitos en Sacramento (California) en donde estudiaban Arte. Lo de ellos fue un amor a primera vista: compartían gustos musicales (Charlie Feathers y Elvis los tenían en un pedestal, pero también el rockabilly y el blues, los comics de terror gótico, el látex, los asesinos en serie…
Ellos conformaron un tándem perfecto en el que la máxima del grupo era ser fiel a esa estética y no venderse a los caprichos de la industria del disco. La pareja tenía claro que lo suyo era revivir el rock cavernoso, directo al oyente, y sus conciertos permitían verlos en su versión más salvaje.
Nunca perdieron la fe aún sabiendo que lo suyo no iba a ser fácil. Su música y la estética andrógina no encajaba de buenas a primeras en el Nueva York de los setenta. El CBGB era un hervidero de grupos que actuaban, y entre ellos los Ramones, que fueron de las primeras bandas que apoyaron a Lux y Poison a crear un grupo.
Así es como The Cramps tuvo una primera encarnación con los apoyos rítmicos de Bryan Gregory a la guitarra, y Pam Beckerleg a las baquetas. Muchas versiones de clásicos de rockabilly -algo que hicieron durante toda su carrera- conformaron el setlist de los primeros conciertos del grupo. El mítico Miles Copeland de la disquera I.R.S. era un astuto cazatalentos y los fichó para grabar su primer disco producido por Alex Chilton. Se fueron a Memphis – tierra de su adorado Elvis, qué mejor lugar- y grabaron el mítico Songs The Lord Taught Us (1980). La experiencia con Chilton no fue del todo satisfactoria debido a que el ex The Box Tops estaba pasando por una etapa no especialmente buena y la conexión no llegó a ser la esperada.
La leyenda Cramps se iba forjando a base de más conciertos en los que Lux Interior era el protagonista por su visceralidad en el escenario, al compás de las notas febriles a la guitarra de Poison Ivy. Dick Porter a lo largo del libro da voz a la pareja intercalando las sensaciones en primera persona que vivían en cada momento, y denotan esa pasión que tenían por transitar por el lado salvaje del rock.
Luego llegarían más componentes a la banda: Kid Congo Powers fue de los más destacados, y supo imprimir su carisma con las seis cuerdas. Explica Porter que Jeffrey Lee Pierce -líder de The Gun Club– animó a Kid a que dejara la banda y se uniera a los Cramps ya que era una oportunidad irresistible. Con él en la formación llegarían discos inmensos como Psychodelic Jungle (1981) -que más o menos, coincidiría con el pleito que Lux e Ivy pusieron a I.R.S. por escatimarles los derechos de autor- y el directo Smell Of Female (1983). Luego llevarían ellos mismos el control de su obra, y fueron fichando con discográficas que les aseguran libertad de movimientos.
Este es un notable documento para conocer más a fondo a una banda mítica, que aportaron al rock frescura, descaro, y una inquebrantable independencia. Por siempre ¡vivan los Cramps!
Puedes comprar Viaje Al Centro de lLos Cramps (Liburuak) de Dick Porter en la web de su editorial.