Sebastián Arzeno es el protagonista de la película La uruguaya. Sin saber muy bien cómo definirlo, por fin una cara nueva, una gestualidad agradable, fresca, vecinal que recuerda a la espontaneidad de un diario íntimo.
-¿En que publicidad te vimos?
-No sé…
-Sos el que hace de gondolero en el aviso de un chocolate.
-No.
-¿No sos el gondolero…?
-No, no, pero te entiendo porque tengo una cara muy común, o una cara que todos creen haber visto alguna vez.
-De a ratos me hacés a acordar a Peretti.
-Me lo han dicho.
-Más que de a ratos, de perfil…
-Ah, bueno, muchos gracias…
Con el mismo título, La uruguaya es la adaptación de una exitosa novela de Pedro Mairal, donde Arzeno, el protagonista, hace de Lucas Pereyra. Es la segunda película de Ana García Blaya. La anterior, una verdadera joyita del cine nacional, se llama Las buenas intenciones. Y allí también trabaja Arzeno.
A García Blaya la eligieron para que la novela de Mairal (muy masculina en su versión literaria) tuviera una mirada distinta, algo más femenina en su puesta cinematográfica.
Trata sobre un escritor casado que viaja a Montevideo para cobrar el dinero por su próxima novela y evitar así el cepo cambiario. La escapada será tambien la excusa ideal para encontrarse con Magalí Guerra, una admiradora veinte años menor que él.
Cómo se hizo
A simple vista parece una película más, pero la trastienda, el “cómo se hizo” seguramente merezca un futuro documental: La uruguaya fue íntegramente financiada por la Comunidad Orsai, a cargo del escritor Hernán Casciari, autor de ¡Más respeto, que soy tu madre!, blog que se hizo famoso al ser adaptado por Antonio Gasalla para teatro.
A través de bonos con un valor de 100 dólares -que se agotaron en menos de tres meses- Orsai Audiovisuales creó una aplicación en donde los 1.961 socios eligieron a los protagonistas (Fiorella Bottaioli y Sebastián Arzeno) y pudieron espiar las reuniones de todas las áreas (arte, guion, finanzas, fotografía, etcétera).
El sistema ideado por Casciari y compañía permitió que los socios participaran de encuestas y además intervinieran en la toma de decisiones. Por ejemplo, Fiorella es hija de dos socios productores que habían invertido en La uruguaya sin saber que ella terminaría siendo protagonista, tras un casting con otras 320 actrices uruguayas. La comunidad de Orsai votó en la app y la chica fue elegida con más del 60% de los sufragios.
Al respecto, la revista especializada Variety dijo que La uruguaya llevó el “crowdfunding”, la financiación colectiva, a “un nuevo nivel” de producción.
Esta mañana Sebastián está cansado y se le nota en unas ojeras que cuelgan como hamacas paraguayas. “Son días difíciles, dormir viene siendo complicado…”, dice por la instancia promocional de La uruguaya, una nueva filmación en marcha y un hijo de dos años.
-¿Cómo se siente el estreno de una película que protagonizás?
-Un poco nervioso, aunque ya hace un año que damos vueltas con la peli por festivales y nos hemos expuesto a funciones multitudinarias, siempre rebasando de gente, producto de lo que genera el fenómeno Orsai. Así que fueron decantando los nervios pese a que ahora llega el estreno oficial…
-¿Es tu primera exposición grande?
-Y… sí, como protagonista sí, tengo otras con el mismo rol, pero en películas que todavía no se estrenaron.
-¿Cómo llegás hasta acá?
-Hace diez años que me dedico a la actuación. Soy bastante joven en la materia. Mi origen está en el cine, pero siendo foquista, asistente de cámara. Nací en Mar del Plata y vine a estudiar a la Capital. Quería actuar y sin embargo empecé a trabajar como técnico cinematográfico, algo que todavía continúo haciendo.
-Raro lo tuyo…
-Fue raro pasar de un lugar a otro. Miraba cien por ciento todo lo que hacían los actores. Ponía la mirada en ellos. Un día empecé con castings y papeles pequeños, sin decir que venía del mundo del cine. Hice Aventurera (2014), que ganó en Mar del Plata, dirigida por Leonardo D’Antoni. Ahí empecé a actuar…
-Algunos te tenemos de “Las buenas intenciones”…
-Bueno, esa película es una delicia total. La siguen proyectando y es impresionante como por hache o por bé ese padre, el padre de la peli, provoca tanta identificación. Ana viajó muchísimo con la película.
-“La uruguaya” está basada en un libro que estuvo bastante de moda…
-Exacto, la película está basada en la novela y las decisiones que se tomaron para llevarla a cabo fueron colectivas. Se votó la pareja protagónica. Hubo como mil personas para cada personaje y fuimos pasando etapas hasta que quedamos seleccionados Fiorella (Bottaioli) y yo.
Casciari hizo votar si la película debía estrenarse en cines o plataformas, y ganó cines. Cuando entramos a la lectura del guion, de repente había mil personas participando por Zoom. Fue como un Gran hermano del cine.
-¿Vivís de la actuación o hacés otra cosa?
-En este momento, sí. Y si hago otra cosa es como operador de cámara.
-¿Qué creés que gusta de vos?
-Me da un poco de vergüenza decirlo… Dicen que soy bastante natural, que no estoy corrompido con la repetición de cosas. Supongo que debe ser porque no hice tanto. Humildemente lo digo, que por favor se entienda. O de haber llegado de otro mundo, de otra parte del set.
-¿Entonces vos no sos el de la góndola?
-Todo el mundo tiene un amigo muy parecido a mí.
-¿Qué actor te llama la atención?
-Argentino, Leo Sbaraglia. Sus últimos trabajos son espectaculares y diferentes. Estamos asistiendo a la evolución de un gran actor que se renueva. También miro a Rodrigo de la Serna, Lorena Vega, Luis Machín…
-¿La novela es igual a la película?
-Es una respuesta cinematográfica a la novela. No es tal cual. Tiene una mirada más feminista, aunque la novela es feminista porque lo destrozan a Lucas, mi personaje.
-¿Por qué cosa te gustaría que te conozcan?
-Me gustaría que digan: este pibe hace papeles diferentes y le creo siempre. No ambiciono más que vivir de la actuación.
¿Es difícil?
-Estuve en Santa Evita con un papel muy lindo, y por ahí la plata no fue significativa. Tengo una hija de dos años y medio, mi mujer labura sin parar. Este viernes terminó una película que se llama La Quinta, y la dirige Silvina Schnicer. Van saliendo cosas…
-¿Se toma un riesgo al elegir dos caras nuevas para “La uruguaya”?
-Es la mano de Ana. Yo decía: ni en pedo voy a quedar. Hubo cuatro etapas de casting y ellos unieron las parejas por Zoom, según el feeling. Cuando nos vimos las caras con Fiorella, fue como si nos conociéramos de toda la vida.
POS