The Gift sorprenden en su décimo disco. La banda portuguesa da un interesante giro a su carrera en Coral, un álbum distinto a todo lo que han hecho hasta ahora. Una obra que se aleja de los estándares del pop electrónico de sus últimas referencias y le da protagonismo a la voz, a un coro clásico de 48 elementos que se funde con la inconfundible Sónia Tavares y una electrónica a veces cruda e intensa, a veces sutil.
Lejos de las habituales guitarras, batería y bajo, nos adentraremos en un trabajo solemne centrado en la polifonía y los arreglos orquestales o sintéticos. Doce nuevas piezas compuestas y producidas por el teclista de la banda Nuno Gonçalves, junto a Sónia Tavares a los que se han sumado un buen número de invitados, de Bernat Vivancos, Bronquio o Ed is Dead, a Bogdan Raczynski (Björk).
Lo presentan por primera vez en nuestro país el próximo sábado 5 de agosto dentro de la programación de Festival Internacional de Verano de El Escorial (FIVE) (entradas). Hablamos con Nuno Gonçalves del proceso creativo del disco, de ese cambio de rumbo y de los próximos planes de The Gift.
«Ha sido un disco bastante colaborativo, nos interesaba beber de varios estilos, distintas influencias y distintas cabezas»
Cambio radical, ¿cuál ha sido la motivación para dar ese vuelco a vuestro sonido?
Como grupo somos muy impulsivos y hacemos algunas cosas de manera impulsiva. Durante la pandemia estaba viendo un concierto de música clásica, de música coral en la Casa da Música de Oporto, que tiene una programación muy interesante. Era una obra de John Cage, que tiene mucho de percusión y tal, pero también tiene obras corales muy diferentes a lo habitual. Ahí hubo algún clic que me hizo pensar que ese universo podría encajar en la música de The Gift y decidimos explorarlo en nuestro trabajo. Hace unos años también me impactó el inicio de la película ‘La Gran Belleza’ de Sorrentino, con esa coral, ese sonido que tanto me gusta. Ahí empezó todo. Se lo propuse a mis compañeros; hacer un disco así, donde la música, armonía y melodía, sería toda hecha por coral. Sin piano, bajo, guitarra, batería… que toda la música estuviera hecha por una coral apoyada por arreglos electrónicos que contrastaran ese universo más clásico. Una aventura grande y larga, de año y medio, pero una aventura más en la vida de The Gift.
Son cosas que van sumando.
Sí y la verdad, estamos muy contentos del resultado, a pesar del trabajo tan grande que ha sido, como digo de año y medio. Buscando arreglos, viendo cómo encajábamos la voz de Sónia con la instrumentación electrónica. Tuvimos mucho prueba/error, pero al final creo que todo salió bien.
Habrá sido también importante el papel de los colaboradores del disco, que os han ayudado a conseguir ese sonido. Me parece valiente salir de ese pop electrónico para adentraros en unos aires tan clásicos.
Nosotros empezamos a trabajar solos, haciendo arreglos para tres o cuatro canciones, pero tuvimos una gran ayuda de algunos compositores, como Bernat Vivancos, que es catalán, toda una institución de música coral y uno de los discípulos de Arvo Pärt. Tuvimos también al compositor portugués Pedro Marques, a la violinista de Casa da Música de Oporto que nos hizo otro arreglos. Fue juntar un universo más clásico por un lado e intentar que sonara a coral, más que a un disco más de The Gift. Esa fue la clave para que fuera tan distinto de los demás.
También colabora en el disco uno de los productores más de moda en nuestro país, Bronquio.
Sí, Bronquio produjo gran parte de los temas aquí con nosotros, en Portugal. Lo conocimos en 2019 cuando hizo una remezcla para una de nuestras canciones. Nos gustó el trabajo y nada, hace un par de años estaba tocando con nosotros en un festival en Galicia y le hablé de este proyecto. Le interesó encargarse de la parte electrónica del mismo, y trabajamos largos meses con él aquí, cuatro o cinco sesiones de 10-15 días cada una, también intercambiamos música online… su papel es muy importante en el disco. En la parte electrónica también están el productor madrileño Ed is Dead y Bogdan Raczynski, conocido por trabajar con Björk y que nos ha hecho unos cuantos beats. Ha sido un disco bastante colaborativo, nos interesaba beber de varios estilos, distintas influencias y distintas cabezas.
La mezcla sorprende, a mí en ocasiones me ha recordado también a Dead Can Dance.
Sí, porque también tiene un toque muy solemne y muy clásico. Hay siempre una tensión en el disco que me gusta. Las letras son muy profundas, y puede haber algo de ellos. No lo había pensado, pero si lo dices es una buena señal. Nos encantan.
Hablando de las letras. Estamos ante el disco con más canciones en portugués de vuestra carrera.
Es la primera vez que es así. Nos interesaba que en un disco basado en arreglos corales, que la palabra tuviera más protagonismo y tenía que ser en portugués. Al principio temimos que íbamos a encontrarnos con algún problema, porque fuimos a grabar el coro a Austria y pensamos que sería difícil para ellos cantar en portugués. Allí aprendimos que la música coral no tiene lengua, tiene fonética. Ellos pueden cantar en ruso, en alemán, italino, español o lo que sea. Fue una parte muy divertida, porque Sónia les enviaba notas de audio con la pronunciación y ellos lo escribían como lo escuchaban. En vez de escribir la palabra tal cuál, escribían su pronunciación fonética con o, a ,u… Eso fue curioso. Tenía todo un toque latino, de latín antiguo. Me gustó que le daba al disco cierto aire operístico. Al ver que ellos podían cantar en cualquier idioma nos centramos más en el portugués y solo dejamos dos canciones en inglés en el disco. Era importante cantar en nuestro idioma porque es mucho más sentido para nosotros.
¿Qué desafíos os habéis encontrado para trasladar esas canciones tan complejas al directo?
Pues curiosamente ha sido uno de los discos más fáciles de trasponer, sobre todo porque la música estaba toda escrita ya. La música es un lenguaje universal y cualquiera que sepa leerla, puede tocarla. Es interesante porque hace que el disco sea más portátil que los demás, podemos tocar en algunos festivales y usar coros locales. En El Escorial actuaremos con el coro que suele tocar con nosotros, pero mi idea es que este disco se pueda acompañar como digo con coros de diferentes sitios. Ahora lo tocaremos en las Azores y usaremos un coro local, en Madeira igual… me gusta mucho la idea de juntarnos con gente del sitio y que cante con nosotros. En ese sentido es más fácil, a pesar de las dificultades de actuar con un coro de 20 personas, es mucho trabajo, muchos arreglos. Estos días tocamos en un monasterio en Portugal, será el concierto número 30 de esta gira de Coral y está siendo un éxito. Salas agotadas y a la gente le gusta mucho, es un espectáculo que está muy bien conseguido. Tuvimos mucha lucha haciendo el disco, pero fue sencillo trasladarlo al directo.
Entiendo que la interpretación del disco necesita de un emplazamiento adecuado para poder disfrutarlo.
Teatros y auditorios en esta primera etapa. El próximo año en Portugal vamos a hacer un «Coral histórico» en el que tocaremos en castillos, monasterios, plazas clásicas del país… La música tiene que tener su entorno, sería difícil tocar estas canciones en un festival de verano, aunque este año vimos a Björk tocando en Coachella con orquesta, así que depende del riesgo que puedan asumir los programadores. Me lo puedo imaginar en un festival tipo Sònar, por ejemplo, ya que ciertas canciones tienen un lado electrónico muy crudo que podría ser interesante.
Mejor sin duda en este tipo de recintos que comentas en lugar de en festivales de verano, donde cada uno está a lo suyo y difícilmente respetaría una propuesta así.
Sí, es verdad. A no ser que sea un festival muy específico. Esta semana hemos tocado en uno, pero de música clásica.
¿Y en estos conciertos adaptáis algunas de vuestras canciones más populares a este nuevo formato?
En este espectáculo tocamos el disco Coral íntegro. Explicamos las canciones, una a una, cómo las hicimos, lo que queríamos conseguir con ellas, alguna que otra anécdota… Así contrasta con esa solemnidad y que sea todo tan frío de tocarlo tal cual y nada más. Así tenemos un lado de charla entre canciones y resulta más ligero.
¿Ves Coral como un paréntesis en la carrera de The Gift o como el inicio de una nueva etapa?
En este momento hacemos dos tipos de conciertos. Tocamos The Gift el sábado pasado en una plaza con 15.000 personas, en nuestro formato habitual: fiesta. Pero el día después nos vestimos con el traje clásico para interpretar Coral. Me gusta esa bipolaridad sana (risas). No sé si es un paréntesis, o sí quizá lo sea pero no sé lo largo que va a ser. Me gustó mucho hacer este disco. El proceso fue duro, pero nos está dando muchas alegrías. Puede ser que repitamos, ya veremos.
¿Tenéis previsto volver a España aparte de vuestro concierto en El Escorial?
Queremos volver a España y tocarlo muchas veces. Hemos tenido unos años más centrados en Portugal por nuestra vida personal, que no queríamos viajar tanto, queríamos estar más tranquilos y con otras prioridades, pero de nuevo nos apetece retomar alguno de esos caminos que hemos ido haciendo durante muchos años. Creo que hay público para The Gift aún y nos siguen preguntando. Estamos al lado, así que sí. Espero que en 2024 podamos presentarlo allí porque el disco tiene su poder, pero donde se entiende todo es viéndolo en directo.
Escucha ‘Coral’ de The Gift