Pese a que se había informado que Woody Allen no iba a venir al Lido de Venecia a acompañar la premiere mundial de Coup de Chance (Golpe de suerte), su nueva película, que fue hoy lunes, el cineasta de 87 años llegó ayer, domingo, con su característico sombrerito y las gafas de lentes gruesos.
No eran auspiciosos los últimos filmes de Allen. Un día lluvioso en Nueva York, con Timothée Chalamet y Selena Gomez, no estaba tan mal, pero Rifkin’s Festival, rodada en el Festival de San Sebastián, era un despropósito, una comedia fallida, un paso realmente en falso del genio de Dos extraños amantes, Manhattan y La rosa púrpura de El Cairo.
¿Es Coup de Chance un regreso a sus mejores momentos como cineasta? Por momentos, sí. Es una comedia de misterio, que le debe mucho a Match Point, con Scarlett Johansson y Jonathan Rhys Meyers, ya que los temas son los mismos: la suerte, el destino y el pecado. Y si como decía Alfred Hitchcock, copiarse a si mismo es estilo, nadie puede culpar a Allen de volver sobre sus pasos.
La respuesta en la primera proyección para la prensa arrancó con aplausos ni bien apareció en pantalla el nombre de Allen en los créditos del comienzo. Y habrá que decir que al final, también, sonaron las aclamaciones.
La protagonista de esta película hablada en francés y rodada con capitales franceses en París y sus alrededores, es Fanny (Lou de Laage, de Las inocentes). Una mañana se cruza con Alain (Niels Schneider, de Sympathie pour le diable), un excompañero de la secundaria. Alain no tarda en contarle que en la escuela la amaba en secreto. Está en París porque está escribiendo un libro, y quedan en volver a encontrarse.
Fanny, que trabaja en una casa de subastas, está casada con Jean (Melvil Poupaud, del bodrio Jeanne du Barry, con Johnny Depp). No se sabe bien cómo se hizo millonario, pero Fanny sabe que su marido “hace más ricos a los ricos”.
¿Fanny está cansada de su esposo? ¿Quiere otra vida? ¿Por qué acepta ir a comer, recibir una rosa y hacer el amor con su excompañero de colegio? ¿Está harta de los celos de Jean, y ve una nueva oportunidad con Alain?
Decíamos que es una comedia de misterio, que incluirá un asesinato -no, no develaremos quién muere-, y es a partir de ese momento cuando el filme empieza a evolucionar. A hacerse más rico, a generar intriga, a ponernos del lado de uno de los personajes centrales del filme.
Vittorio Storaro, el director de fotografía de Apocalypse Now, es el único nombre -además de Letty Aronson, la hermana menor de Woody y productora- de los habituales colaboradores de Allen que aparece en el filme.
Las acusaciones de abuso sexual por parte de su hija Dylan Farrow (dos veces fue exonerado de culpa) han hecho que ningún productor estadounidense quiere financiarle sus proyectos. Coup de Chance es la 50° película de Allen, y probablemente sea la última.
Habla Woody Allen
Camisa celeste, anteojos, auriculares siempre puestos, algo encorvado, Woody Allen se sentó en el estrado de la conferencia de prensa donde estuvo Clarín. Y la ovación cuando entró, algo tembloroso, fue impresionante.
Allen pudo evitar preguntas sobre las acusaciones de abuso sexual formuladas en su contra por su hija Dylan Farrow, en parte porque no todas las preguntas fueron dirigidas a él, sino a los actores que lo acompañaron y a Vittorio Storaro, que habló, quizá, más que Allen. Ni siquiera cuando se habló de “un personaje masculino tóxico” su respuesta fue por otro lado, siempre refiriéndose a su filme, que se proyecta hoy fuera de concurso.
¿Piensa o considera hacer otra película en Nueva York? “Tengo una buena idea para una película ambientada en Nueva York -dijo-, así que si alguien sale de las sombras y me propone producir una película aceptando mis reglas: es decir, que no puede leer el guion, él me da el dinero y con eso es suficiente, si él acepta esta locura entonces haré la película. Si me llamaran para hacer una en Islandia, o tuviera una idea para hacer una película en alemán, lo haría, aunque a veces no conozco tanto de esos países. Fue tan agradable trabajar en Francia que intentaría hacerlo de nuevo si todavía tuviera la oportunidad”.
Lo primero que recordó fue que en sus primeros años “amaba las películas italianas y francesas”, que se sintió “muy cómodo “ filmando en París y con intérpretes en otro idioma, que “siempre tuve mucha suerte, en mi trabajo y con mis amigos y gente bellísima”.
¿Cómo nació la idea de rodar una película en francés? “Había escrito la película pensando en dos estadounidenses que viven en París, pero luego pensé que para mi quincuagésima película me regalaría una película en francés”, dijo. “Cuando era joven las películas que más me influenciaron fueron las francesas, italianas y suecas, al ver esas películas entendí que quería ser director. Todos queríamos ser europeos y hacer cine como ellos. Toda mi vida he intentado hacer películas como ésta, me divertí tanto como si fuera un cineasta europeo. Admiraba mucho a Truffaut, Renoir, Godard, tuve ayuda y aquí está la película”.
Con respecto a la suerte, tema central en el filme, y lo caprichosa que suele ser, aclaró que “He tenido mucha suerte toda mi vida. Tuve dos muy buenos padres, buenos amigos, una maravillosa esposa y dos hijas. En unos meses cumpliré 88 años Y nunca he estado en el hospital. Cuando comencé a hacer películas la gente enfatizaba todos los aspectos positivos de mi trabajo y eran muy generosos, tuve mucha suerte con las películas y obtuve más atención y premios de los que merecía. Al menos hasta hoy, esperemos, hasta esta tarde”, por la proyección oficial del filme.
Por último, una reflexión sobre la muerte: “Poco se puede hacer con la muerte, es una mala historia. No hay una escapatoria. Ni la ciencia, ni la filosofía, ni siquiera la ironía permite una salida. Al final de la película invitamos a no pensar mucho en eso, y estoy convencido de que es lo mejor que se puede hacer”.
Y si Coup de Chance fuera su última película, mejora notablemente las sensaciones que había dejado con Rifkin’s Festival.